A los maestros, a los obreros de la educación y a todos los que luchan cada jornada por formar mejores hombres y mujeres para un mundo diferente, quiero felicitarlos en su día.
Dios bendiga a los maestros que recorren campos y veredas para llevar la savia del conocimiento; a los que se desplazan por los campos abiertos de los sueños y por las llanuras extensas de la imaginación para convencer al hombre de que puede transformarse as sí mismo y al mundo que lo rodea, a quienes vibran con las voces inocentes de los niños; a quienes vierten sus días de juventud en los campos fértiles del amor para enseñar a los más jóvenes y conducirlos por el camino del crecimiento como seres humanos útiles a la sociedad.
Gracias por convertir tu arte en un sacerdocio en el que ejerces la liturgia de la ternura y aplicas el catecismo de la generosidad
Gracias por guiar e inspirar, gracias por arar los surcos en donde se siembra y germina la semilla de saberes frescos y renovados.
Feliz día, hombre de paz, mujer de palabras acertadas. Gracias por predicar con el ejemplo. Gracias por gestar la cosecha de vidas frescas y buenas y por ejercer tu oficio sagrado con amor, desprendimiento y virtud.
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