Aleatoria.
Me siento tan pequeña. Y, a veces, tan gigante. Amanezco toda densa y luces voy prendiendo. Despierto entre reproches y me duermo entre recuerdos. Canto las canciones, las que encontré y me encontraron.
Cuando busco un camino nuevo me da miedo tropezar, entonces salto. Y me la paso en el aire, por miedo a pisar el suelo.
El cielo me da vueltas y doy vuelta las estrellas. Brillan de ambos lados y yo no. Tengo uno muy opaco, tengo otro muy brillante. Me duermo con los dos y nunca sé con cual despierto. Quise vender mi tiempo y me dejaron sin el vuelto. Quise pintar paredes y olvidé el pincel en la habitación de enfrente.
Solté mi mano y perdí el cielo.
Las risas que guardé en una esquina, adornaron las macetas.
Tanto tiempo paso adentro que cuando salgo siempre hay viento.
Entender, a veces, me cuesta, cuesta arriba. Bien arriba.
Las dudas me acunan los miedos. Los pongo a dormir y despiertan con más energía. Entretenerlos no me funciona, ya conocen todos mis juegos. La información que les doy nada más los alimenta. No encontré la receta para lograr que pasen hambre. Se duermen después de mí y casi siempre despiertan antes. Más allá nunca llegué solo porque no quise ver. Pero una tregua me inventé y vengo haciendo orden hace rato, por eso está mi eco perturbado. Primero clasifico, después valoro. Tiro la mayor parte. Sobre todo porque guardé tanto y tanto por las dudas que la mochila me pesa aunque hace días que no viajo. Extraño pedir deseos al ver pasar un avión. No sé si se cumplieron, ya no es el mismo cielo.
Busco tanto que me pierdo. Encuentro partes obsoletas, oxidadas y cerradas.
Descubrí que doy mil vueltas, pero aprendí a bailar y aunque no suene la música, en silencio giro igual.
Con mis pies en el pasto escribo ideas en el aire.
Muchas cosas que viví todavía las escucho.
A veces ando desconectada, no es por gusto, es por refugio.
Me hice un paredón de mil latidos. Nadie me ve y a nadie veo. A pesar de los intentos, aún no sé a dónde ir; tranquila, niña, escucho por ahí. «Andá yendo» como decimos acá, que nos encontramos todos allá y en el camino aprendemos a volar

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