__ ¿Ves eso?, ¿ves esas líneas de acero paralelas?, se llaman rieles, lustrosos e infinitos rieles por donde corren infinitos sueños. Nos quieren cerrar ¿sabes?, ¡cerrarnos a nosotros!, no, si no saben lo que dicen, cerrar se cierran las puertas, las ventanas, pero los sueños no hermano, no.
Miralos bien, rieles brillantes, sonrientes, gastados de tanto dejar correr la vida sobre ellos, miralos bien haceme caso. Miralos muy bien porque pronto van a estar sucios, tapados de yuyos y de mugre que vuela vaya uno a saber desde donde. ¿Los durmientes?, claro, los durmientes también van a estar tapados de cardos hasta que ya no se vean y queden solo los pastizales olvidados que de tanto crecer un día van a convertirse en monte cerrado y lo único que recordará que por acá alguna vez pasó un tren será la vieja estación y la oxidada toma de agua, que por altas, se van a resistir un poco más al olvido. Ese olvido que nos quieren hacer creer que es progreso, un progreso lleno de mentiras, mentiras que hoy crees porque sos joven pero que un día vas a descubrir y ese día…ese día vas a venir acá y vas a llorar, vas llorar por todo lo que no te dejaron ser.
¡Si estos rieles pudieran contarte la historia de tantos trenes que pasaron!, y mira que pasaron eh!, por acá pasó hasta la máquina de vapor, claro, por eso está la toma de agua. Agua que era vital. Agua que producía el vapor, ese vapor que curaba, decían los abuelos y por eso te llevaban a pasear a los puentes altos. Puentes desde donde te decían que aspiraras profundo cuando la máquina pasaba, porque hacía bien. No se sí hacía bien pero era lindo sabes. La de vapor arrastraba vagones de madera, que además de traquetear sobre los rieles, crujían, crujían los vagones y echaba humo la locomotora. Era una sinfonía, mejor que las de Beethoven negro, mucho mejor, creeme.
Vos capaz no lo entendes porque sos joven, solo viste el eléctrico, pero yo….yo que cargo años de ferroviario encima te puedo decir que si hacen lo que dicen nos matan a muchos. Una cosa más te digo, si me muero, mirá, si me muero por esto, quiero que me entierren debajo de estos durmientes, acá, en esta estación, para saber viste, no sea cosa que por estar muerto me pierda el día que vuelva a pasar el tren, quiero sentirlo aunque sea desde abajo negro. Pero capaz, capaz no me entendes. Te digo esto y tomo coraje mira, dale, acompañame, vos sos joven pero yo, yo capaz sea lo último que haga.
¡Dale!, ¡vamos! robémonos el tren.
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