CAPITULOS I Y II
Capitulo I Encuentro
Hace muchos años, en la antigua Inglaterra por los años 1709, en un lugar muy desolado y de pequeños pueblos, en un lugar muy retirado de las personas, en una enorme mansión vivía un hombre joven, misterioso, triste, solitario y deprimido que ya hacia todas las noches tocando el piano para la luna tratando de derramar una lagrima.
El hombre vivía en una época muy decadente, un pobre soñador que al igual que todos soñaba con la perfección de la inmortalidad; ya se hacia con su esperanza en las manos listo para derrocharla. Una noche obscura triste y desolada el joven hombre tocaba tan deprimidamente el piano a su hermosa luna, cuando se escucho una hermosa voz que provenía del balcón, una voz tan suave que penetraba hasta las entrañas dándole una paz y tranquilidad.
-¡Tu! ¿Triste hombre que haces aquí tan solo tocando esas hermosas notas?
Aquel hombre fijo su mirada hacia fuera del balcón donde los enormes arboles llenaban el suelo de obscuridad total intentando vagamente de mirar a través de las sombras abundantes, pero por mas que intentaba no veía nada.
-¿Esa voz de donde ha venido? Será mejor que me tranquilice; solo mi imaginación tan vaga.
La mañana siguiente el hombre salió a dar sus largas caminatas por los frondosos bosques de su alrededor, el hombre camino tanto pensando en esa voz que lo acompaño la noche anterior, trataba de comprenderla pero por mas que pensaba llegaba a conclusiones tan erróneas. Caminando por horas perdió la noción del tiempo por el obscuro bosque ya se hallaba a aquel joven hombre.
-¿Dónde estoy, no conocía esta zona del bosque? ¿En que parte estaré? Tener que recordar el camino a obscuras será imposible, solo me acompaña un pequeño destello de luz de mi hermosa luna.
Aquel hombre ya se hacia sentado bajo el pequeño rayo de luz de luna rodeado completamente de una tenebrosa oscuridad, sin temor de las sombras empezó hablar con la luna con una voz titubeante pero con un sentimiento inigualable.
-¡Mi amada y hermosa luna puedes escucharme! Estoy plenamente perdido mi amada, pero con un pequeña mirada tuya atreves de las sombras me siento tan aliviado de mis dolores de mi tragedia, de mi deprimida vida, ¿que aria sin ti? .Suspiro aquel hombre
En ese momento el pequeño rayo de luz se empezó a difuminar entre las sombras hasta que desapareció.
-No me abandones bellas dama no me quites la vista me perderé de nuevo por favor ¿puedes escucharme? ¡No me dejes de nuevo!
Aquel hombre ya hacia devastado por su compleja soledad y oscuridad, cuando de entre las sombras se alcanzaba a percibir una pequeña criatura.
-¡Padre! ¿Donde estas? ¡Tengo frio ayúdame por favor! Ven por mi quiero ir a casa.
Aquel hombre trato de ver si era real aquello que miraba y escuchaba con dificultad, tratando de comprobar, o si era solo un juego que le regalaba aquel tétrico bosque. Camino entre los enorme arboles, entre un suave y frio aire, al estar frente a esa persona se dio cuanta de que era una niña pequeña con un hermoso vestido blanco y temblando de frio la pequeña niña observo aquel hombre con una mirada tan profunda y llena de inocencia.
-¿Podría usted ayudarme señor? Estoy perdida mi padre… mi padre me a abandonado, tengo frio y estoy muy cansada de caminar.
La hermosa niña se desvaneció entre los brazos de aquel hombre. Rápidamente se quito su abrigo y se lo puso a la pequeña, la cargo y empezó a caminar entre la oscuridad, mientras caminaba los arboles susurraban cosas, el hombre no podía creer lo que había ocurrido, aquella niña fue un regalo de su hermosa luna, un rayo de luna convertido en una hermosa niña. El hombre la miraba y desvaría con su obsesión a la luna, creyendo que ere la hermosa creación de la luna.
El amanecer había llegado; el hombre agotado llego a su residencia donde rápidamente los mayordomos y sirvientas preocupados por el, lo fuero a socorrer ayudándole a caminar, y cargar a la hermosa criatura.
-¡La niña! Muere de frio atiéndanla como mi invitada de honor.
La asistencia domestica corrieron a atender a la criatura, mientras aquel hombre se desvanecía de cansancio. Lo llevaron a su recamara donde pudo descansar, mientras dormía soñaba con la pequeña, en un teatro enamorados y con sus almas desprendidas.
Cuando despertó, lo primero que vio fue un rayo de luz de luna entre el balcón dando directamente al piano, el hombre sonrió y dijo:
-Yo se que extrañaste tus canciones amada mía, es momento de hacerte feliz con mi música.
Totalmente descansado, se levanto de su cama se puso su vestuario mas elegante y comenzó a tocar el piano con mayor fascinación, extasiado de sus hermosas notas y sin ningún pensamiento, solo con la imagen de su hermosa amada en mente, contemplaba a la ves trataba de recordar lo que había sucedido en la noche anterior; Tocando fervientemente y concentrado mirando atreves de los ventanales observando el bello resplandor las faldas de su bella amada se escucho una voz tan sutil:
-Que hermoso tocas ese instrumento.
Rápidamente el hombre miro el balcón y recordó la vos de la otra noche, miro hacia un lado de los libreros y ahí estaba la pequeña, se detuvieron las manos de aquel hombre y miro fijamente a la pequeña, le miro y su vestido era el mismo pero aun mas hermoso que cuando la encontró.
-Tu… tu vestido, esta muy limpio.
-Tus trabajadores me hicieron el favor de lavarlo, ¿te gusta? ¿Verdad que es hermoso? Me lo regalo mi madre antes de que ella… Me gusta mucho mi vestido no lo cambiara por nada.
-Si realmente es un vestido precioso… y dime pequeña niña donde vives ¿Quien es tu padre? Les diré a mis sirvientes que te lleven a tu casa.
-Mi padre no lo recuerdo, realmente no recuerdo mucho lo que sucedió solo se que mi padre me dejo en ese bosque y me dijo que regresaría pero realmente no se cuanto tiempo estuve allí sola… y con esas voces.
-¿Voces? ¿A que te refieres con eso?
-Por las noches entre los arboles hablan de mi se burlaban de mi, nunca me decían como salir de ese lugar tan horrible.
-¿Por las noches? Has estado mucho tiempo en ese lugar, lo que no entiendo es como sobreviviste solo y sin alimentos; pero ya tendrás tiempo de contarme mas. Es hora de que comas algo y yo te acompañare esta noche tu eres la invitada de honor en esta humilde casa.
Salieron de la habitación y la pequeña niña le tomo la mano, en ese momento aquel hombre sintió un calidez y una paz en su interior; la niña tenia algo muy especial que el no podía comprender aun, era como una hermosa canción escrita por los dioses y ya hacían en sus manos de aquel hombre.
-¡Tu casa muy grande! Podría perderme en este lugar, y ya no quiero volver a estar sola de nuevo. ¿No me abandonaras verdad?
-Jamás te aria algo así mi pequeña niña.
Cuando llegaron al comedor la servidumbre de aquel hombre los esperaban para cenar, mientras cenaba la pequeña, el hombre la miraba tratando de saber por que sentía eso cada vez que la miraba, el no podía comprender ese afecto que tenia; aquel hombre se enfadaba con sus sentimientos erróneos de una pequeña niña, el tenia que hacer algo de inmediato para remediar sus sentimiento hacia una niña indefensa.
-¿Dime pequeña… cual es tu nombre?
-En el bosque me llamaban Lilith, y realmente no se mi nombre no recuerdo nada antes de llegar a ese extraño lugar.
-Lilith, es un nombre muy extraño para una pequeña niña.
-¿Y cual es su nombre mi señor?
-¿Mi nombre? A veces ya ni lo recuero.
En eso un mayordomo se paro firmes y con una gran voz dijo:
-El mi… pequeña madame Lilith el es… Lord Krhavenz Brecht amo y dueño de todo lo que ve y pisa, dueño de la mansión Brecht, poeta y uno de los mas grandes compositores de toda Inglaterra además de…
-¡Suficiente! Se pueden retirar todos quiero charlar con mi pequeña invitada.
Todos se retiraron, Lord Krhavenz ya hacia con una copa de vino mirando a la pequeña niña Lilith desquiciado por saber mas de esa misteriosa niña, el creí y aseguraba que ella era un regalo de su amada luna, pero no podía asegurar a menos que averiguara el origen de su esa pequeña.
-¿Podría quedarme a vivir contigo? Este lugar es muy cálido y lleno de gente así no me sentiría sola.
-Podrás quedarte hasta que encuentre a tu padre, ese será el trato. Y si no lo encuentro te enviare a un orfanato donde estarás rodeado de niños como tu.
-¿Un orfanato?
-¿No sabes que es un orfanato verdad? Te diré que es un lugar donde van niños como tu, que no tienen padres ni un lugar a donde ir.
-¡Pero yo si tengo donde ir!… aquí contigo, no quiero ir a un orfanato.
-No puedes quedarte aquí; no puedo cuidarte, la ley no me permite tenerte de esta manara a menos que realmente seas huérfana, tal ves te este buscando tu padre o algún otro familiar… mañana por la mañana iremos al pueblo a preguntar quien eres y donde esta tu familia y la ley del pueblo decidirá si eres bien recibida y esto no es discutible termina tu cena para que puedas descansar.
Lord Krhavenz regreso a su habitación, se postro sobre el balcón y exclamo.
-¿Es esto un regalo tuyo amada mía? ¿Puedes escucharme?
La mañana siguiente Lord Krhavenz y Lilith fuero al pueblo, y llego con un sujeto llamado Roald Brahms quien era uno de los jueces del pueblo.
-Señor Roald
– Lord Krhavenz que sorpresa verle en el pueblo, en que le puedo ayudar mi Lord
-Tengo una pequeña niña de Nombre Lilith, que encontré vagando por el bosque hace 2 noches y necesito saber quien es realmente y quien es su familia, ella estaba perdida y no recuerda nada de su vida quería ver si alguien del pueblo la reconoce.
-Claro mi Lord, are una asamblea esta tarde para encontrar los padres irresponsables y castigarles por dejar a una pequeña criatura en el bosque,
-No, castigarles no, solo encuentre a los padres o familiares.
-Mi Lord sabe como son la reglas en este pueblo serán castigados.
-Señor Roald… si no se encuentran sus padres o familiares, ¿Que pasara con la pequeña?
-Mi Lord será enviada a un orfanato y ahí será comprada por algún extraño, para ser esclava o trabajar de… usted sabe… mi Lord
Esa misma tarde se llevo acabo la asamblea en el pueblo pidiendo participar todos los habitantes para reconocer los padres de Lilith, ya que Lord Krhavenz era un hombre muy aclamado Inglaterra, al caer la noche nadie reclamo por ella todo fue un fracaso.
-¿Ahora que pasara conmigo Krhavenz?
-Iras al orfanato y en ese lugar…
-¿En ese lugar que?
-En ese lugar te adoptara alguien alguna familia para que vivas bien.
-Pero yo quiero regresar contigo, por favor no me dejes no quiero estar sola de nuevo.
-¡No lo estarás!
-Yo no quiero, quiero ir contigo por favor quiero volver a escucharte tocar ese hermoso instrumento por favor. La pequeña niña derramaba lágrimas con un brillo asombro.
-Lo lamento pero yo no puedo cuidarte.
Lord Krhavenz dio media vuelta y subió a su carruaje, mientras Lilith gritaba y lloraba, Krhavenz miro por última vez aquella bella niña llena de vida, y uno des sus mayordomos exclamo:
-¿Quiere que regrese mi Lord?
-… continua…
Krhavenz llego a su hogar y entro a su habitación directo a su piano, donde empezó a tocar vacíamente, la luna esa noche no se mostro para el, quedo estremecido por lo que le había echo al regalo de la luna, no volvió a mirar la luna en días, el se preguntaba si la luna estaba enojada por haber quietado a Lilith de su vida, cerro las puertas del balcón y toco el piano lo mas triste por largo tiempo.
Perdido en su habitación arto de aquel instrumento; en sus pensamientos y sus malas notas musicales Lord Krhavenz ya hacia en el piso pensando sin dormir, la servidumbre preocupada llamaban por su nombre a su puerta pero el solo los ahuyentaba. Krhavenz pensó que todo lo que sentía, ese dolor que sentía más profundo era por dejar solo aquella niña inocente se sentía culpable, dispuesto a recuperarla a darle el amor que tanto sentía por ella y por su amada luna pero aun con pocas fuerzas intentando levantarse totalmente perdido esa misma noche ocurrió algo, que el jamás podría a ver imaginado una visita que lo condenaría a sus noches de perdición y soledad absoluta.
-Te ves terrible Lord Krhavenz
-¿Quien eres? Largo de aquí
– Lord Krhavenz has sufrido tanto, estas… tan deprimido siempre has sido una persona llena de olvido y dolor Krhavenz, desde niño te he observado, tu estas a unos paso de morir por tristeza, lo cual me recuerda lo débiles y estúpidos que son los humanos. Pero me has llenado con tu buena música Krhavenz y debes seguir con bellas melodías.
Krhavenz en su mente pensaba que ya estaba totalmente loco, no quería hacer caso a las voces en su habitación creí que solo se trataba de su locura, el que le hablaba de esa manera pero a la ves sabia que no estaba loco. Krhavenz se puso de pie y dijo:
-Quien eres tú para venir hasta mí y exigirme que siga con mi decadencia al tocar ese maldito piano maldito.
Entre las cortinas y el piano se asomaba una sombra enorme y robusta, la cual de ella emanaba un extraño aroma, y un espeso humo de los pies, se movía con rapidez, y su voz era muy aterradora pero a Krhavenz ya nada le perturbaba.
-¿Qué quien soy? Esa pregunta es para ti Krhavenz, no sabes ni cuanto tiempo llevas aquí encerrado, has de creer que un par de semanas; pero no te has mirado ni en un espejo, Krhavenz el tiempo pasa sobre todo, nada lo detiene, nada lo interrumpe ni lo perturba ya han pasado 10 años desde tu encierro pero no vine para pronosticarte el tiempo; yo solo te diré que te puedo dar privilegios y quitarlos, claro hoy viene a regalarte uno.
-¡Dime tu nombre! Y que es lo que quieres de mí.
Con una enorme y aterradora voz que sacudía lo más silencioso de la habitación entre la oscuridad y los pequeños rayos de luz que se asomaban exclamo:
-Yo soy tu muerte Krhavenz… ¡y hoy tendrás… el privilegio de morir!
Capitulo II La agonía
-¡No! no puedes hacerme esto, ahora que lo he comprendido todo no puedes llevarme no lo permitiré.
Una risa estremecedora recorrió toda la habitación, Krhavenz salió de la habitación, y se percato que no había más que polvo y una mansión tan sola, Krhavenz se arrodillo y se golpeaba en la cabeza tratando sacar esa aterradora voz.
-¡Lagarta! Déjame tranquilo… tengo que salir de este lugar infernal, tengo que… tengo que… encontrar a… Lilith.
Krhavenz al salir de su prisión en la que ya se encontraba sin fuerzas, al salir de ella se percato de que la mansión donde solía estar llena de ambiente colores, y un cálido calor, se había convertido en un lugar tétrico, sin color lleno de polvo silencio y un frio aterrador, camino por los pasillo que a penas si los reconocía ya hacia tiempo que no caminaba por su prestigiada mansión. Al seguir por las habitaciones llenas de tristeza y oscuridad encontró el viejo cuarto de sus padres, Krhavenz se arrodillo y pidió con una suave voz y con unas palabras fervientemente tristes.
-¿Por qué me dejaron caer hasta el infinito de las sombras padres?
Recordando lo feliz que solía ser cuando niño. Su padre sr. Lord Vannshe Brecht III, siempre fue un hombre muy duro de carácter y un hombre dedicado a ser las cosas perfectamente bien, obligo a Krhavenz desde niño de la edad de 7 años a estudiar música y ser el mejor de toda Europa, su padre siempre ocupado pero al tanto de los estudios de Krhavenz, muy pocas veces armonizo con su hijo, cuando Krhavenz era tan salo un pequeño de 5 años su padre le contaba historias antes de dormir, en cambio su madre Metteyd Lesirght, derramaba amor sobre Krhavenz, una mujer hermosa llena de vida y bondad, sus padres murieron cuando el tenia 14 años, de una extraña enfermedad que les dio al viajar por Europa, a costa de eso sus padres no vieron a Krhavenz desde los 10 años por temor a contagiarle, pero a través de las paredes sus padres hablaban con el y le decían que tenia que ser la persona más humilde alegre, pero a la ves con un carácter fuerte y siempre ser el mejor en todo. Una mañana a dos días del cumpleaños de Krhavenz el 24 de marzo, al terminar sus deberes corrió hacia la pared donde solía hablar con sus padres, llego corriendo con una hoja que había escrito para los regalos de su cumpleaños la deslizo por un hueco de la pared y se retiro. En la noche que siempre su madre le contaba los cuentos a través de los muros Krhavenz noto que sus padres no le hablaban, corrió hacia la habitación donde ya se encontraba sus padres y ya hacían los dos acostados sin vida sostenido sus manos y con la carta de Krhavenz en el pecho de la madre, Krhavenz se paralizo y comenzó su soledad en ese momento. La carta que ya hacia en el pecho de la madre decía…
Queridos padres en mí cumpleaños no deseo nada de regalos y obsequios extravagantes solo deseo con todo mi corazón que su enfermedad sane…
-Recuerdo tanto tu amor madre… tu cariño y esas historias de hadas que me contaban antes de ir a la cama, los recuerda tan perfecto que hacen que mi corazón pida a gritos regresar a mi soledad y quedarme mas tiempo en la sombras.
-Eres tan sentimental humano… ahora si quieres regresar a las sombras yo puedo otorgarte ese placer; pero siempre que tengas una vaga chispa de luz en tu corazón no podre hacer nada por ti.
-Ya te he dicho que te largues de mi mente aléjate de mi no quiero y no merezco morir aun por mi… traición hacia una pequeña niña inocente que me pido ayuda y yo se la negué aun no tengo ese privilegio de morir aun… no.
Krhavenz levanto la mirada hacia el retrato de sus padres que ya hacia un enorme cuadro pinto al fondo de su habitación, lo miro y con una mirada llena de rabia volvió agachar su mirada triste.
-Tengo que salir de aquí tengo que hallar a Lilith y disculparme por mi estúpida insolencia, ¿Cómo estará? ¿Cuánto tiempo habrá sufrido? Quizá ya ni me reconozca.
-Con ese aspecto de mendigo ni yo pude reconocerte Krhavenz te ayudare a encontrar a esa mujer y cuando tu corazón se halla calmado vendrás conmigo ese será el trato.
-¡Tu! ¿Ayudarme? ¿Por que quieres regocijarte con mi alma?
-Tu música Krhavenz… tu música, ahora andando arréglate esos arrapos y esas barbas que hacen que sea un mendigo cualquiera.
Krhavenz tomo una ducha mientras su mente solo pensaba en un solo nombre y persona Lilith, ahora que Krhavenz estaba un poco mas cuerdo no podía creer el haberle echo tanto sufrimiento a una pobre niña que lo necesitaba, el aria todo lo posible para que ella lo perdonara y así poder morir tranquilo y servirle al mejor música a su muerte.
-¡Ya es hora! Tengo que ir por ella. Dijo Krhavenz
-Donde buscar a esa criatura. Dijo la muerte con su voz escalofriante
-Tendré que ir al pueblo a preguntar a mis conocidos, quizá ellos sepan donde estará la pequeña Lilith
-Tal vez, por el momento estarás solo cuando me necesites solo derrama un poco de sangre con esta daga y vendré.
La muerte le entrego a Krhavenz una daga que parecía formada de hueso humano con un filo aterrador, la daga emanaba de ella una especie de humo negro tan suave que se entrelazaba en lo dedos de Krhavenz.
Krhavenz salió en busca del pueblo, cuando llego noto que el pueblo estaba totalmente lleno de decadencia se respiraba un olor tan putrefacto que Krhavenz tuvo que cubrirse la boca con su bufanda, la gente ya hacia en la calle muerta sin que nadie la reclamara, solo las enormes casa de los burgueses emanaban luz, los niños corrían y juegan entre las fosas comunes, una especie de niebla de peste envolvía a todo el pueblo.
-¿Qué demonios paso aquí? ¿Qué sucedió con el acogedor pueblo de Marrnyn?
Entre la niebla se asomo un hombre extraño con aspecto de malevolencia camino hacia el caballo de Krhavenz y con una voz tan silenciosa le dijo:
-Se ve que no eres de aquí, yo te diré que paso viajero…
De pronto un grito de entre los callejones salió disparado, era una mujer que gritaba por ayuda.
-¡Ayuda por favor, ayuda!
Krhavenz cabalgo hacia el callejón y ya hacia un hombre golpeando y tratando de robar a la indefensa mujer tan joven.
-Déjala sucio ganapán.
-¿Quién demonios eres? Respondió el ladrón
De repente se escucho por todo el callejón con una voz tan aterradora.
-yo soy… Lord Krhavenz Brecht y te ordeno que la sueltes.
El sujeto no podía creer que saliera una voz aterradora de todos lados del callejón y al mirar a Krhavenz también observo que parecía un demonio con su gigante corcel negro que emanaba sangre de su hocico, y Krhavenz pareciera que lo envolvía una especie de humo negro y solo resaltaba su mirada que pareciera que tenia dos enormes antorchas de ojos y una aterradora sonrisa que salían dientes afilados de ella.
-¿¡Ho que demonios eres tu!? ¡Aléjate de mi aléjate! Haaaa…
-Eso es lo que soy UN DEMONIO… ¡AHORA LARGATE!
El sujeto aventó con tal brutalidad a la pobre joven que su cuello y callo directo a una caja de madera que ya hacia rota, su frágil cuello callo en un trozo de madre penetrando y desangrándose en segundos. Krhavenz observo como moría lentamente la pequeña joven mientras el hombre corría por los callejones.
-¡NO! Pagaras con tu vida la muerte de esta inocente joven. Grito Krhavenz con su aterradora voz.
Krhavenz empezó la búsqueda con su enorme corcel negro, el hombre corría entre los callejones del gran pueblo de Marrnyn, hasta que el hombre llego a uno sin salida.
Krhavenz cabalgo lentamente recitando unas palabras antes de asesinarlo.
–Tendrás el privilegio de morir bajo mi daga de la muerte, y cuando llegues a sus pies el te ara sufrir…
-¡No por favor, tengo familia, tengo hijos!
En ese momento Krhavenz lo tomo por el brazo levantándolo
-¡No te arrodilles ante mi cobarde!
Una vez de pie el sujeto; Krhavenz tomo la daga que le había otorgado la muerte, clavándola en el cuello y saliendo por la parte superior de su cráneo del sujeto aterrorizado, y así privarle de su vida; recitando Krhavenz:
-¡Muere!
Cuando el hombre se desvanecía, unos sonidos de la daga salían aterradoramente, muchos gritos y lamento se escucharon de la daga de hueso que recorrían por todo el callejón mientras mas al fondo de los gritos y lamentos se escuchaba tenuemente una orquesta sinfónica. Krhavenz observaba y escuchaba como su último respiro salía del cuerpo, como sus ojos se apagaban lentamente de aquel hombre, como moría con agonía.
-¿Que demonios he hecho? ¿En que me he convertido?
A la vez Krhavenz sabia que se merecía eso y mas aquel hombre por a ver privado de su vida a una indefensa joven. Krhavenz regreso con la joven que ya se encontraba sin vida se arrodillo ante ella con un gran dolor en el corazón, pensó que quizá ella era la mujer que andaba buscando, pero al observarla sabia que ella no era; en eso la voz de aquel viejo misterioso y con aspecto tétrico regreso y le dijo:
-Se ve que andas en busca del amor de tu vida viajero.
-¡Tu que sabes de mi viejo!
-se noto en la mirada que le has dado a la pobre joven.
-¿Ahora dime que demonios paso aquí?
-¿de verdad quieres saberlos viajero?… te diré que es lo que paso aquí…
Hace 9 años la luna enfureció con este pueblo, algo o alguien hizo que la luna nos mandara todo su odio, una noche la luna desapareció dando total obscuridad por donde quiera que mirabas, solo la luz de nuestro pueblo nos dejaba observar mas allá, cuando venias al pueblo no podías observar los caminos que ya hacían en tus pies, solo el resplandor del pueblo hacia que fueras por buen camino, pero la luna se enfado aun mas; al no darle importancia a su enojo mandándonos una abrumadora y espesa niebla, que hacia que la luz del pueblo ya no se reflejara mas a través de la obscuridad, la gente aun no se daba cuanta de lo mal que la pasábamos, la luna enfureció aun mas mandando pestes al pueblo, enfermedades que jamás se habían visto en estos lugares, lo que hace que la gente se auto mutile o se quiten la vida misma; pero eso no es nada hay una mujer que convierte en locos a todos los hombres que la miran, haciendo que maten a sus esposas tratando inútilmente de conquistar el corazón de esa hermosa mujer. Esa mujer vive en lo mas alto del pueblo, nadie quien la pueda tocar y nadie que realmente la ame. Un día una mujer muy extraña piso el pueblo y les grito a todos los pobladores que les había traído esperanza a todo el pueblo, ella dijo que había puesto una rosa de color azul en lo mas alto de la montaña de Marrnyn que otorgaba la inmortalidad y una vida llena de felicidad aquel que la alcanzara a tocar, haciendo de este pueblo aun mas decadente con sus falsas esperanza ya que sus innumerables espinas envenenadas lo hacen imposible, los primeros hombres que intentaron alcanzar con una armadura, pero al agotarse y estar acalorados se quitaban sus pesadas armaduras muriendo en el intento. Al hombre que posea la rosa traerá paz y felicidad de nuevo a este pueblo haciendo sonreír de nuevo a la luna y perdonarnos por fin.
En el pueblo solo se habla de frio, enfermedad, cansancio, hambruna y falsas esperanzas hasta que llegue aquel que pueda coger la rosa dándole inmortalidad y paz de nuevo al pueblo, pero tu no lo eres extraño, cuando pasen los días desearas no haber venido a este lugar…
-¡Tu historia es realmente un cuento de hadas viejo!
-No lo es, ¿viajero ahora dime que haces en este pueblo?
-Vengo a buscar a una persona quizá puedas ayudarme a encontrarla el es el juez de el pueblo el es Roald Brahms, ¿lo conoces?
-Claro que lo conozco el esta siempre esta sentado el final de estas calles de bajo de una enorme estatua de un ángel allí le encontraras viajero.
Krhavenz comenzó a cabalgar hacia el final de las calles, mirando a su alrededor lugares tan desagradables, miraba como la gente peleaba por comida en las calles, miraba como los niño estaban perdidos entre la niebla sin poder encontrar a sus padres, miro los asaltos, las golpizas, pero habiendo mucho caos el no pudo hacer nada para resolver el problema de los demás.
-¡Este lugar es hermoso! ¿No lo crees? Decía la voz en su cabeza.
-Este lugar es tan horrible, espero que Lilith se encuentre bien, en un lugar muy cálido y rodeado de personas como siempre le gustaba.
-Tu crees todo Krhavenz… debes estar a las expectativas de que ella ya este muerta.
-¡Jamás! Siento algo dentro de mi corazón que me dice que aun esta con vida.
-Eso es lo que tú crees…
-¡Lárgate! Dijiste que yo te llamaría, derramando una gota de mi sangre
-Yo no soy tu muerte Krhavenz… yo soy tu…
-¿Que? Que juego es este ahora…
-Yo soy tu otro yo Krhavenz todos tienen uno, pero no todos pueden hablar como yo así que siéntete privilegiado de tenerme a tu lado.
-¡Basta cállate!
Krhavenz pasaba por su mente que ya estaba totalmente loco, su tiempo en la mansión lo había convertido en una demente que ya no sabia con quien hablaba, mientras que su pecho se llenaba mucho mas de dudas y nerviosismo por verle a su hermosa niña Lilith, y decirlo lo mucho que sentía no verla socorrido cuando ella lo pedía a gritos disculparse por su terrible decisión y que lo perdonara.
Krhavenz se acercaba cada vez más al final de la calle donde encontraría a Roald Brahms, esperaba que el le pudiera dar respuestas de donde podría encontrar a Lilith, y si aun estaba con vida.
-Hemos llegado, hay esta el ángel, el debe estar en algún lugar de este sitio
Krhavenz comenzó a buscar y llamar por su nombre, pero entre la niebla no se podía ver mucho, comenzó a caminar entre las columnas que ya hacían en ese lugar y se preguntaba que extraño lugar era donde se encontraba el señor Roald Brahms.
-Creo que no encontraremos nada en este lugar. Dijo la otra voz
-Calla, deberías ayudar en ves de fastidiar.
-¡No! Lo digo en serio
-¿A que te refieres?
-Krhavenz este lugar es un cementerio solo mira a tu alrededor
-¿Qué? No es posible que ese maldito viejo nos allá mentido… maldigo a ese anciano regresemos y hay que preguntarle de una manera que saque la verdad.
-¡Estoy contigo torturémosle! Dijo la otra voz.
-No creo que el viejo tenia la razón ya se hace aquí Roald Brahms
-¿Donde que no le veo, por que no puedo verle? Decía la otra voz con desesperación.
-¡No puedes verle por que ya esta muerto! El ángel que decía aquí anciano es su tumba de Roald Brahms… ahora que voy hacer jamás encontrare a Lilith.
-No te apures quizá ya este muerta busquemos su tumba ya que estamos aquí. Decía la otra voz haciendo enfadar a Krhavenz
-Ya cállate maldita voz, lárgate de aquí déjame tranquilo, quiero que desaparezcas por complete. Mientras Lord Krhavenz se golpeaba con fuerza la cabeza tratando de sacar esa voz que solo lo alteraba aun más.
-Ahora que voy hacer, amada mía, mi hermosa luna si tan solo estuvieras aquí podrías guiarme como siempre solías hacerlo. Te necesito más que nunca. Lord Krhavenz se arrodillo frente a la tumba de Roald Brahms sin esperanzas solo opto por golpear el suelo con sus manos tratando de que alguien o algo lo guiara.
-¡No te sientas perdido! Una hermosa voz salió de entre la niebla directo a Krhavenz.
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