«Lo que soy y lo que no soy»

Algunos años atrás disfrutaba de escuchar a raul di blacio y su piano; «Corazón de niño» oh dios, los sentimientos en cada nota me podían ser transmitidos, el mensaje, la letra, la emoción, la tristeza, el piano me hablaba. Me relajaba y me sentía en una fantasía, en la que yo era una doncella que tocaba el piano sobre un castillo de cristal, al par que flotaba sobre el mísmo.

Una docella que toca el piano. . . que curioso, eso es algo que evidentemente no soy. Entonces ¿Qué soy? ¿Qué no soy? Eh tenido la dicha de autonombrarme un pensador cuando nadie más puede ver mis pensamientos, cuando al expresarlos me toman por ignorante, que bueno, es lo único que bien puedo afirmar con lujo, soy un Ignorante ¿Y quién no? En éste basto mundo lleno de saberes la ignorancia es ilimitada y abundante. Y eso que lo niegue la mente tras la creación (quien por cierto, se reserva el derecho).

¿Qué soy? ¿Qué no soy? La compositora de letras absurdas y vulgares a simple oído que esconden mensajes subliminales sobre la vida y el actuar del hombre. Una soñadora más con ambiciones mundanas en comparación de su estilo de vida. Una imaginaria cantante que no sostiene el Do mayor ni en acordes vagos. Aventurera en su propia cueva deseando probar todos los sabores de la vida para no guardar arrepentimientos.

¿Qué soy? ¿Qué no soy? Una escritora engreida que da paso a historias infinitas, ya que, del comienzo no salen. Una aficionada con límitado lexico que desgasta una y otra vez la misma dicción, que dice gustar de las joyas literarias cuándo de shekspir nunca entendió, que describe una y otra vez las mismas analogías creyendo que el ejemplo lo hará variado.

¿Qué soy? ¿Qué no soy? Disfrutando de pensar que Anaximandro y Platón dejaron en mí su legado, divagando que algun día podré filosofar sabiamente, creando teorias que de nada sirven al final del día, justificando la perdida de tiempo en esperanzas invidentes y ocultandome tras la cortina del mismo desinteres autoimpuesto.

¿Qué soy? ¿Qué no soy? Cuando las desgracias del mundo me dieron razones para serlo todo decidí ser nada, y ahora me ahogo entre mis cuestiones volviendo a divagar en cuanto al propósito que me fué encomendado al llegar a éste ilustre mundo lleno de preguntas sin responder.