ABUELA

Es la hora de la despedida y su caricia, volátilmente todo se traduce a eso a una calma instante de purificación en donde nada es todo y desde la cama alma se desprende un brillo en los ojos de la ventana interna que conduce a esa gracia divina.

Es preciosa la fragancia de colonia de vieja en los cajones que se mezclan con estampitas de santos que son tantos como uno por día, esa viejita de arrugas perfectas son huellas de surcos que se expresan en donde recorremos ese recuerdo cursi que parece banal pero son profundas sensaciones de alivio a la hora de poner los yuyos en remojo para santiguar cada acción renovadora.

Los bolsillos llenos de eucaliptus son papeles que se desintegran como firmas en documentos de herencias que ya no se leen por el desgaste de la tinta berreta y ahora solo el aroma es capaz de obtener esa información necesaria, como la llave de esa Ford T que con su medallita metálica de la virgen de los milagros golpea contra la chapa y se siente otro aroma a cachila que solo el que tuvo la experiencia de rutear en ella sabe.

Han pasado minutos de compartir la tarta de manzana que salió del horno en una asadera recontra quemada negra de tanto fuego y se toma ese té compacto espeso de tanto verde acumulado de tanta selección de otros yuyos que con visión extrema se distingue en el campo fértil y debajo de la anacahuita se puede llegar al acceso total de regresiones y proyecciones múltiples como constelaciones familiares de criolla esencia.

En la habitación vacía un cristo con el corazón abierto genera empatía o miedo según quien lo mire, con su marco ovalo queda ahí en un rincón tirado como diciendo siempre estuve aquí con la misma intención usado por los dogmas por los registros religiosos tergiversados por curas que son solo curas y maestros que son maestros cristianos sin religión ni referentes autoproclamados.

Ahora la imagen habita en la nave y emana una cierta concepción de respeto a los que están antes y a los que vendarán, ojo de pez que aletea en consonancia con un pez volador y que conecta todas esas ramas de aprendizaje para sumergirse y volar para crecer y aprender a crecer animase y decidirse a sumar con el dolor de un sufrimiento alegre y atravesando paradigmas ese cristo de corazón abierto es la caricia de la abuela y su voz simple eres un gran compañero.

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