Desde este lado del mostrador hoy veo desde lejos y desde muy abajo las botellas ordenadas lustrosas en su altar de bebidas espirituosas, esas noches de infancia madura, haciendo guardia afuera, escuchando las conversaciones de grandes en pupitres preparados para soportar tanta melancolía encuadrada en años difíciles en donde la pandemia de este turno se minimiza.
Sin comerla ni beberla estaba ahí siendo parte de la aplastante realidad del afecto postrado en la entidad que en el silencio iba tomando de rehenes a muchas familias, épocas de un bar cada una cuadra, espacios destinados al acto vómito para adentro con psicobarmans de la ebriedad destructiva.
Barométricas llenas de tanta frustración acumulada, estas letras son las que limpian el fondo del residuo del tacho con elegancia sanadora, esos cordones desatados, de la calle de veredas grises en donde las bicicletas se apoyan con el pedal de la derecha, sale, la puerta de vidrios pecosos de miles de moscas también borrachas, las marcas de whiskies berretas, sirva otra, otra vuelta, la caña grappa 7328 de la semana 6326 del pedo 9632, en los años de la desolación prematura, sale, se tropieza casi se cae, se cae se hace uno con el asfalto, se para sin sentir nada, me arrimo a acompañar y de vuelta la bicicleta destartalada se vuelve a caer y así sucesivamente.
Esa bohemia pacifica misteriosa de la adicción obvia del no decir, del viaje hacia los confines en retroexcavadoras que se llevan todo puesto, esos mil gatos peleándose por salir y en tobogán de lata van con sus uñas soltando todo el ácido subyacente, sale, busca el siguiente paso para toparse con la pared estomacal, retrocede, avanza y en esa humanidad rota como mil pedacitos de puzle, duerme, es un suicidio más.
Otro día amanece fresco como una lechuga, la vida da otra chance, si es la oportunidad 23287 la vida mega generosa dice adelante, las alpargatas nuevas todo rueda nuevamente, prolijidad honestidad y buena persona, la entidad de a poco va ingresando el día transcurre hasta la primera copa, es solo eso la primera copa y las dos de la tarde ya se hizo la tardecita.
En cero como cero un instante se produce el milagro exorcista de la decisión, una purificación dolorosa se abre, un paso al ritmo equilibrista de la cuerda floja, ahora con red, con coraje, con agilidad, ese bar ya no es la solución, ahora la acción heroica se produce, renace el estado intermedio entre el hombre y dios, es el héroe que hay en mí, ahora me espero en el día de la sobriedad, me hago cargo solo por hoy.
OPINIONES Y COMENTARIOS