PRIMERA CARTA:
Querido mío, no sabía exactamente cómo empezar a escribir esta carta. Algún día entenderás que siempre me costó trabajo empezar cualquier cosa que haga. El día que crezcas y leas esto, seguramente vas a darte cuenta de lo que estoy hablando.
Tengo muchos sobrinos del corazón. Pero, con vos, estoy a punto de recibir mi título oficial de “tía”. Quisiera poder expresarte realmente todo lo que va ocurriendo en mi interior a medida que pasan los días, pero es realmente imposible. No se puede expresar con palabras, ni con emoticones, ni cartelitos, ni canciones. Es más fuerte que el famoso hilo invisible. Es más fuerte que decir “de sangre”. Es, incluso, más fuerte que decir “es cuestión de almas”.
En el momento que decidí escribirte cartas para cuando crezcas y puedas leerlas entendiéndolas, era con la intención de mantenerlas escondidas hasta que llegue el día. Pero una amiga me dijo que estuve mucho tiempo reprimida, y es verdad.
Como te darás cuenta, todavía sigo dando vueltas para empezar a escribir. No estoy siendo clara. Quizás estoy, todavía, diciéndote nada.
No es la mejor manera para que te enteres, pero tengo en cuenta que a esto lo vas a leer el día que puedas entenderlo. Hace varios años, muchos, como muchas personas que se encuentran sin solución o sin salida, vi la única salvación en dejar de existir. Pero, ese año llegó tu tío Giovanni y comprendí que el amor lo cura todo. Descubrí que los ángeles existen. Y sané.
Hace un tiempo muy cortito, tu mamá me dijo que venís en camino. Y, ¡madre mía, qué emoción! Y hace un tiempo más cortito aún, me tocó caer de nuevo, aunque ya sin pensamientos feos de esos que tuve cuando era tan inmadura como jovencita. De igual manera, mi corazón se estaba cayendo a pedazos, pero la oración “Luciano viene en camino” logró que la sonrisa se mantenga en mi rostro, y que la esperanza y la armonía me abracen el alma… Logró que recupere la razón de mi vida que es la inspiración que me permite escribir, para ayudar, para entretener o quizás para aburrir; pero es la razón de mi existencia.
Quizás yo no llegue a ser jamás la tía que te va a dar un primo. Pero a cambio de eso, querido mío, te prometo que puedo ser tu hermana, tu tía, tu prima, tu amiga, tu compinche. Porque vos sos la excusa para que yo vuelva a ser niña. Porque yo voy a ser la culpable de cada travesura que hagas para que no te regañen.
De tantos regalos que un hermano puede darnos, el mejor de todos, es tener el título de tíos, o el puesto de “madre ilegal”. Estoy inapelablemente segura que lo más maravilloso que voy a experimentar en lo que me quede de vida es que en cierta manera, vos sos también una parte mía.
SEGUNDA CARTA:
Querido mío, dentro de unos días vas a cumplir un año de nacido y ya hace más de un año que te escribí una primera carta. No pienses que abandoné la idea de escribirte para tu vida, ocurrió algo peor: he descubierto que estoy inspirada cuando me duele el alma y no tanto cuando tengo el espíritu sano. Y no es justo.
Hoy te escribo por decisión y no por dolor. Y hace un párrafo atrás te dejé plasmada la primera enseñanza de esta carta: el arte, en cualquiera de sus manifestaciones, es más fácil de ser expresada cuando hay un dolor y eso es injusto.
Querido niño, adolescente, adulto, sea cuando sea que me leas, siempre ten en cuenta que la humildad y la verdad te van a llevar más lejos y más alto que 10 millones de euros. Esa humildad que se basa en ser humilde de espíritu, de dar lo que desees dar sin esperar nada a cambio. Nunca esperes recompensa y ella llegará. Hacé lo que desees hacer sin lastimar a nadie, sin humillar, sin burlar, aún si han sido malos con tu persona. Nunca jamás pagues con la misma moneda. Y si todo el mundo lo hace, entonces, querido, tenés frente a tus ojos la posibilidad de ser distinto a ellos y ser mejor que ayer. No se trata de ser mejor que otra persona, se trata de ser hoy un mejor Luciano que el de ayer.
No creas que la humildad es tener un bolsillo pobre, humildad es tener un CORAZÓN RICO. ¿Comprendés, Luciano, lo hermosa que es la palabra «humildad»? Si querés, podés usar las palabras humildad y hermosa como sinónimos. Y quiero que seas un persona humilde, una persona hermosa. Una gran persona.
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