Se mira en el espejo, grita de frustración.

Su piel no es suave, que gran decepción.

Su rostro no es preciado, no tiene compasión.

Su cuerpo no es envidiable, pues carece de acción.

Pero su amor es gigante, tiene emoción, una canción.

Su corazón en aceleración, no tiene comparación.

No obstante, con el tiempo, su alma está en confusión, invasión, agresión, y finalmente, putrefacción.

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