Círculo de luna

Entre luna negra, llamado de tambores y aullido de lobas fui suspendida del cuerpo para asistir a un circulo cósmico, ahí es donde bailamos y apredemos la medicina de las mujeres ancestrales, esas que conocen la conexión divina entre el cielo y los cuerpos en la tierra.

La más antigua de mis abuelas me miró fijamente a los ojos y dijo: ese brillo que llevas por mirada no puede tener otro significado que el despertar de tu niña, has aprendido que la verdadera oscuridad no debe provocar miedo, pues en ella se encuentra la autentica vida de las matrices encendidas en otros ojos. Sin entender nada de lo que la abuela decía me largué a reír, tal como suelo hacer siempre. La matriarca en ese instante me explicó que cuando la luna muestra su cara oscura, nos invita a la muerte de las viejas estructuras, pero entendiendo a la misma muerte no como final, sino como el comienzo para construírnos… cuando despertamos a nuestra sabiduría ancestral nuestra niña comienza a sanar, y en ese momento los ojos brillan tanto para que otras mujeres puedan ver luz y llegar a reencontrarse con sus danzas, así el circulo de lunas sigue creciendo y reuniendo a cada pieza de la gran matríz, esa que no solo es fuente de vida para parir, también es fuente manantial de antiguas memorias que escurren por el universo.

Vamos a destejernos y soltar nuestras cabelleras, danzaremos hasta el amanecer para honrar a nuestros cantaros sagrados, reíremos hasta que despierte alegría en nuestros corazones de niñas y ancianas.

Todo eso nos dijo la abuela antes de que saliera el sol. Cuando taita Inti se levantó tuvimos que acudir a su llamado y regresar nuestras almas a nuestros cuerpos, así al abrir los ojos comenzamos a tejer nuestras trenzas en un nuevo día lleno de amor.

Achanqara

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