Con el estómago hecho un nudo, la misma sensación de siempre, pero con la ansiedad de la anticipación a flor de piel camine guardando las distancias por ese tubo frio, de brillante luz blanca y olor a quirófano. En la puerta me esperaba un ente , tal vez hombre , tal vez mujer algo parecido a un astronauta ,pero de los nuestros , al traje que tenía una pierna más larga que la otra se le veían algunos girones y era descartable , blanco sospechoso de la cabeza a los pies con capucha apretadita a la cara ,guantes de látex , dos barbijos por si uno le fallaba y anteojos como antiparras para esquiar , me entrego una bolsa de nylon con un emparedado diminuto un croissant, dos galletas y una botella de agua y me pregunto algo a lo que respondí porque había escuchado a la persona que iba adelante mío así que simplemente dije : 15F y por señas me indico el pasillo de la izquierda . Así encontré el asiento en el avión que me llevaría a casa.
Hacía ya tres semanas que me habían vuelto a cancelar el vuelo ya reprogramado dos veces y ahí si me empecé a preocupar. Hasta ese momento la llevaba más o menos tranquila a pesar de lo irregular de la situación, la parálisis de la pandemia me había dejado varada en la Argentina muy lejos de mi familia pero cuando empecé a escuchar la situación de otras personas me sentí privilegiada y me tranquilice decidida a disfrutar de la oportunidad que me daba la vida de vivir con mi hermana cosa que no habíamos hecho en más de casi 40 años. Toda una experiencia en si misma que paso por todas las etapas propias de semejante prueba de la cual salimos airosas, felices y más unidas. Así y todo cuando el gobierno empezó a decir que las fronteras no se abrirían hasta después de cuatro o cinco meses más, la situación torno en desesperación buscando la puerta de emergencia.
Nefasto cómo de un día para otro de ser una persona enemiga de la tecnología, jactarme de mi anonimato en las redes sociales y declararme abiertamente a favor del boicot a las computadoras y teléfonos celulares, pase a depender de cada sonido de los aparatejos.
De no subir ni una foto al face para que nadie pudiera ver satisfecha su morbosa curiosidad de cuan vieja y gorda me encuentro a la fecha ,pase a poner carteles en redes sociales con mi imagen y carteles con el hashtag #volver a casa. Probablemente también aparecí en algún noticiero ya que mis compañeros de aventura se dedicaron a empapelar el mundo con la información, la verdad no quise investigar demasiado con la ilusión de que fueran tan pocos segundos que nadie se daría cuenta.
Sin mentirles, por día, me comunicaba o intentaba comunicarme con dos o tres aerolíneas, ya no era solo la aerolínea que me había ingresado, era cualquier cosa que me rescatara. Cancillería de mi país, personas que podían tener alguna conexión con algo, atención al ciudadano, embajadas y consulados varios y hasta cartas al Presidente de la Nación o al Ministro de Relaciones Exteriores cualquier cosa que me pareciera que podía darme ayuda o simplemente una contestación telefónica Todas brazadas en ese confuso mar de desinformación, pocas respuestas ,mejor dicho ninguna durante muchos días, aunque el hecho no me amedrento De vez en cuando si, recibía alguna contestación por wasap o por mail pero nada alentador más bien disculpándose y pateándome para otro lado, de todos modos agradezco encarecidamente, de verdad, esas interacciones humanas que me sacaban del contestador automático.
No estuve sola en la lucha, mi hermana desde la misma trinchera , codo a codo aprendiendo el manejo de los aparatejos a pasos inusitadamente rápidos para mi entender y mi marido desde comando remoto, nuestra casa en México, apoyaron la causa sin descanso y escupiendo artillería , mails y mensajes a diestra y siniestra , hasta que finalmente se abrió el cielo a través de…facebook, ironías de mi destino.
Había ingresado a la página de la Aerolínea estatal para ver como despotricaba la gente que estaba igual que yo cuando leo en un comentario de esos chiquitos que salen abajo alguien que pide que se habiliten los asientos de los vuelos que vacíos viajaban a rescatar a los argentinos en el mundo previa compra de boleto claro , a diferentes lugares del globo realizados por nuestra aerolínea de bandera. Si, como lo leyeron, sin comentarios… Pero bueno en particular esta chica hablaba de la ruta Buenos Aires Cancún que era la que a mí en particular me interesaba así que por. Internet (¡Ja!,¡Qué pro! ) me comunique con ella.
En un segundo me contesto y me conto que habían formado un grupo de wasap con unos casi cuarenta varados argentinos en Argentina y residentes en México, que estaban a la deriva como yo. Para Argentina estábamos a salvo en nuestro país, lejos de nuestra casa, familias, trabajos, etc. pero a salvo vaya uno a saber de que, sin un peso muchos de ellos y sin ropa porque habíamos llegado en verano y ya aparecía el frio del invierno y sobre todo sin contestaciones. Tampoco podía hacer nada por nosotros México porque a pesar de que nuestras vidas estaban allí no éramos nacionales, en conclusión todos nosotros en el más absoluto limbo.
Dos segundos más tarde y luego de verificar santo y seña o sea mi número de reserva y cancelación vencida de vuelo aparecí por arte de magia en el wasap “Varados residentes en Mex”
Y allí mi historia empezó a tener color y tomo una velocidad vertiginosa. Cuatro o cinco genios, al menos para mí, de las redes sociales gestionaban el grupo y las cuentas en todas las redes. Juntaban listas y videos, se comunicaban con embajadas, cancillería y medios de comunicación, aparecieron y aparecimos en noticieros de Argentina y México, les hicieron entrevistas en radios Nos instigaban a movernos, a mandar al face a involucrar a nuestros amigos y familia En mi caso me llevaban con ellos, ante mi nulidad tecnológica se reían y me ayudaban a llenar planillas Excel o a editar videos. Nos hicieron visibles a todos y una molestia para varios.
Cuando escuchen que la gente no es solidaria , que la juventud es apática y egoísta les aseguro que les mienten , mis camaradas oscilan entre los veinticinco y treinta y pico y jamás me dejaron sola, sin siquiera haberme visto la cara.
Finalmente la embajada de México en Argentina, por solidaridad y porque les vino bien también para sus fines de lo cual no me quejo , tomo la bandera de nuestra pelea, y fueron ellos los que realizaron las gestiones ante cancillería Argentina y la Aerolínea y finalmente consiguieran que saliera un vuelo a rescatar argentinos (otra vez previo pago casi 600 dólares) y que nos vendieran a los residentes en México y a Mexicanos varados en Argentina nuestros asientos en sus vuelos de ida vacíos.
Fue lindo cuando un muchachito mexicano de la embajada me llamo por teléfono y me dijo: yo soy su contacto y no me abandono ni telefónicamente para darme su apoyo ni en las gestiones necesarias. Fue lindo cuando recibí un correo de la Aerolínea con mi nombre impreso junto al número de reserva en el vuelo AR 1370.
Pero no se apresuren, si creían que ya había pasado todo,están equivocados . No, no fue así, allí solo empezó la segunda etapa. Yo estaba en Neuquén, en provincias ,a mil doscientos kilómetros de Ezeiza, mi puerta de salida del país, y mi país está en un literal estado de sitio donde transitar por sus rutas es una misión casi imposible.
Y así otra vez a solo nueve días de la salida del avión yo tenía que conseguir transitar esos mil doscientos kilómetros, sin vuelos, sin transportes sin permisos. Si, para pasar de una provincia a otra eran necesarios diferentes permisos y declaraciones juradas, certificados de salud y domicilios no solo mías sino de aquel que me trasladara, con el consiguiente trastorno para el que fuera, sin parar en ningún lado, sin descansar y con la obligatoriedad de hacer cuarentena so pena de cárcel si algún vecino simpático, de los que siempre existen te acusa ante la ley porque se te ocurrió sacar al perro.
Mis hermanos prontamente pasaron a ser la última alternativa .Era muy riesgoso el viaje , muy largo para no poder parar . Llegando a destino, no podían estar más de una hora en Buenos Aires sin cuarentena y deberían re transitar nuevamente esos mil doscientos kilometros de regreso Así y todo por las dudas comenzamos a tramitar permisos . Yo tampoco podía ir a Buenos Aires antes del día del vuelo, pero era muy arriesgado dejarme estar hasta último momento, así que logre tramitar un certificado de domicilio como que mi casa en Argentina estaba allí y había quedado varada en Neuquén .Empezamos a averiguar en agencias de viajes para ver si alguien tenía algo autorizado por Nación, a su vez empezamos otra vez a mandar gritos de socorro en todas direcciones. Como manotazo de ahogado mande un mail a la Casa de la provincia , que me habían dicho que estaban trayendo a estudiantes varados en Buenos Aires a ver que hacía con los viajes de regreso y dos días más tarde se comunicó conmigo un desconocido diciendo que salía un transporte de la terminal tres días después: Había que pagar en el bus y estaban tramitando permiso parecía todo un poco turbio pero no me importo demasiado ya que no había otras alterativas y me decían que mi dato se los habían dado en la institución provincial , yo había mandado tantos correos a tantos lados que me era difícil cerciorarme de la veracidad de los dichos , pero no pensaba perder el vuelo.
Tramite todos mis permisos de traslado con mi dirección en la casa de una amiga y tres horas antes de subirme al ómnibus me llamo mi contacto de la embajada mexicana diciéndome que habían conseguido un minibús que salía dos días más tarde, con un grupo pequeño de gente de otra ciudad y me pasarían a buscar por la terminal que me pusiera en contacto con esa agencia y que la embajada se encargaría de mandarme el salvoconducto para transitar por el país. No lo pensé demasiado para ese momento ya se me habían cruzado por la cabeza todas las películas con respecto a la primera alternativa inclusive que se trataba de un grupo traficante de blancas ,y aunque seguramente hubiera terminado siendo la Madama , no me quería arriesgar Así y todo y después de que llego el salvoconducto más legal jamas conseguido para transitar por el país, tan legal que amenazaba hasta a la policía si se les ocurría mirarme fijo ya que yo tenía inmunidad diplomática me tome dos días de descanso antes de ir a la terminal a esperar mi bus .
Para ese momento yo ya había descubierto que el minibús que me pasaría a buscar era de unos primos lejanos , bueno no tanto pero casi ,es que cuando llame a la agencia me contesto una persona a la que entre que le preguntaba costos y servicios le conté que mi marido era oriundo de esa ciudad y resulto conocerlo y conocer a todos mis conocidos lo que me llevo a considerar que lo de la teoría de los seis grados de separación es absolutamente cierta ya que hacía más de 30 años que no había vuelto a ese lugar . Asi que otra vez con el mandato de pagar mi pasaje en el bus me dispuse a esperarlos.
Con la seriedad de la gestión de la embajada y mi salvoconducto consular, parada sola en el andén de la terminal de ómnibus, luego de llorar abrazada a mi hermana y darnos besos con barbijos veo llegar un pequeño minibus, la única cosa que se movía por allí y estaciona frente a mí un vehículo de dudosa apariencia que dudosamente parecía poder transitar mil doscientos kilómetros. Agradecí para mis adentros saber que la ruta tiene muy pocas curvas y que la llaman la conquista del desierto porque también tiene poco tránsito y me subí con mi mascara puesta estilo star wars y las valijas y todo adentro porque no tenían donde guardar equipaje y me encontré con 12 barbijos que me saludaron con la mano levantada y una cabezadita de buenas noches y partimos todos felices de transitar las 16 horas que nos esperaban en esa lata de sardinas sin baño.
De allí a un Ezeiza vacío al que nos citaron cuatros horas antes del vuelo fue una interminable charla de reencuentro con mi amiga que me cedió su cama durante tres días y la que tuvo que dar explicaciones a porteros y vecinos certificando mi salud libre de coronavirus para que no me pusieran de patitas en la calle y llevarme al aeropuerto con temor a las barricadas que podían dificultar nuestro tránsito, cosa que por suerte no ocurrió. Luego de la despedida el reencuentro con mis amigos del wasap de hashtag varados que no me dejaron sola tampoco durante ese vía crucis con palabras de aliento constantemente y transitando conmigo las rutas argentinas ,acompañándome, mandándome mensajes de aliento como ya falta poco , con dibujitos de pulgares levantados y luego dándome tips de desinfección y uso eficiente de barbijos y alcohol en gel mientras hacíamos filas de check in con dos metros de distancia para después viajar todos apretaditos arriba del avión y aplaudir con fuerzas cuando el AR 1370 aterrizo finalmente en suelo mexicano.
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