Mi mañana no fue nada prometedora, y el ambiente tasiturno parecía proclamar que mi día seguiría igual.

Pero me encontré con una de esas personas que te cambian y animan la vida; él no lo sabe pero es para mi como la luna y podría contemplar su risa una decena de años más.

Con él frío cortandonos la cara solo pensábamos en seguir riendo.

Te escribo porque hoy me diste las suficientes razones, de hecho siempre tuve razones suficientes, pero nada me había hecho inspirar como éste día.

Te veo y veo una persona con él corazón tan enorme como la muralla China y podría firmar un juramento con sangre para asegurarme de protegerlo.

Te quiero, y ojalá me quede más vida para quererte más.

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