Todo parece fantástico, irreal, ideal, tremendo, patético, triste, pero, (coma) sin embargo…

Y aquí parece que todo lo que venía siendo, puede tener otra dirección, o se aferra a otra idea que hace que todos los calificativos reviertan su sentido.

Me van a disculpar, pero haciendo honores a mi profesión leguleya (así lo marca la papeleta cuyo original preservo como el Santo Grial porque es irrepetible), EMBARGO significa,-según Wikipedia, que no dista de lo que pueda llegar a decir un diccionario especializado- en retener una serie de bienes del deudor para asegurar el pago de sus deudas al acreedor.

Creo que todos/as tiene una cierta aversión a la palabra embargo a secas. (sin el sin). Más cuando nos toca ser los abogados del deudor. Nuestro cliente se ve privado de alguno, o todos sus bienes, queridos o no. Es indistinto para la justicia objetiva.

La poca simpatía se vuelve en bendición para aquel acreedor cuyo deudor es poseedor de bienes a embargar, pero, como la vida es una rueda, dudo que este acreedor (beneficiario del desafortunado deudor) no sea a su vez, en algún momento, sujeto pasivo de alguna otra relación que ponga en jaque su solvencia.

Suficiente de terminología jurídica, porque es aburrida (hasta para mí).

Donde situaríamos, entonces, en la vorágine y cotidianeidad de la vida, al Embargo conceptuado desde los aburridos textos legales, y al (coma) «sin embargo». (cuándo pienso en ti…..esta frase me retumba en la cabeza a medida que escribo, seguro conocen la canción de un famoso cantante español cuyo apellido empieza con “S” ).

La respuesta pareciera fácil, si ud. entiende el significado de ser deudor o acreedor. Si estoy en la columna del debe o el haber (aquí ya me transforme en contador…esos personajes y los abogados son casi lo mismo para la sociedad, y lo digo peyorativamente.)

Si, seguro eligió ser el Acreedor de la definición de la palabra que sirvió de puntapié para estas líneas. Pero, recuerde lo de la rueda de la vida. No estaría tan seguro de que un momento sublime de la existencia haga depender mi seguridad en las pertenencias de un otro. Demasiado arriesgado, por más que para la lógica jurídica el embargo se califique como “garantía”.

Al deudor siempre lo descartan porque nadie quiere estar en esa posición, aunque, volviendo a la rueda, su suerte podría cambiar; y así sucesivamente. Parece que nadie está exento de esta rueda de la fortuna, por esa mano invisible que la hace girar.

Y que pasa con el, (coma) sin embargo. En definitiva, corre la misma suerte que el pobre indeseable que circula por los ámbitos abogadiles. Esto de que el deudor puede ser algún día acreedor y viceversa, aplica también a la frase comatosa (porque aquí la palabra embargo siempre va acompañada de una coma, y la coma implica una pausa, y estar en coma en definitiva es una pausa!!..);

En fin, vuelvo, depende que antecesores tenga la frase comatosa, ella va a significar seguidamente una cuota (pequeña, mediana o grande) de des/esperanza.

Grafiquemos con algo muy trivial y real (sin estigmatizar la situación ni a nadie): “X, Y ó XY” espera todo el verano para poder al fin usar sus shorts cortos de jean, sin embargo, sus glúteos aumentaron de tamaño y ya no los pudo usar este verano.

Otro ejemplo, esperanzador: El verano pasado no pudo usar sus shorts de jean que tanto ansiaba lucir, sin embargo, este verano lo logró gracias a la constancia en sus clases de crossfit. Alentador, no?. Por cuánto tiempo permanece esta sensación. Aferrarse es efímero y perjudicial.

Tal vez los ejemplos son escuetos y poco profundos, pero a lo que apuntan es a la búsqueda constante de consuelo, que todos en más de una ocasión podemos pillarnos in fraganti. La frase comatosa puede servir de palmadita suave en el hombro, o una bofetada con anillos de rubí en el centro de la cara.

Y perdón la reiteración, pero se acuerdan de la rueda de la fortuna?. Si nos aferramos a la caricia suave, sabemos que la cachetada inevitablemente puede suceder.

Ojo, y esto no es un secreto pero encaja en no pocas ocasiones de la práctica abogadil. No hay qué embargar!!. Nuestro deudor no es poseedor de pertenecía alguna que sea el sustrato de la operación garantista.

Y lo mismo debiera entenderse con nuestra frase en coma. No referenciar el pasado, alivia el presente y ayuda a un futuro desapegado. No buscar consuelo ni castigo. Porque en definitiva, no hay nada a que aferrarse (como un acreedor que persigue a un deudor desemplumado de bienes y objetos).

Que tal si nos DESEMBARGAMOS. Un SIN EMBARGO, pero DES-COMATOSO. Sin coma.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS