EN EL AMOR COMO EN LA ADVERSIDAD

EN EL AMOR COMO EN LA ADVERSIDAD

Jessie Mcnely

16/06/2020

Sonreíamos, danzábamos,

¡Oh, felicidad depurada!

era nuestra vida,

más, sin control,

fuimos cediendo poco a poco,

igual que las rotas agujas de un viejo reloj,

Pronto todo se irá,

y cuando eso se acabe,

nos mudaremos del país.

nos iremos a otra parte,

un lugar lejano,

apartado, cohibido en matices de gris,

sin colores vivos, nada del otro mundo,

simultáneos,

enfrentados con la única realidad que nos atañe,

con un sendero a recorrer,

la tierra bajo nuestros pies,

el cielo sobre nuestras cabezas,

el camino hacia el frente,

y las veredas que se ensanchan,

oprimiendo las distancias,

hasta los muros,

las paredes de granito, cemento,

sin verdor, sin agrestes extensiones,

porque nada importará.

Será nuestra vida,

el aliento del alma,

la simpleza del corazón errante.

Y la melancólica canción que ha muerto,

la dulce melodía que nos atrapaba

nos envolvía,

hoy nos sumerge en el silencio,

un constante suplicio que sofoca.

Esa es nuestra lógica,

nuestra verdad,

sin ayuda de ningún tipo,

sin confusiones,

ni alardes,

solo los moribundos atardeceres,

la escasa elocuencia de los días,

el vaticinio del momento,

la esperanza que se ha perdido,

y los besos que se han amarrado al vacío,

al horizonte,

a un horizonte negro, sin calma, despiadado.

Entonces ella interrumpió mis palabras,

un feroz grito,

que se alzó en la banalidad de mis sentidos.

¡Basta! ¡Detente!

Deja de hablar de los malos intereses,

de la mortandad de los sueños,

del aliento deliberado,

que se ahoga entre las espinas,

los sonidos abruptos que silencian la fe,

y los cansinos corazones que se mecen en el olvido,

¿Por qué habrías de murmurar con cenizas de agonía?

Como si la muerte viniera por nosotros,

acaso, ¿ya te has rendido?

¿has bajado los brazos y has esperado al sombrío verdugo?

¿Los has hecho impaciente para que todo de una vez acabe?

¿Qué clase de arrojo evidencias ante mí?

¡No es valor! ¡Es cobardía!

la vil serpiente que apuñala por la espalda,

y por eso te abandonas,

te destruyes a ti mismo,

te arrojas al pozo para nunca más salir.

¡Basta de toda esta marginalidad que nos envenena!

Tus declaraciones me aplastan,

hieren de vergüenza mis sienes,

y la sangre corre a raudales,

No me atropelles con tus miedos,

déjame ayudarte,

permíteme ser tu amante,

de día y durante la noche,

deja que mi amor te abrace,

te arrope en el invierno,

y sacie tu sed en verano,

Pero no maltrates ni riñas con el romance,

no debilites su morada,

tampoco eches abajo los pilares que lo sostienen,

es nuestro hogar,

es el oasis de nuestro tiempo,

la pasión cuyo deleite,

siempre nos ha cobijado.

¡No asesines nuestro mundo!

¿Adónde iremos?

Lo es todo para nosotros,

¿no lo es para ti?

Mi amor no muere,

no lo hará entretanto tú,

estés conmigo.

Aquí en el sencillo recodo,

en el íntimo secreto,

solos somos tú y yo,

¿Puedes sentirlo?

mimado, a escondidas, en susurros,

justo al frente,

y allí, a tu derecha,

ahora a tu izquierda,

es nuestra luz,

una alborada,

el nacer de la oportunidad,

donde tú y yo nos conocimos,

aquella primera vez,

donde nos juramos amarnos,

¿Lo oyes?

Ven aquí, junto a mí,

arrodíllate y olvídate de todo,

solo escucha mis palabras,

deja de ver hacia cualquier lado,

¡Y solo veme!

Veme por favor,

Eso es, aquí, junto a mí,

y ahora,

inclina tu cabeza,

¿puedes escucharlos?

Sí… yo sé que sí,

también lo hago, ¿sabes por qué?

están dentro de mí

y en este punto, sobria y viva,

puedo decírtelo, sin temor a nada,

espero un hijo tuyo.

Jessie Mcnely / 2020

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