Los que pierden también ganan

Cuando termina el último partido del mundial de fútbol un equipo es declarado ganador tiene derecho a recibir todos los honores y el otro es humillado con la obligación de asistir a la fiesta de los vencedores y subir a la tarima de las premiaciones a recibir la insípida medalla de los subcampeones. Es la descarnada realidad de la mayoría de los deportes en los que hay un solo ganador y los demás son absolutos perdedores.

Por fortuna en el deporte de la vida la realidad es un poco diferente y en algunas ocasiones tiene validez la frase atribuída al ex seleccionador nacional Francisco Maturana: “Perder es ganar un poco”.

En el desafortunado episodio protagonizado por el humorista Fabio Zuleta y un indígena de la etnia wayüu en el que se ofende a la mujer, a la etnia wayüu y a la institución de la dote, podríamos decir que hay perdedores que al mismo tiempo son ganadores.

Lo explicamos de la siguiente manera:

1. Perdió Fabio Zuleta, quien ofende la dignidad de la mujer y a las instituciones de la etnia wayüu en ese mal chiste que tanto repudio ha causado. Me imagino que en las últimas noches ha dormido poco, que debe tener remordimiento y arrepentimiento y si pudiera devolver el tiempo no grabaría jamás un programa como ese. Perdió también su credibilidad como ser humano y su prestigio como humorista. No me lo imagino dándole la cara a las mujeres de su familia, a su esposa, a sus hijas y a sus sobrinas. Por más que se esfuerce en ofrecer disculpas quedará marcado como el hombre que dijo lo que no debía decir, que trató de hacer chiste con el sagrado pudor de las damas y se burló de los usos y costumbres del pueblo indígena más numeroso del país

    Pero ganó Fabio Zuleta. Aunque parezca increíble ganó porque ha aprendido la lección de la peor manera: pasó de escarnecedor a escarnecido. Con seguridad será un hombre más prudente, medirá cada una de sus palabras y buscará otras formas de arrancarle sonrisas a la gente. Delante de él tiene la mejor oportunidad para reinventarse y explorar otras formas de ejercer su oficio y, cuando las encuentre, será mucho mejor de lo que era antes.

    2. Perdió el medio de comunicación en cuya cabina se grabó el programa que generó tanto repudio ( según Fabio, no alcanzó a difundirse) por que se vio involucrado en un incidente del cual, obviamente no era culpable, y debió pagar por lo tanto el costo reputacional asociado con este hecho.

      Pero ganó este y todos los medios de comunicación que, si logran captar el mensaje que la sociedad les ha mandado, van a ser muy cuidadosos en la selección y escogencia de los programas que emiten sus concecionarios, para que éstos se ajusten al respeto, buen gusto y a los principios y valores vigente.

      3. Perdió el humor, porque fue puesto en la picota pública y acusado por ser instrumento para faltarle el respeto a las minorías, entre ellas a los discapacitados, personas con orientaciones sexuales diferentes y grupos étnicos. Y, sobre todo, a lo más sagrado que puede haber debajo del cielo: a la mujer. Todos sabemos que el humor es una forma de decir la verdad, la verdad adobada en forma de chiste. “Entre broma y broma, la verdad se asoma”, dice el refrán. El humor ha sido utilizado por muchos para agredir, escarnecer, menoscabar. Y en este caso, a nuestro modo de ver, fue el gran perdedor.

        Pero también ganó el humor. En adelante debe ser utilizado para hacer reír, para divertir, para denunciar (sí, yo también me estoy acordando de Jaime Garzón) y, algo muy importante, para hacer pensar.

        El humor es lo más serio que puede haber en la vida, como lo confirma la frase de Peter Ustinov: «Lo cómico es simplemente una forma divertida de ser serios.»

        4. Perdió la sociedad. Hasta los niños pudieron haber sido testigos de la irrespetuosa entrevista en la que Fabio Zuleta, reconocido exponente del humor caribe, tiene un diálogo irrespetuoso, vulgar y morboso sobre las mujeres wayüu con un invitado que también pertenece a esta etnia. Al ver el video sentimos pena ajena, asco y hasta conmiseración por los protagonistas y por sus víctimas.

          Por los protagonistas por que ellos mismos tiran por la borda su honra y su credibilidad. Ojalá puedan recuperarla. Perdió la sociedad porque Fabio es un humorista famoso, con muchos seguidores y siempre ha sido fiel a su marca. Y su marca es hacer chistes al estilo de este mal chiste. Entonces, decimos que perdió la sociedad por que si existen humoristas así es porque el colectivo social, o por lo menos una gran parte, lo ha estimulado con sus sonoros aplausos.

          Pero también ganó la sociedad porque a raíz de todo lo sucedido ha mandado el mensaje de que aún existe el pudor, el mensaje de que no todo puede ser un chiste y le ha sabido decir a los humoristas que deben ser más cuidadosos con sus representaciones y sus ocurrencias.

          En virtud de lo expuesto, el arrepentido Fabio Zuleta nos ha permitido asistir al milagro de uno más de los partidos del deporte de la vida en el que todos fuimos perdedores pero si sabemos aprender las lecciones, todos seremos ganadores.

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