Lo peor es ir caminando a ciegas, hablo de la oscuridad absoluta. Sentir que nada tiene sentido, ni la vida misma. Y te preguntas una y otra vez porque estás tan solo, porque hay tanta gente a tu alrededor y aun sientes frío. Te vuelves a preguntar qué es eso que te hace tanta falta, te cuestionas que es lo que haz hecho mal, porque en el fondo sabes que lo necesitas, que debería estar ahí en el centro de tu pecho. Te das cuenta que de alguna forma nunca lo has sentido antes; no lo extrañaste nunca antes porque no lo conoces, no sabes su nombre, si tiene color, forma u olor. Caminas, buscas por todos lados, lo buscas en el arte, en la voz de ese cantante de blues que tanto te gusta. Lo buscas en las fotos que le tomas a los arboles cuando sales a pasear o en el cielo cuando no puedes hacer nada más que ver las nubes moverse en su mar celeste.

Así mismo, se va pasando la vida, ya no tienes 18 ahora tienes 22 y por cuatro años caminaste y tomaste manos que no te llenaron, por el contrario solo hicieron que echaras en falta aun más ESO que nunca haz tenido pero que quieres con tantas ancias. Caes en la rutina y todo eso que te encantaba deja de carecer importancia y cada día te fundes más y más en el mar de gente.

Pero un día, algo pasa, un día cualquiera, justo ese, ese que menos te lo esperabas… la ves parada frente a ti. Va caminando contra la corriente, mirándote a los ojos, y de a poco sientes calidez, te empapas de esa cembriaguez que te empieza a consumir poco a poco y la sigues. Te guías por su aroma a primavera, por los colores que salen de ella y ya no hay más gris. Un día, la alcanzas, tomas su mano, besas sus labios y algo se quiebra en tu interior. La crisálida se ha roto y por fin sales de ella, lo más importante es lo que sientes.

Las sensaciones te abruman y solo puedes llorar, y agradecerle a la vida por ese momento de completa felicidad en la que sus palabras, su calor te llenan y te hace sentir más vivo que nunca.

Por fin todo encaja, ya no eres el observador…. Te conviertes en arte y brillas; brillas porque hay amor, te enamoras y la oscuridad ya no existe, se extingue, ya no estás ciego. Ahora ves con una hermosa claridad todo a tu alrededor, la pasión vuelve a ti y todo lo que haces, lo que tocas, lo que sientes se convierte en la mayor obra de arte de tu vida.

Es la vida convirtiéndose en arte, en ti como arte, en ti como amante, como hombre… como una galaxia llena de sueños que titilan.

Respiras y ya no hay que buscar más, ahora la tienes tomada de tu mano, sonriéndote, mirándote con amor, envolviendote en su amor y ya no estás solo. La tienes a ella y eso es todo, ahora entiendes que la espera valió la pena y que antes de ella… nada de lo que tuviste con otras chicas podía llamarse amor.

Es así como sucede. Te enamoras y eres verdaderamente feliz y desde ese momento es todo lo que importa, porque antes de ella, el amor no era amor y tú… no eras.

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