A: Enrique Banchs
Clavado en las profundidades de un océano
La clepsidra sucesiva de mi ayer mide constante
El Líbano de mí ahora.
Y las aguas reflejan el rostro que yace perdido
A través de los siglos cambiando su ignominia
(Pero que es el mió)
Bajo el cielo gris de los ocasos.
Ocioso he ultrajado los yelmos indómitos de la
Valentía y solo he conseguido ser juzgado por
La espada métrica del olvido que el tiempo
Convertirá en mártir y repetirá sin fabulas
Ni odios.
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