MICRORELATO:
SIN REFUGIO PARA HASSAN.
Sin beso de buenas noches así es como Hassan se despidió de su madre para subirse en el barco de la desesperación. Cuando puso su pié tembloroso a bordo comprobó que con él viajaban decenas de personas, a pesar de la oscuridad de la noche encontró un sitio húmedo dónde sentarse. Se le antojó que el mar hacia Europa era más negro que el suyo, un calambre le recorrió sus piernecitas encogidas. A su lado yacía una mujer de ojos y arrugas profundas que sostenía entre sus brazos un bulto envuelto en un chaleco salvavidas. Hassan cerró los ojos y pensó en su madre.
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