La ciudad de la bella, una ciudad revestida por el naranja de sus altos y picudos edificios, y del verde en los pastos que la rodean en sus parques.
Es allí, en aquella ciudad de gran desarrollo, en Donde dos familias, los Smith, y los De la Garza sostienen profunda enemistad a causa de antiguas deudas del pasado. Son en realidad enemigos a muerte, por lo cual se ve estorbado el furtivo amor entre los dos jovencillos de cada familia. Ana Belén Smith Ocampo, Y José Julián De la Garza Campusano, pues a causa de la rivalidad existente entre estas dos familias los dos muchachos no tienen más alternativas que verse orillados a buscarse entre previos muy lejanos
DIA SIGUIENTE
Lanzando la copa de merlot contra la pared de la sala de estar, en profunda ira que como fiera indolente e indomable se lo carcomía en su interior— ¡Maldito chiquillo hijo de su!….
Chilla el señor Smith, un hombre de estatura alta, tés trigueños, cabello negro, tan negro como un hoyo en el espacio
—Está loco si piensa que yo voy a pasar así por alto la tremenda osadía que tuvo, al atreverse a meterse hasta aquí a mis previos y, robarse a mi hija…A mi hija—Piensa pesaroso, pero tratando de que tal tristeza no se notara y por lo cual a como diera lugar la busca ocultar debajo de aquella careta de dureza y honorabilidad que al parecer lo caracteriza—Mi hija, Ana Belén es mi más preciado tesoro, y nadie…Nadie, se atreve a venir a tomarlo y mucho menos llevársela sin mi consentimiento, el que lo hace…¡Lo paga con la muerte!…¡LA MUERTE!—Vocea y se pasa con brusquedad la mano por sus ojos para retirar alguna de las lágrimas que juguetonas y traviesas sin aguardar más por sus mejillas cual divertidos resbaladeros, se dieron lugar y ruedan.
EN ALGÙN LUGAR DE LA BELLA
Los jóvenes por su parte, en aquella zona boscosa no dejan de reír y contemplar maravillosos paisajes mientras se hace de sus cuerpos, pues el joven De la Garza, sostiene a su amada recostándola a su pecho mientras la rodea con sus manos por el vientre. Claro, no se esperan lo que ha de venirles, pues por sorpresa y de la nada les llega una emboscada de hombres que los acorralan a ambos y ahí se arma la guerra
2 HORAS MÀS TARDE…
Suena el teléfono— ¿Si?… ¿Bueno?—Responde el Señor Smith, y al instante no demora en ver quebrado todo su orgullo como finas copas de cristal al encontrarse con el suelo. Su cuerpo se desquebraja y sin quien lo detenga, en compañía de lágrimas se desploma en el sofá
Luego, apenas se recupera, y cuando medio siente que puede moverse, su única acción fue dirigirse hacia aquella ventana en frente suyo, a través de la cual puedo contemplar los carros que se aparcaron al frente de su casa y del cual se bajaron un grupo de policías para arrestarlo, y en el otro….
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