Intento ganar el juego pero hay muchas personas jugando. 

Pongo las cartas sobre la mesa, pero por cada una, aparecen cuatro. 

Quién soy. Quién sos. Quiénes son. 

No pierdo la calma porque es lo que ellos esperan. Quieren reinar dentro, en especial él, que es el más fuerte. 

Pero tengo a la suerte de mi lado. Al menos ésta sostiene que no permitirá nada de los demás. 

Pero está sola, temo por ello. Aunque lo ha estado hace siglos y lo ha logrado así. Sin interrupciones, con el destino firme, esperando derrumbarse en algún momento. 

Quizá soy muy pesimista, no es mi estilo, no soy yo, debe haber otra. Debe ser la otra carta. 

Mi vida está escrita desde antes de mi nacimiento. Soy una pila de letras que alguien escribió borracho. Soy una mezcla de muchas cosas, de varios seres. 

Soy algo tratando de descubrirse pero que otros no visibles interrumpen su paso. Soy eso y más. Más que no deseo contar. Más que prefiero llevar a otra vida y así, seguir mi rumbo. 

Con cada paso, con cada latido, con cada gota de sangre derramada. Por los siglos de los siglos. De generación en generación. 

Sólo esto, pero no sólo hoy. 

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