1.
Querido amigo:
Debe hacer frio ahí abajo, donde reposan tus huesos
aquí arriba, el frio
es, por tu silencio.
Ya hemos comprobado que el miedo no es a los muertos,
es a no poder despertar del sueño,
aquí nos acompaña tu canción preferida
aquella copa que nunca fue de más,
ahí ya tienes la tierra por alimento,
ahí puede que ya no seas nadie,
pero aquí arriba, en ocasiones, tampoco somos nada,
la diferencia es que nos agita el viento.
Ahora tú tienes la certeza que tus besos no alcanzaran mis labios
y yo tengo la necesidad que mis labios reciban besos,
igual que gira La Tierra,
así se mueven los cuerpos, la inercia del movimiento.
Ahora hemos cambiado de casa,
los viejos muebles los están reciclando,
tal vez, para hacer más cajas para nuestros muertos,
ya lo sé, que a ti te da igual, elegiste el fuego.
Querido amigo, seguiremos hablando,
pero te aseguro que volveré el próximo Enero.
2. La Ciudad más bonita del mundo.
Mi noche de Reyes, fue una sopa caliente
en un albergue, debajo de dos mantas frías,
en aquella ciudad,
la Ciudad más bonita del mundo,
que está en tus ojos,
donde los callejones se estrechan
hasta llegar a tus labios,
donde se abre tu boca,
como nuestra Fontana de Trevi
a lo que arrojo un beso,
en el pozo de tus deseos.
La ciudad más bonita del mundo
pinta las aceras con el color
de tu carmín rojo
y tus diminutas pecas pelirrojas
se convierten en gotas de lluvia en las tormentas.
En la ciudad mas bonita del mundo,
los síntomas para ti,
son una enfermedad para mí.
3. Madre y comió perdices como en los cuentos.
Tú, sabes más que yo de la vida,
no en vano tú, me la diste y
aunque no entendieras de medicina,
las tiritas
siempre estaban puestas en el sitio exacto,
no comprendías la economía
solo necesitábamos un kilo de harina
y magia, teníamos pan,
no sabias lo que significaba los planes de estudio,
solo querías poder abrir las mantas
y arroparme en la cama, sin dejar nada al descubierto,
lo más parecido que conocías a los tipos de interés
era estar interesada
en que la fiebre, no anduviera tranquila por casa
y que el frio no se hiciera invierno en nuestras manos,
no te importó que con el tiempo
las arrugas se trasladaran a tu cara,
con tal que no faltara nada en casa
y yo te quiero así
como eras,
porque las envolturas son para los regalos
y tú no necesitas lazos, ni adornos
y aquellos pequeños botones de tus labios
era para jugar con tus comisuras
y no encender un cigarrillo
y las manos desnudas o sujetando aquel vaso de vino blanco
capaz de mantener tu cuerpo firme
porque lo que realmente me importa de ti
eres tú
y lo que me interesa de este mundo está en ti
aunque ya no puedas acertar a colocarme las tiritas
despréndete de todo aquello que ya no necesitas
porque hoy te vienes conmigo.
4.
El silencio duró
lo que dura un beso
dos labios unidos al azote del viento
y algunos sueños escondidos
entre sábanas y aquellos cajones viejos.
Tu beso duró
lo que tardaron dos cuerpos en caer al suelo,
ya desnudos todo fue obra del amor
y es que tú y yo cada vez utilizamos menos letras
y más pasión,
tendré que empezar a quitarle el polvo
a los viejos libros.
5.
Por días, me ausento como las nubes
otras aparezco todo cubierto
como aquellos negros nubarrones que presagian tormenta,
expuestos en un orden informal
o alineadas perfectamente
y si hay algo infinito lo abrazo
y si es efímero, ese soy yo otra vez,
como aquellas nubes.
Otros días me refugio
en hojarasca depositada en el suelo
siendo pasto de los silencios
o acompañado de fuertes pisotones
o víctima de algún talentoso buscador de setas.
El principio fue eso, empezar,
todo lo demás siempre resultaba ser el final.
6.
El invierno ha salido
y yo sigo en primavera, entre tus labios,
ahora viene el frio, la nieve
y yo que pinté en mi techo las estrellas
y cambié mi viejo catre
por aquel banco, triste de tanto verme
y tú te ríes
con tus muñequitos de nieve
y yo me atraganto entre tanto ruido
y quiero pan, quiero besos,
poder mirarte a la cara
recordando que alguna vez
no fui un hombre triste
y digno de una sopa caliente.
El invierno ha salido
mordiendo a los pobres, como siempre.
7.
Me subí a tu primer beso
y bajé en mi último sueño
el error fue creerte
y sin embargo creerte al final me salvó
no sé bien de que,
pero me salvó, quizás de otros labios,
de aquellas manos,
de esos brazos,
que fueron barrotes en mi jaula.
Entiendo que si me enamoré de ti,
fue gratis,
si tengo que partir, no podré dejar peaje
y es que me sobra aire,
para tan poco pecho en el que me he convertido
y le estorba el ruido a estos escasos oídos,
le molesta la luz, a estos pobres ojos,
pero me sigue gustando tu mirada
y al final marchitaremos los labios de no utilizarlos.
Me bajé en el último sueño,
no te quejes
he aguantado casi hasta el final del viaje
y ha sido como si acabara el mundo
después de cada beso tuyo,
sin embargo todavía tengo los pies en el suelo
para saber que nunca fuimos uno.
9.
Porqué decirte adiós,
si yo, te tengo
aunque caprichoso, el tic-tac de tu reloj
llegara al punto del tac, sin retorno
pero me guardé el sabor de tus besos
y todavía nos queda jugar en algún sueño.
Aunque la sombra de tu silencio es alargada
como los cipreses, que ahora te acompañan,
y cuando cerraste tus ojos
a mí, me clavaron un puñal en el alma,
y cuando estremece esta tierra
no es que porque esté loco,
y cuando mude tu piel
después de pensar que era mía, de tanto acariciarla
todavía me quedarán ojos, para alguna lágrima.
Porqué decirte adiós,
aunque ya no estés en casa
acaso piensas que alguna vez me olvidaré
la primera vez que me abriste tu puerta
y pusiste tu mundo en una bandeja.
10.
Tú eliges,
yo espero,
silencio en enero
besos en abril
hojas en el suelo, en Otoño,
para invernar mis labios
esperando abril
porque lo peor de volver a verte
es que sigo recordándote,
por más que empapelara mi boca de otras fotos
y llenara mis ojos de otras lágrimas
y a mis oídos pusiera otra voz,
al final no equilibramos los besos
no hemos dado tantos
como aquellos que hemos perdido,
recuerda que en las batallas siempre hay heridos
y victorias para otras bocas,
por eso tú eliges
y yo espero.
11.
Con un beso,
éramos capaces de mantener la conversación
mas larga del mundo,
subirme a tu cabello
y desde la cima
tocar el horizonte
y en la sencillez de tus manos
encontré un sueño,
que éramos dos corazones provocando incendios
con lágrimas para sofocarlos
que éramos el primer trago
y el último adiós
después del terremoto de los sexos rotos
en una noche de tequila
y despertar cosida a carmín mi camisa
y con los ojos de arlequín
mirar tu sonrisa.
Con un beso éramos capaces
de firmar la primera tregua
o desembocar en el campo de batalla
como dos alimañas
y afilar los cuchillos con la lengua
al final resultó peligroso.
Pésame
en ese grado de ingravidez
que me otorgan tus besos,
en la mirada a nácar de tus ojos.
Me sostienen levemente tus sueños,
mídeme a lo largo de mis palabras y textos,
acaricia cada tilde,
lámeme cada coma,
muérdeme en los puntos suspensivos
y acuéstate en los finales,
conviérteme en tu sujeto
que yo seré tu predicado.
14. A vueltas.
Ellos tenían un plan,
nosotros ya éramos un plan,
pero las vueltas que da la vida,
todas me sorprenden boca abajo,
lejos de mis sueños,
cerca de los acantilados,
cogiendo el vuelo de los Albatros
envuelto en las plumas de sus alas blancas
y sus ojos clavados en el océano.
Con las vueltas que tiene La Tierra
siempre me toca, la sombra
y de las vueltas tuyas en tu cama
en esas siempre estoy yo fuera.
Sé que no tengo permiso
para desenredar tú cabello
pero yo por tus rizos vuelo con los Albatros
y por el color de tu carmín, muerdo.
Sé que no tengo permiso,
para mantener sexo contigo,
pero yo siempre me veo dentro.
15.
La poesía empezó en mí, contigo
tú en tu lado de la cama,
yo, en el mío, lanzándote versos
y tú, recibiendo besos,
cuando te desabrochabas el botón de la camisa
despertaban mis ojos,
cuando tus manos decían un si
y las mías aceptaban ese te quiero,
aunque desconociera todavía la hora
que tu corazón
era capaz de cambiar las agujas de mi reloj
y yo, que no entendía de sábanas, ni almohadas,
pero todas hacían juego con el carmín de tus labios
y ese cabello pelirrojo
saltaba al acantilado de mi pecho.
La poesía no terminará contigo,
ni conmigo,
ni en nosotros,
tal vez tenga ya su propio asesino
que le escriba.
16.
Cuanto durará este mundo
no lo sé
cuanto duraremos nosotros
tampoco lo sé
desconozco hasta cuanto durará este instante
fui muy mal medidor de tiempos
pero el tiempo
si entiende de pesarme.
17.
La suerte en ocasiones, consiste
en no tener que hacer un esfuerzo para recordar mí nombre,
en un pídeme algo y que pueda dártelo,
en un querer hacer y no tener que hacerlo,
en poder tener lágrimas, en lugar de recogerlas,
en abrir los cajones buscando soluciones
y no encontrarte los problemas.
La suerte en ocasiones
es no tener que fotocopiar a besos tus viejas fotos,
no buscar tu perfume en aquellos armarios,
si no en tus manos.
La suerte es un beso que sale torcido de tus labios
y aparece recto en los míos
o aquel viento,
o rayo de luz,
que hoy, no me correspondía, pero me ha tocado.
La suerte es poder estar de pie, aún soñando
o poder soñar aún estando andando,
quien sabe en realidad donde reparten la suerte,
y en qué consiste,
si no te quedan ojos para observarla.
18. Carta de despedida.
Quince días antes del día de su boda, un marinero partió en busca de pesca, ante la falta de dinero para pagar los gastos de su boda, su futura mujer le dijo que lo dejara estaba el tiempo mal y que se arreglarían con lo que tuvieran, aquel marinero jamás volvió y su futura mujer, pasados los años volvía cada mes al puerto a tirar unas flores, un día al tirar las flores, cayeron encima de un trozo de madera, cogió la madera y llevaba anillado un cordel, al final del cordel había una botella con unas papeles dentro, la abrió, no era la letra de su marinero, pero decía esto:
Día 1
Hoy no te pongas el abrigo verde,
pero coge pañuelos, el frio no está fuera,
está por dentro, y
aunque este viaje sea solo,
el rio sigue su cauce y creciendo,
aunque ahora haya descansado por un instante,
pero para seguir sufriendo
las embestidas de este vendaval que es la vida.
Durante estos días hemos dormido poco,
pero hemos soñado mucho,
aunque no necesariamente
necesite estar dormido para estar soñando.
Estas palabras es importante leerlas
en el orden que aparecen escritas
e inclusive también es importante leerlas,
igual que los besos que no entienden de órdenes
ni el amor de números
siempre que no sean cardinales,
porque el amor cuando no come, muere
como cualquier ser humano
busca la supervivencia,
y cuando no le gusta lo que come, cambia de alimento, y
porque lo peor de las derrotas no es sufrirlas
es contarlas,
e intentar salir indemne.
Día 2.
Me hubiera gustado tener
una vida diferente,
aunque me hubiera gustado más tener vida
y ya sabía que no había nadie,
lo que había, es nada,
e intentar salvar del naufragio aquel barco
que yace en el fondo del mar
no tiene sentido,
procede rescatar a los muertos,
porque las llamas se apagan
y en ocasiones las ascuas no son suficientes,
aunque me has dado la vida de las plantas
quietas, inmóviles,
cambiando veneno por oxigeno
pretendiendo cavar tu azada
en mi pecho erguido,
como si fuera el huerto solo tuyo
y esperaras recoger sus frutos.
Día 3.
Se acabó el papel, está todo mojado.
19. Café para dos, sin ser dos.
Una mañana no amanecerá
la sonrisa de tus labios,
asomada al precipicio de una taza de café,
el azúcar no endulzará tus ojos,
la leche no pintará de blanco las paredes
y la cucharilla no jugará entre tus dedos y tus sueños
y aquella servilleta,
no servirá para recoger los despojos de la lucha,
porque una mañana no amanecerá,
café para dos
y las tostadas se quedarán en la nevera
y tú necesitas tiempo
y a mí me sobra miedo
como a la fruta, el hielo
y vago lentamente como los caracoles
escondidos en su concha
que últimamente se ha convertido en mi oficio.
Antes teníamos el equilibrio perfecto
para ejercitar piruetas encima de nuestros besos
ahora me queda morir con la pena
de saber que no hay nada.
Una mañana no amanecerá
café sobre taza
taza vacía
y la mirada perdida
quien sabe donde
o detrás de aquel sobre de azúcar
que siempre decía:
Como todo en tu vida.
20.
Y quisieran hablar mis ojos a los tuyos
para decirte
que la vida no siempre fue bella,
pero fue contigo,
y sin ti, da igual la hora
no hay muñeca, que pueda soportar el peso
de un reloj sin espera.
Y tan loco, como tan cuerdo
para no seguir de cerca tus pasos
para no mirar atrás
salvo que haya olvidado las manos,
porque al final La Muerte no debe ser tan mala,
cuando todo el mundo acude a ella.
21.
Tengo tanta necesidad
y tanta ausencia,
que ya cambiamos una vez el mes de marzo del calendario
y lo hemos agotado
y enero es un mes muy frio para estar solo,
ahora que hemos decidido abandonar la casa
pretendes encalar las paredes
como si tuviéramos que borrar las historias colgadas,
como si no hubieran bastado los gritos para desprenderlas,
y ya lo sé que no había nadie,
yo era él, y el otro,
el beso,
y el sabor amargo del beso,
y tú eras la mujer de aquellos ojos
que invitaban a comprar la entrada del espectáculo
pero siempre leía el mismo cartel.
No quedan entradas.
Tenga tanta ausencia
y tan poco cuerpo donde esconderla.
22. Nadie.
Nadie vendrá a rescatarme,
a buscarme.
Nadie llamará,
tampoco Nadie,
morderá mis labios,
acariciará mis sueños
ni tirará, un puñado de tierra
allá en mi fosa común,
Nadie.
Porque yo soy, al final, Nadie.
Nadie vendrá
a rescatarme de la barca de Caronte
ni leerá la sección de sucesos de la prensa
salvo para apoyar la taza de café.
Nadie recordará
mi callejón oscuro
aquel, que me quitó la vida
y me regaló el primer beso,
una noche de Luna.
Nadie reconstruirá mi rompecabezas,
con sus piezas
rotas, mojadas y viejas
y son tantas que desconozco su orden.
Nadie me quitará esta última copa,
salvo que el carmín rojo de tus labios,
se convierta en verde aceituna
y calme mi sed en tu boca. Nadie.
23. Premonición.
Dejando huecos, hasta en los mordiscos,
en los pulmones, abrasados de tanto llanto,
intentando dejar espacios hasta en el aliento
y también en los armarios y en los cajones
desempolvando el mucho polvo
y el poco recuerdo;
ahora me doy cuenta de las cosas inútiles
que guardábamos
y aquellas que no hemos sabido conservar.
Tomando distancia,
cambiando el blanco pálido de las paredes
por el azul cielo raso,
y todavía no he tocado fondo,
pero estoy tan abajo
que esto parece un abismo,
y necesito tantas cosas
pero desconozco su orden
y tú me miras
y yo, te envidio, porque te quedas,
con la complicidad del silencio de fondo,
pero yo, no me quejo, aún no,
quizás este mediodía
cuando las agujas del reloj se junten
y aprieten mi corazón.
24.
Te quedas fija en sus labios
como las más increíble equilibrista
y eres capaz de hacer estallar todos los nudos
con un solo movimiento
y entonces yo me derrumbo
como las hojas en Otoño,
lentamente, hacia tus sueños
y tus sueños. Se desvanecen entre mis manos
y despierto,
encerrado en una jaula, sin barrotes
intentando alcanzar tus labios
y ponerme a salvo.
Mientras tú mantienes tu boca abierta,
mis labios se cierran,
como se ciernen las nubes al Sol. Oscuridad,
y tener que leer en los ojos más alegres que conozco
y tener que mirar a través de los más tristes
y tener que oír las canciones más hermosas
y tocarme interpretar las más aburridas.
Tienes tú, en mí, el poder
de hacer desaparecer los botones
y romper cremalleras.
Bendito poder.
25.
Día de San Jorge, sin flor.
Lo que quede de este cadáver
entregárselo al enemigo
para que devore sus entrañas,
las exponga en público
o difame su existencia,
una vez perdida,
derrotada,
humillada el alma,
el cuerpo, ya no es nada.
Entregárselo aun con la sangre caliente
y que sepa que su corazón amaba
a deshoras, si,
pero amaba,
a destiempo también,
pero latía.
Hasta que vino el ladrón de almas
con la boca llena de dientes
y las manos llenas.
Dicen que habla con alguien,
no lo sé, no me importa
lo único que sé, es que no habla conmigo.
Ultimo poema que publico en un tiempo, otros ejercicios me tiene preparada la vida.
Redactaré esta noche mi testamento,
recordando que no solo besan los labios,
algunos se pierden en los sueños,
bajo la mirada cómplice, del arlequín de medianoche,
que quería devorarte la herida
y su cicatriz,
pero acabó colocando tiritas de colores,
me dijeron, que saliera a comerme el mundo,
pero no me advirtieron, que podía atragantarme,
que las cláusulas escritas hay que cumplirlas
pero las palabras están para respetarlas.
Ordeno que se reparta mi corazón en tres partes iguales,
todavía tiene fuerza para bombear emociones,
que lo pocos caudales depositados en el banco
dejarlos que sean pacto de los intereses,
al final, es lo que mueve las conciencias humanas, los intereses.
Que vine al mundo desnudo
y lo dejaré de la misma manera,
que quiero yacer tranquilo conmigo mismo
y gritó:
-entre tú y yo no hay nada.
-no es cierto, si hay algo, odio.
27
Cuanto te extraño,
cada vez que suena el teléfono, pienso en ti,
el mínimo movimiento en la puerta, eres tú,
una llamada al timbre, me advierte de tu presencia,
la lloviznita que golpea los cristales de la ventana
también eres tú,
la ráfaga de aire que pretende entrar en casa, ahí estas
y de repente despierto, sigo extrañándote
y me acuesto, y ahí está al lado mi extrañeza
adherida a mi piel.
El perfume lo reconozco, pero te veo a ti,
y cada vez que me deseas menos, te extraño más,
paseas
y pienso que paseo contigo,
el café, soy yo quien lo sirve, aunque no soy el azúcar que endulce,
y en realidad no sé, de donde saco las fuerzas
porque las piernas tiemblan,
el corazón se ahoga en una pecera,
y mi estomago serpentea hacia la boca.
Cuanto te extraño,
pero creo que todavía no te lo he dicho.
28. Hoy puedo.
Hoy puedo ser persona altiva
o puedo tener cautela,
puedo medir lo que digo
o desmedir lo que oculto,
puedo esperar el semáforo en verde
o saltármelo en rojo,
puedo tomar café o no
o llamarte, o tal vez lo hice ayer,
puedo mirar por encima de los hombros
o tenerlos agachados,
puedo abrir los ojos
o dejar que duerman
puedo seguir en la cama, saltar sobre ella
o salir a devorar el mundo
o que el mundo coma de mí,
puedo quedarme bajo la lluvia
o guarecerme debajo de un paraguas
puedo o no salir a la calle o quedarme en ella,
puedo volver a visitar mis números rojos
o utilizar la paleta,
puedo arrepentirme de los errores,
volver a cometerlos,
pedir perdón o pagar por ellos.
Hoy puedo decirte cuanto te amo
o cuanto te amé
o hasta donde llega el olvido
o encalar las paredes de ruido,
en ocasiones la vida consiste en un buscarse,
y no encontrarse
y en otras, en encontrarse demasiado temprano
para luego buscarse
29. Poesía del desamor.
Me duelen las ausencias, que no volveré a ver
y las presencias que veo, también me duelen,
me duelen lo ojos
y la manos de tanto consuelo
y en esos días tristes,
apareces tú,
diez centímetros sobre el suelo
como si tuviera que cogerte,
para evitar tu caída,
como lluvia que acaricia los cristales
como silencio que aún queda
como ruido en las paredes
y yo me quedo
y tú no estas
y la puerta se cierra
y nos quedamos solos, yo y yo,
pero esta vez es distinto
a los desamores hay que abrirles la ventana
para que el primer viento de mayo los recoja
bien lejos,
para olvidarse
y reconstruir las paredes
volver a pintar la casa,
quitar los muebles
y no recordar las fotos
y sin mirar atrás, hay que empezar
a mirar hacia adelante,
porque las pesadillas duran una noche
cuando te despiertas abajo en la puerta está la vida
y arriba ya hemos cambiado los colores.
Al desamor hay que ponerle música
y pedir un baile,
tomar unas cañas, hasta poner boca abajo la barra
y tumbado en ellas mirar cómo juegan las estrellas.
Contra el desamor no hay pastillas,
la cura está en dibujar una sonrisa.
31. y el después, de los días de antes.
No se trata de construir el mundo. Este ya existe.
Se trata de convivir en el
o intentar quedarnos agarrados
o sentarse en su precipicio
y dejar los pies suspendidos
como unos niños encima de su columpio
y ver las estrellas como dibujan nuestras sonrisas.
Se trata de escalar montañas, y también bajarlas
intentar surcar ríos, y no ahogarse
o ahogarse en silencio es más prudente.
También he descubierto que tú falta de abrazos
ha sido capaz de desbocar una fiera,
capaz de comerse el mundo
y seguir buscando planetas,
hasta dejar estéril cualquier clase de tierra
y las agujetas del corazón, se curan con besos
pero los besos lo curan todo,
hasta el alma desnuda,
aunque todo de repente, puede ser nada
si no hay boca, capaz de besar
si no hay sueños, capaz de soñar
y si no podemos ser dos, seremos uno
y si no llegamos a sumar uno,
seremos polvo,
y siempre hay alguien que viene diez minutos después,
el impertinente.
32. Aun cosas pendientes.
Nos quedaron pendientes algunas cosas
como aquella noche donde mirábamos
estrellas diferentes
nos quedó jugar con tus tatuajes
y que campanilla fuera capaz de volar,
o tal vez ya vuele.
Nos falto tiempo,
para que el tiempo arreglara las cosas
y miradas
para pedirte que volvieras
nos sobró posiblemente todo lo demás,
pero la música en ocasiones, suena sola.
Nos quedó pendiente menos apariencia
y más presencia
y a veces tener paciencia,
nos faltaron tentaciones, y sobró alguna ostentación.
Ahora me sobra todo,
saber que estas fuera,
es como tener una casa sin tejado, ni ventanas,
y buscarte aunque estés solas
y sola parecerme una multitud.
33.
Mi espejo, sigue reflejándome en blanco y negro
pero he decidido quedarme en la tierra que piso,
no en aquella que sueño
y ahora me gustan los gatos y las brujas,
pero sigue siendo aquel pirata
de pata de palo,
parche en el ojo,
bucanero lleno de ron,
escaso de comida y monedas,
corazón repleto de arena de playa
y sabor salado,
hasta que vino al abordaje
aquel velero bergantín de velas blancas
y tierras extrañas,
que me hizo holgazán las noches de Luna
y lunero los días de guardar,
y tú eres el de la otra noche
y tú la de esta mañana,
confundimos los términos, hasta que terminó.
34.
Es primavera y siguen cayendo aquellas hojas
que quedaron en otoño, de hace dos años
y todavía quedan copos de nieve
en algunos sueños
y quizás caliente el Sol algún corazón de hielo
y mírame a la cara y dime que no hay nada
que las burbujas eran por el cava
y la botella se quedó acostada.
Y es verdad que en los días más tristes
las noches se hacen largas
las mañanas también
y aunque tenga mi corazón encerrado en una celda sin barrotes
y un carcelero sin llave
sabe Usted que puede venir a verme.
35.
Dime porque tenemos que cambiar los muebles,
pintar de colores las paredes,
darle un paseo al ausente
o bailar un Cachimbo, una Cueca o un Trote.
Dime quien viene a abonar los corazones,
si tienen agua desde anoche.
Dime porque la puerta no tiene llave
y tengo que abrirla con los dientes,
si arreglé la cerradura antes de las tormentas.
Y es más preocupante que esté a la espera de hablar
que hable,
porque me resulta tan distante
y ya estoy yo distante de mi mismo
como
pare ver que tengo una Ciudad
que cuando llueve no funciona nada
aunque yo puedo estar llorando dos meses
y no solucionar nada tampoco.
36.
En ocasiones las personas valen,
por lo que miden,
o pesan
o dicen
o callan
u ocultan,
por lo que pueden tener
o dejar de perder
o por no ser.
Uno vale en ocasiones, nada
y nada en ocasiones, vale mucho.
Uno vale para cortar flores,
rellenar el florero
cambiar el agua y limpiar el mucho polvo.
Uno vale en ocasiones
lo que mantiene en el bolsillo
o aquello que le cabe en la mano
o por lo que sueña,
también por lo que besa.
Valer, no cotiza en Bolsa
y en la vida no hay Mercado de Valores,
solo ventanillas de ida y vuelta
a esas me asomo
cuando cesa la lloviznita de los ojos
a buscar un dulce y algún caramelo.
Uno vale lo que uno quiere
uno,
dos,
tres,
hasta más allá de cualquier existencia de número
sería capaz de contar,
también podría gritar.
Pero mi amigo, ese de enfrente que está leyendo esto,
ese sí que vale. Hola amigo.
37.
Las aceras son para pasear,
para bailar en ellas,
para besarse
hasta que llegue el sereno
y selle las cerraduras con sus dedos,
para jugar los niños
dibujando con sus ojos
aquello que las tizas no llegan,
para soñar quien pueda,
para amar, también quien pueda,
sepa Usted, me que ofrezco voluntario, tengo el corazón abierto.
Las aceras no necesariamente tienen que estar limpias
hemos pasado tanto tiempo limpiando la casa
para luego abandonarla,
que en ocasiones me gusta ese desorden que tiene la vida.
Las aceras, sirven para ponerte de rodillas
clavar los codos,
y chocar de bruces con mi cara,
pero también para levantarse
y comprobar que el Cielo aun queda muy lejos,
y pensar que existen todavía, muchos labios sin besos.
Las aceras son mi asiento preferido.
38.
Entre dos versos, surgió la herida
sangraba
como brotan las fuentes de montaña
como corren los potros en la pradera
como lloran los niños,
cuando ya no encuentran la teta que amamanta sus sueños.
Entre dos rosas, fui golpeado
como hirieron a Góngora las violetas,
y son tanto interrogantes y tan pocas preguntas
como ninguna contestación y tantas exclamaciones.
Era como pasear y no andar,
quieto,
inmóvil,
la quietud de los cernícalos, buscando su presa
y la pieza asustada.
La felicidad en ocasiones consiste en un grano de arena
la tristeza
es aquella roca grande, férrea, consistente
que te lleva.
39.
Podría dibujar tus rizos negros
pero ahora los sueño
cerca de la almohada, donde se secan los ojos.
Podría recordar cómo fue todo
y como fue nada,
ahora toca olvidar, cada mañana y
en la nota más triste del pentagrama que escribí hace años,
levantar los pies y ponerlos en la calle
e intentar que anden solos.
Podría cambiar, tal vez no merezca la pena
podría no ser el mismo,
ya no lo soy
y tampoco cambiaria nada,
Podría ser diferente, pero no sería yo
sería el otro.
Podría no hacer nada. O hacerlo todo,
o hacer las dos cosas a la vez que es posible,
Podría volver la mirada atrás,
si tuviera cuello.
Pero la suerte la escribí, estando yo boca abajo
y hacia arriba eran las estrellas.
Te abrazaste a lo más fácil,
te soltaste en el momento más difícil.
40.
Quiero que sepa Usted, que me gusta repartir abrazos,
aquel que pide,
al que sufre,
al alegre,
al enfermo, al pobre,
al rico, aunque se los guarde en el bolsillo,
al enamorado, aquel que es capaz de desenamorarte también,
al que se alegra de su tristeza,
inclusive aquel que recibe muchos abrazos
y por supuesto al que nunca recibe,
al estúpido
al simpático
y al simpático, que siempre es un estúpido.
Me gusta repartir abrazos
a Usted que lee estas letras
si pudiera estar mas cerca, se los llevaría puestos
y le daría un beso también,
me gusta repartir tantos abrazos
que he perdido los brazos.
41.
Tenía el olor a la tierra húmeda
de los campos del abuelo
y las arrugas de la misma tierra,
la comida siempre caliente y la boca fresca,
una flor en el pelo,
una pena en el pecho,
un peso en la espalda,
pero siempre caminaba recta.
Así es mi tierra los días de cosecha
cuando no había, solo existía hambre
cuando había, se vendía, venia el señorito, y seguía el hambre.
Pero siempre tenía una sonrisa la abuela,
hacia pajaritos de papel con el aire
y todos con la boca abierta,
capaz de tragarse una tormenta.
Ella nos dejó,
pero quedó, la tierra
cada piedra me recuerda a ella,
puedes mirar al horizonte y ver que no termina el mundo,
bajas la mirada y no hay nada.
42.
Las gafas de aquella niña
no eran gafas
era su visión del mundo
veía en colores
y eran capaces de dibujar un arco iris en el cielo
o hacer temblar la tierra
aquellas gafas tenían magia
borraban las lágrimas
dibujaban sonrisas
hacían caballitos los ojos con los sueños
y por la noche descansaban cerca de la almohada
por si de repente
despertaba de una pesadilla con fantasmas.
Esas gafas son de Carol,
y es mi hija
43.
Una mirada al mar, es un golpe de suerte
luchar contra las olas,
un ejercicio de supervivencia,
aún teniendo lo pies en el aire,
la sal me aferra a la tierra.
Una mirada al mar
es ser niño otra vez, hacer castillos de arena,
jugar con la espuma en la orilla,
desnudos como empezó la vida
o vestidos como en ocasiones termina.
Mirando al mar me dijiste,
tengo cena para uno,
cama para dos
y besos para tres
y el orden ya está establecido.
Mirando al mar,
el Sol se acuesta a lo lejos,
como el borracho en la barra de su taberna,
se queda suspendido de los sueños.
Donde terminaría la tierra sin mar,
acaso cerca de tus labios
buscando el sabor a sal.
44.
Cosía todos los días,
en ocasiones aguja sobre la boca
en otras en la tela.
Tenía las manos tristes y los ojos alegres,
las horas todas ocupadas, por un plato de sopa,
algunos gritos
y esperando que alguien visitara su corazón.
Durante las noches la aguja, se quedaba en las nubes
enhebrando sueños
y buscando a sus niños,
fue a buscar pan y encontró hambre
una vez hambrienta,
seguía con la aguja entre las manos
lejos de casa, pero cerca de los suyos
pidiendo por la vida, que no era la suya sino la de ellos.
Cosía sus dedos y media sus besos
en la misma proporción que los sueños
y era capaz de organizar un baile sin nadie
y bailaba porque quería
y reía, porque era ella,
la reina de las agujas que cosía sus lloros en la almohada,
pero seguía dando a cada hilo su aguja,
a cada aguja su sueño.
45.
Pido aire, para poder envolver tus besos,
para ver la distancia entre nosotros,
pido aire para volar con mis sueños
y poder subir a las nubes
y bajar sobre tus labios los días de tormenta.
Pido aire, cuando levanto las sábanas e intento buscar tu cara
y quiero oxigeno si la puerta no abre.
Pido aire, y pido ser otro, en otro tiempo
quizás mi gato, me prestó alguna de sus siete vidas
y yo le dije, si quiero.
Pero hoy ya no pido, doy mi corazón a peso.
46.
Soy de aquellos que sueñan,
antes que besan,
pero cuando beso, es sincero,
soy de aquellos que siempre andan cinco centímetros sobre el suelo
pero cuando bajo, me quedo
y cuando no puedo bajar, también me quedo.
Soy de aquellos,
como los otros aquellos
somos tantos,
como tanto nos queremos,
y sin embargo, no te conozco,
aunque siempre te pienso.
Soy de aquellos, capaces de mover el mundo
o dejarlo quieto,
si te acercas en silencio, a mi hombro,
y si no te acercas, yo también me quedo quieto en silencio.
Soy de aquellos, que aun apuñalado, sigue queriendo
y siempre tiene un buen recuerdo,
o un rato de olvido,
en las nubes, en un sueño, en el suelo o en el cielo.
47.
Miro como te muerdes los labios
y te recuerdo
que soy un diente anclado en un cuerpo,
y que hoy, aun no he amado,
pero si Usted quiere podemos amarnos
como los niños y sus cometas
llegando hasta las nubes,
como una pareja de adolescentes,
mirando al suelo, por si acaso,
como Usted quiera si le digo que tengo algún año
pero que ninguno sobra,
mi corazón palpita todas las noches
cuando lo dejo encima de mi mesita
y me mira y dice que podemos amarnos
por la mañana
por la tarde, la noche, o de madrugada
a tu lado
o en el mío, que siempre estorba.
48.
La felicidad es un grano de arena que el mar viene a por él
y se lo lleva,
luego lo devuelve con espuma y con ella,
le doy un beso en silencio
que se queda,
es un aire que te azota y te recuerda,
es un perfume que no olvidas,
es una nube a la que subes
y desciendes en forma de tormenta.
La felicidad es el abrazo de un amigo que no miente
y un abrazo de alguien a quien no conoces,
en ocasiones es una conversación
o una ausencia de ella
o si me dices ven y yo voy
o si no me lo dices, y yo te pienso.
Las heridas sangran
aunque las tiritas siempre estén bien puestas
y la cirugía sea mas precisa,
en ocasiones los puntos de sutura, son en la boca.
49.
Soy tan bueno y tan malo,
como el dulce y lo salado
como los besos de plata
que se quedan en mis labios
y los de oro que regalas a diario.
Soy el trapecista de tu diario
y aquel que sueña con la boca abierta
esperando tus labios.
Soy la tormenta que nunca aciertas
y la lluvia que no te gusta,
soy la pena que vive andando
y sueña que podría quedarme acostado.
Soy yo, en la manera que Usted quiera.
50.
Cuando aprietan tus labios
crecen amapolas en mi estómago
y me sudan las manos
como un parto clandestino
y no te quejes
en los días del perdón a los santos
si mi mano aprieta tu corazón
es porque te quiere tanto…..
y describo tus labios
como aquel pintor, y sus cuadros….
y tengo emborronada la memoria
del carmín de tus labios….
de tu olor y de tu daño
y es que cuando te veo
no estoy contigo, si no mar adentro,
porque tengo una historia de amor
donde los besos son nenúfares
suspendidos en un viejo lago,
donde algún niño juega con ellos
y yo le digo que los salve del miedo a seguir flotando.
51.
Las tormentas, son así, aparecen de repente
todo se lo llevan
dejando agua para su recuerdo
traen el sabor de lo nuevo y de lo viejo
pero si quieres, abrázame que yo te salvo
y recordamos los besos del parque
y del parque sus sueños,
el olor a un puñado de tierra,
a volver a mirar aquellos ojos
y volver a decirles te quiero,
mirar aquel viejo arbusto
que nos parecía un enorme enebro
y ahora sustenta tu nombre en su tronco.
Las tormentas
vienen,
llegan
y sobre todo pasan,
después solo queda agua.
52.
Son tus ojos, los que buscan mar adentro
y yo pretendo ser marinero sin vela, ni besos
como si fuera posible comer y no abrir la boca
como si soplara el viento y estuviera quieto tu cabello
como desprenderte de tu ropa
y yo, solo conformarme con recogerla
y es que no sé nada de Usted
y estoy interesado en saber.
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