Yo quería ser una reina para ti, la más bella de todas las flores, que me tubieras en un altar lleno de estrellas, y me pusieras la luna de corona y el sol como galones.

Que me vieras guapa aún con errores, que te llenará de orgullo estar a mi lado, ser contigo sexy, dulce y suavona, todo lo que siempre hubieras deseado.

Que tu mirada me quemara la piel de tanto deseo, y que solo con tocarte deshacer tu mundo entero.

Que bebas el agua de mi cuerpo hasta crear todo un desierto y que del oasis que quede en mi ombligo, proclames y construyas tu templo.

Ser tu diosa más salvaje y alocada, y que de mis piernas hagas tú religión, que tus oraciones recitadas en mi oído sean dulces piropos y me eleven para sentirme deseada, que besar mis pecas sea tu bendición.

Y si esto así no ocurre no puedo caer ni tropezar con tu error, que mi belleza está por encima del que no quiere ver, que detrás de la piel y los huesos…

… Hay un corazón.

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