Debo dejar de pensar en tu nombre cada vez que describo algo que me gusta, o me preguntan a quien quiero, a quien extraño. 

Debo dejar de buscar cuánta compatibilidad existe entre nosotros al ver la página de los horóscopos, porque tu fecha de cumpleaños siempre quedará con la mía, desde que me gustaste, desde el primer beso, desde la primer promesa de amor eterno que nos habíamos hecho. 

Debo dejar de ver tus fotos, haciéndome daño una y otra vez, recordando infinidad de veces el momento que ahí está capturado, al igual que mi mente se encuentra presa de tu voz, de tu sonrisa, de cada una de las caricias que has dejado marcadas en mi cuerpo, que ahora solo son un bache en el tiempo, de aquellos que jamás verás tapados, de aquellos que hacen mucho daño. 

Debo dejar de revisar tus fotos en redes sociales, y suponer que algún día podré bloquearte, pero sé, y me conozco tan bien, que no duraría mucho tiempo ese bloqueo, porque a pesar de sufrir por ti día y noche, la preocupación porque tu sonrisa no desaparezca es enorme.

Debo dejar de fingir que estoy bien cuando estoy viviendo una agonía en mi interior, estoy cansado de fingir que escucho atento todos los consejos para superarte, porque solamente me arrojan al vacío asegurando que se me ha pasado la dosis, que tanto amor no existe en realidad o que una persona no puede poseer mi felicidad, no entienden como me siento sin ti, porque simplemente no entienden cómo me sentí contigo. 

Debo dejar de culparme por esta separación, porque a pesar de que antes tuvimos tantas discusiones lo habíamos arreglado, festejábamos cada reconciliación como un reencuentro maravilloso, no sé en qué momento tiraste la toalla y tomaste la decisión de no volver a mi lado, o de rechazarme un abrazo. 

Debo dejar los vicios, como el cigarro, que poco a poco acaba con mi voz, con mi respiración, pero a la vez me ayuda cada noche a desaparecer tu rostro de mi mente, cada vez que te imagino estando a mi lado, suspirando ambos de la misma esencia, molestando uno al otro cuando tenía una noche de insomnio, o abrazados para protegernos del mal día que estábamos dejando atrás.

Me pregunto cuándo es que te has alejado tanto de mí, cómo lo has logrado, a quién has visitado, o con quién has hablado. Dame la receta y las porciones adecuadas para conseguir terminar con este sufrimiento, para poder dejar de hacer una lista infinita de actividades contigo entrometida, porque me ha quedado claro, que debo dejarte. 

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS