-De color pardo negruzco

emergía un viejo roble,

apurado por el tiempo

su corteza lo ennoblece.

-Agujeros como puños

en su tronco tatuados,

que por dentro las hormigas

su hogar están formando.

-De madera noble y fuerte

algún salón lo tiene,

esa mesa en el rincón

una flores y un tapete.

-Nacer para morir de viejo

no me quedan ya ni ramas,

una hojas por su copa

al pasar cada mañana.

-Me da pena talar-lo

mi roble es más que un amigo,

al lado de aquel pozo

de su sombra me resguardo.

-Y en mi corazón guardo

toda clase de recuerdos,

como raíces profundas

que se clavan en mi cuerpo.

-A veces cuando despierto

ya no veo su esqueleto,

solo queda el lugar

de mi querido, roble viejo.

-En su lugar he puesto

un olivo como estaca,

quizás este destaca

para hacerse centenario.

-Y al llegar su aniversario

me acuerdo yo de mi roble,

y me acuerdo de un columpio

que había hecho mi padre.

-Ya no tengo a mi viejo

donde estará mi roble,

solo tengo un olivo

Dios sabrá, yo no se donde.

Tony Rojas.

19/06/15

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS