Era como si algo le faltara en la vida, pero no eran cosas materiales, hace años que tenía su propia casa, de hecho había tenido varias anteriormente; Tampoco era un vehículo, porque el primero lo obtuvo a los 16 años, un auto viejo que su padre le regaló después de aprobar su curso de conducción, no era una carrera porque había obtenido ya un título, tenía una profesión y una trayectoria de más de 30 años dentro de una de las compañías más grandes del mundo; No era exitoso ni millonario, pero tenía todo lo que podía, era respetado y todo el mundo lo conocía; Sin embargo, parece que aún le faltaba algo. Tampoco eran problemas emocionales, existenciales o traumas no superados, no habia un vacio en su alma o en su corazon, que debia llenar, ni era una herida antigua que tenía que sanar, no tenía que ver con nada de eso: Era un hombre adulto bien plantado, bastante apuesto, con años vividos y experiencia en muchas áreas de la vida, nunca le faltó el amor ni la compañía, nunca le faltó el apoyo de sus padres ni de sus hermanos, nunca le faltó empleo ya que pudo construir una carrera dentro de la corporación a la que pertenecía, pero que era entonces aquella ausencia? cuál era la deficiencia?, si aparentemente era un un hombre perfecto, sano, profesional y bien pagado.
Para los ojos del mundo era el hombre ideal, para muchos había alcanzado sus sueños y había cumplido todas sus metas, dentro de la mentalidad de su entorno social era un tipo normal y bastante decente para su ambiente. Pero nadie es absolutamente perfecto, aunque no había nada de malo o grotesco en el, solo tenia ausencia de la chispa de vida, de sabor, de malicia, de esencia, parece que solo era uno más del común denominador, hecho en base a los fundamentos de la sociedad, parece que no tenía ningún otro propósito en la vida que aguardar por la muerte, ya no tenía aspiraciones, se habían extinguido los sueños, ya no había nada que deseara, se había sumergido dentro de la más absurda y funesta etapa del conformismo, nada le importaba, todo le daba igual, alguna vez le pregunté que deseaba hacer después de jubilarse de su empleo y solo respondió que deseaba estar en su casa viendo televisión. Si hubo alguna aspiración en su juventud, estas se habían sumergido en el mar profundo a causa del peso de la desidia, sus metas habían sido obstaculizadas por la errante forma de adaptarse a lo que ya se tiene. Esa forma ortodoxa de pensar y de vivir una vida perfectamente cuadriculada, implantada en el inconsciente de algunos, con el único objetivo de complacencia hacia otros, no es otra cosa que una fatal forma de auto aniquilación del deseo de vivir. No siempre ser el chico bueno y perfecto es lo mejor, no siempre ser la oveja negra es lo peor, la vida debe ser como la sinfonía de una filarmónica, con altos y bajos, con emociones, con tristezas, donde no hay monotonía, donde no sabes lo que te espera. Como una buena receta que debe estar combinada con diferentes tipos de sabores y texturas, debe existir eso que los chef llaman umami, eso que encierra todos los sabores que el paladar puede percibir en un solo bocado, amargura, sal, dulcor, picor y acidez, todo al mismo tiempo, Una vida pasmada y plagada de absoluto y mortal conformismo te transforma en una persona trágicamente simple y aburrida que inconscientemente muere cotidianamente con sus precarias rutinas y hábitos inertes. La predisposición a tener mentalmente todo calculado y estrictamente controlado, asesina deshonrosamente al deseo por la aventura, la predisposición fulmina tajantemente a la espontaneidad de vivir, los complejos obsesivos compulsivos por el orden y la perfección noquean los deseos de asumir riesgos, de hacer cosas nuevas, de intentar algo diferente a lo aceptado. Añadir unas gotas de malicia y picardía a nuestra vida nos aleja de ser unos tontos presumidos itinerantes de la sociedad, no está mal romper las reglas de vez en cuando, no está mal orinar en la esquina de una calle, a veces es bueno mandar a la mierda a algunos cuantos; tirarse pedos mientras estás en un restaurante es algo que puedes hacer sin autocensurarte, sacarte los mocos en un ascensor no te hace un inmoral, maldecir de vez en cuando es un hábito relajante. Todas esas cosas que nunca haz hecho por temor o por que te crees muy educado o perfecto son las que mentalmente nos arrullan en la cuna del conformismo, aquellas cosas que nos detienen a no hacer algo más con nuestras vidas, a no amar más, a no tener un sueño más, a no aspirar a lograr algo más. Salir de la zona de confort, expresar tus ideas y tus sentimientos sin importarle lo que digan los demás, es algo estrictamente necesario; Tomar un nuevo riesgo y hacer algo que nunca te haz atrevido a hacer son las cosas que te pueden devolver a la vida, las que te harán respirar de nuevo y sentirte vivo, así no deberás pasar el resto de tu vida sentado en una silla con el maldito control del televisor adherido a la palma de tu mano llevando una vida común y aburrida esperando que la muerte venga por ti, vive, sino tienes pareja masturbate, haz una locura, añade un poco de pimienta a tu vida, escupe en el patio del vecino, sáltate una luz roja en el semáforo, muestrale el dedo medio a ese anciano que siempre te mira de lejos, rascarte los huevos en público, haz algo sea prudente o no, haz lo que sea necesario pero no te dejes morir en vida.
09/05/2020
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