SATURNO

“el origen de las marcas”

Ibeth Díaz

El 21 de julio del 2021, le levante mi cuerpo de una cómoda cama con un frio colchón de agua que entumeció mis pies, corrí directo al baño, mi orina quería salir de esa bolsa transparente que la envuelve, pero para mí mala suerte había alguien en él, toque tantas veces y una voz chillona me respondió, era mi hermanito menor, insistente le suplique que saliera rápido y tardándose unos minutos más ¡Salió!, por fin, aproveche y me metí a la ducha y para colmo el agua caliente se había terminado, mi día no pudo haber empezado peor.

La escuela me estaba esperando, bueno, no la escuela ¡mis amigas! estacione mi coche, tome mi mochila de color negro y una vez más me mire en el retrovisor del auto, fijándome que mi maquillaje estuviese en su lugar. El día estaba precioso, el sol estaba tan brillante que mis lentes de sol no podían opacar su brillo, la brisa corría mientras una de mis amigas intentaba de todo para que su vestido no se le levantara, las abrase y cada una empezó a contar todos los momentos que pasamos el pasado fin de semana. Minutos después de haber hablado un poco, todas entramos al salón de clases, ese sería mi último año en la secundaria “era grandioso” tome mi lugar y en el fondo un chico me observaba, voltee mi mirada hacia el frente sin darle importancia, aunque mis pensamientos no paraban de fluir y para ser sincera este joven era muy apuesto, pero acababa de entrar a nuestra escuela y además no era muy sociable, ni popular, ¿quién querría hablarle? Me preguntaba. La profesora de matemáticas era demasiado estresante- matemáticas; matemáticas, todo el tiempo, los números en el tablero parecían cambiar de posición y convertirse el graciosas caricaturas que por segundos lograban distraerme.

Las horas cada vez eran más lentas, pero al fin el timbre había sonado, era la hora de regresar a casa, ya mi cerebro se estaba congelando de tantas críticas, consejos y sermonees por parte de los profesores; en la salida estaba con mis compañeras y de pronto algo andaba mal en mí, mi piel empezó a ponerse pálida y erizada y mis ojos empezaron a cerrarse, caí desmallada en el verde pasto que sujeta la tierra.

Desperté en un lugar blanco y brillante, apenas mis ojos se empezaban abrirse mientras el olor de inyecciones y drogas me hicieron saber que estaba en el hospital, al lado de mi cama estaba mi madre acariciando mis manos y en la puerta el viejo tomas “mi abuelo” el sobreprotector, amoroso y gracioso costal de años.

Les pregunte qué era lo que me había sucedido y mi madre me dijo que los médicos no sabían lo que me ocurrió, dicen que solo fue un desmayo común, quizá ocasionado por estrés. El abuelo se acerca a mí y con voz triste me dice, oh mi niña que te ha sucedido, “con un beso en la frente” con voz baja les respondí no lo sé, no lo recuerdo, Entonces mi madre dice, deberías agradecerle a ese chico; el que está afuera y con cara de interrogación respondí ¿Cuál chico mama? Ese joven, el que te ayudo y te trajo al hospital cuando te desmayaste, lo hare pasar para que lo conozcas, el joven pasa y mis ojos se han quedado sin parpadear al ver que era ese chico que me estaba observando en el salón de clases, no lo entendía ¡porque él!.

El chico se acerca y mi madre y el viejo tomas nos dejan solos, ¡fue algo incómodo! Así me sentía, mis respiraciones eran más rápidas y aun así le formule una pregunta que ninguna de mis amigas o yo le habíamos hecho, ¿Quién eres? Y gracias por haberme traído al hospital, el joven se sienta en una silla de las que parecen ser incomodas y responde con alegría en sus labios, mi nombre es Max y soy de las afueras del estado de Oregón al noroeste de los estados unidos, soy nuevo aquí y te ayude porque estaba cerca de ti y de tus amigas así que cuando caíste una de tus amigas me pidió el favor de que las ayudara y ahora aquí estas, Max es un bonito nombre, respondí, no sé por qué , creo que lo pensé y lo que hice fue decírselo, “me sentía algo agrumada”; pero intentaba ser lo más cordial que pudiese, el chico seguía mirándome mientras mi mente está ocupada observando unas bellas flores, encima de una mesa que había en la habitación y con una nota que decía Max, despertando de ese momento el joven me dice adiós, se retira y me dice algo como esto, ¡nos veremos de nuevo verdad! Y yo fácilmente respondí con un si, tal vez, haciendo un pequeño susurro entre mi revoltosa lengua.

llegue a mi casa y en la cocina mi padre preparaba la cena, el olor estaba por todos lados, ¡delicioso! había comido tanto hasta sentir que iba a reventar, era hora de ocultarme, un caliente baño y una cama súper cómoda me aguardaban, al colocarme la pijama note algo extraño en mi cuerpo, en parte baja del costado derecho, ¿ no sabía lo que era!, se parecía a un tatuaje pero jamás me había tatuado, tenía forma de espiral y sus líneas eran tan delgadas que parecen como si fueran parte de mí, echas con la misma piel, no lograba descifrar lo que era, trataba de retirarlo con la esponja de mi compacto en polvo, pero no lograba que desapareciera, pensaba que tal vez me lo había echo con algún objeto que estaba en el suelo cuando caí desmayada en la escuela.

Lo pensé unos minutos y si quizá si fue eso, así que me fui a dormir y creí que cuando en la mañana despertara esa marca ya no estaría.

El sol pegaba en mi rostro después de atravesar la ventana con gran intensidad y tuve que levantarme después de escuchar los gritos de mi madre diciéndome que bajara a desayunar, mire el reloj, y eran las 6.40 am, era tardísimo corrí y me metí a la ducha, me cambie y solo desayune con un gran vaso y delicioso jugo de naranja hecho por las delicadas manos de mi madre.

Llegue a la escuela y entre a mi salón tome mi lugar y en mi mano mi teléfono que nunca faltaba, noticias que nunca sobraban y sobre todos chismes increíbles, mi cabello laceado tapaba mi cara, un poco despelucado así como me gustaba traerlo siempre, Y un labial rojo que se lo habían llevado un poco los cabellos que pasaban por mi boca. Entraron mis amigas y felices me saludan con gran emoción preguntando como estoy y hay, cuando ya lo había olvidado entra Max creía que era más hermoso que nunca o mis ojos ya estaban viendo mal, que era lo que me sucedía, estaba perdiendo la razón, me decía a misma. El chico pasa y me saluda y todos voltean a verme, fue incómodo y desorientador, bajo mi cabeza un poco y una sonrisa oculta salió de mí, pasaban las horas y cada vez que volteaba ese chico estaba mirándome, pero algo paso, que me ha hecho llorar en silencio, un fuerte dolor en mi muñeca izquierda hacían que viera cosas extrañas, una especie de imágenes. Apretaba mi muñeca fuertemente y otro símbolo o algo extraño se dibujaba en mi piel, sentía que me estaba quemando el brazo como carbón encendido. Como pude le dije al maestro si podía salir, que no me sentía muy bien; mis amigas quisieron acompañarme pero yo les dije que no, no era necesario, salgo un poco mareada y al doblar el pasillo no pude más y caí contra el suelo chocando con mis rodillas, pero alguien alcanzo a sujetarme y luego me desplome por completo en sus brazos, mientras mis ojos veían sus ojos, Deán, Deán, gritaba en voz baja, cuando yo solo podía ver mi rostro en el reflejo de los ojos de Max.

Luego de entrar en razón, pregunte qué había pasado y Max mirándome asustado solo me dijo estas palabras ¡ya empezó!¡ ya es hora! Me llevo afuera del colegio, me monto en su auto, me pone el cinturón como si yo no pudiese hacerlo, le digo a donde me llevas y respondiéndome dijo te llevare a un lugar seguro, no entendía que querría decir, ni siquiera sabía que me estaba sucediendo.

Quise bajarme del auto haciendo pataletas, pero no lo logre, Max no me dejaba, no entendía a que se refería Max con llevarme a un lugar seguro, en esos momentos solo pensaba rápidamente en mis padres, en mi abuelo y en mi gato chadog, un poco más calmada le pregunte de nuevo, como aquella vez en el hospital, ¿quién eres? ¿Qué quieres de mí?, Con una mano en el volante y otra queriendo explicar lo que era, decía cosas como estas, soy tu protector y me han enviado para protegerte y un poco desconcertada respondí quien, ¿de donde eres?, ¿qué es lo que tengo?, ¿de qué es lo quieres protegerme?, Dije todo eso tan rápido como me fue posible, mi lengua se envolvía con mi boca y las palabras no eran entendibles, solo de pronto y así de la nada perdí la razón y mis ojos quedaron viendo los reflejos de la carretera, cerré mis ojos y cuando desperté habían pasado horas y estaba en un lugar que no había visto nunca, mi cuerpo tenía muchas más y extrañas marcas, no recuerdo en que momento aparecieron. Creo que el dolor, me hacían perder la razón.

“Es como si mi hubiesen bajado del cielo, ya no sabía en qué creer, todo era tan extraño, no sabía quién era, ni que era lo que tenía, mi mente estaba atrofiada, ya no sabía en qué pensar, mi vida había dado un giro que creí que ya no tenía reversa, como aclararía mis dudas y como saldría de esta”

Era lo que pensaba, mientras veía al fondo una pared que me apartaba de todo, Max en una esquina dormido en una fea silla, pero creo que cómoda, Max no se veía como tal, al contrario su rostro parecía como la de un Ángel, sería mi ángel, mas no un protector; camine despacio quería saber en qué lugar estaba, su forma era como redonda y habían muchas cosas en él, armas, comida, y otros objetos que no parecían que fuesen de la tierra, creería que este chico ya se estaba preparando para mi llegada.

Pasaban las horas en ese lugar, apenas y estaba comprendiendo lo que él me decía, al menos se aclaraban mis interrogantes.

Resulte ser la hija de un gran Dios, el Dios Saturno, ¡si, tiene nombre de planeta!, eso pensé, Max dice que mi planeta entro en guerra y muchos escaparon antes de que hombre de nombre Sarus se tomara el planeta como suyo, otros como yo fueron enviados a distintos planetas, conservando así el origen de Saturno, los que se quedaron en ese planeta tuvieron que doblegarse y obedecer a todo lo que ese malvado decía, todos los sacados de Saturno llevaban con ellos un protector, pero para mí mala suerte, la que nunca faltaba, una vez enviada a la tierra por medio de un aparato tele trasportador el camino de ambos se desvió, algo sucedió que resultamos en lugares distintos, alejando a Max de mí, pero cada protector tenía consigo mismo un aparato que le decía donde estábamos, tardo muchos años en encontrarme, porque cuando llegamos a la tierra solo éramos unos niños, tal vez Max un poco mayor que yo, pero de igual forma niños. acabe de descubriendo que no tengo 18 años sino 30 ¡pero parezco de menos!, Max dijo que es por el cambio de atmosfera en la tierra, total ya ni al caso, lo que único que me interesaba es que nos están casando, planeta por planeta, nos buscaban hasta matarnos y las marcas en mi piel, eran mapas del planeta Saturno y la lamentable noticia para mí, es que era la única que las tenía, por ser la única sobreviviente de la descendencia del Dios Saturno.

Max trata de averiguar que significaban las marcas, creo que era como si las marcas supieran la verdad de todo, lo que paso hace unos cuantos años atrás en nuestro planeta, cada vez que una marca quería revelarse, hacían que viera imágenes confusas, y no tan claras, eran como partes de algún episodio mal grabado.

Julio 26 del 2021, llevaba ya un par de días allí encerrada, mis brazos y prácticamente toda mi espalda ya está cubierta en su totalidad de nuevas marcas de distintas formas, me estaba volviendo un poco loca de estar encerrada allí, lo único que mantenía mi ánimo era la compañía de Max , sin el yo creo que ya hubiese muerto, unos pocos sentimientos despertaba Max en mí, no lo sabía tal vez era porque lo había tenido cerca esos días, quería salir de ese lugar aunque sea un momento, pero Max no desviaba su mirada de mí.

Julio 30 del 2021, y ya no lo soportaba, aproveche que Max estaba dormido y salí, abrí la puerta y el airé fresco llegaba hasta mí, subí un poco las escaleras parecía como si el lugar donde estaba era un subterráneo, llegue al final y por fin, y hay estaba de nuevo la luz del sol, y podía sentir la brisa elevando mis cabellos y la vitamina E de la luz entrando por mis poros, pero todo no podía seguir así de bien cómo iba, siempre tenía que cambiar, justo en frente mío aparece alguien extraño, no sabía quién era, se parecía mucho a los humanos pero había algo en sus ojos, que me hacían temerle y de pronto saco algo y lo tomo en sus manos era un aparato pequeño, jamás lo había visto y en solo segundo me toma de un brazo a la fuerza y me inyecta un líquido extraño en el cuello y justo antes de que hiciese efecto, Max sale con una especie de arma de un estilo guerrero y pelea, el hombre que me tenía me tira al suelo y aun con mis ojos abiertos veo como Max lo derrota cayendo al lado, frente a mis ojos.

31 de julio del 2021, ya había pasado muchas horas inconsciente, no recordaba lo que me sucedió el día anterior, Max dijo que lo que me inyectaron aceleró el ADN de Saturno en mi cuerpo, empecé a tener visiones y cada vez más constantes y más claras. Las escenas eran de mi mundo, el planeta Saturno, pude ver a mi padre introduciendo en mi todo su poder y también escuchar como mi padre me decía al oído, tú amada hija serás la salvación de nuestra raza, tú eres la razón por el cuál este mundo vivirá.

En esos momentos ya tenía una razón, un propósito, necesitaba entrenar para matar a Sarus y volver a mi planeta, ver cómo era y lo más importante lo que podía hacer con él, Aveses me imaginaba como era en esos momentos mi planeta, deseaba poder recordar un poco más.

Y mientras yo me preparaba físicamente y mental mente, Sarus estaba próximo y nuestro encuentro estaba más cerca. Había aprendido más en esos días, que lo me han enseñado por años en la escuela, era más que fantástico, creo que ya me está empezando a gustar.

7 de agosto del 2021

Ese sería el día donde derrotaría el miedo y a aparecería de nuevo la felicidad para los habitantes de Saturno, me había vestido con un traje negro que descifra mi silueta y con una chaqueta del mismo color, creo que me veía como una caza vampiros de película, “me veía grandiosa”, Max al mirarme me dijo que me había vestido como si fuera a un funeral y yo sarcásticamente le he respondí el negro me gusta, pero yo decidiré quien será el que morirá hoy.

La sangre de Saturno hacia que revelase en lugar donde estaba, así que esconderme no impediría que Sarus me encontrara. La espera había llegado, por fin se veía en cielo una nave, era asombrosa para ser sincera y en frente de mi cayeron Sarus y sus secuaces, Max y yo más que listo, era la hora de matar sartus, es una forma más abreviada de decir que vienen de Saturno. Comienza la batalla, luego de muchos minutos de batallar Sarus me toma en sus brazos, y pienso ¡o no estoy atrapada! Max estaba ocupado, así que dije ¡tendré que hacer algo! Y de pronto un nuevo símbolo sale en mi mano izquierda, pero Sarus cree saber qué significan las marcas en mi piel, es el mapa de la vida eterna, encontrar la ubicación de llama Esterrou, llama cuyo poder y brillo se le otorgara a un descendiente del Dios y la diosa “Saturno y Uran” pero si la llama cae en manos erróneas su poder devastara el planeta y todo lo que en él vive. Pero Sarus no sabía que estaba equivocado, el creía que Esterrou lo haría más fuerte y así gobernaría mas mundos.

Así que tome una daga que estaba escondida en mi zapato y la clave en su corazón, sin una gota de compasión, Sarus cayo y se convirtió en cenizas, e igual como el color de mis ojos y el color de los ojos de la que un día murió en poder de sus manos “mi madre Uran”

Max tomo me tomo de la mano y me dio un beso, un beso hermoso y presiono el botón del tele transportador que llevaba en su bolsillo desde que llego a la tierra y justo cuando abrí mis ojos estaba de nuevo en mi planeta, las personas me abrasaban y reconocieron al instante que yo era la hija del que un día fueron sus amados dioses.

Una nueva vida acababa de empezar y sabía que quedarían muchos más que querrían hacerle daño a Saturno, pero ya no tenía miedo, daría la batalla sin bajar la espada.

“Soy la princesa Deán y tengo con migo la llama de la vida, los ojos de Uran y las marcas de Saturno”

FIN

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