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CHICA OJOS PERLA

—L.C.V

Se encontraba sola. Dañada por un idiota poco hombre;por un chiste de ser humano.

Estaba allí, inconsolable y necesitada de alguien con capacidad de amar y ser amado; de recibir y dar en igual cantidades en una relación casual y muy particular. Era Diana que, con un gimeo y el rímel corrido me miró, como si se tratase de una revelación poderosa, cayo en cuenta que tenía a un amigo acompañante en sus tristezas y melancolías.

Me acerque con cuidado, midiendo mis pasos y mi velocidad. Pensaba en lo bien que se sentiría abrazarla y consolarla, llenarla de cercanía perpetua. De golpe se abalanzo hacía mi, rodeando me con sus brazos con tal fuerza que, mi espalda sintió sus uñas enterrase y mi pecho, su boca hablar. Las palabras que soltó fueron bombas para mi corazón. Una confesión verdadera y sincera fue lo que escuche;“Gracias por estar aquí». Simple y transparente jamas me había parecido ella. Princesa confinada a mí como amiga. Dama especial viviendo en mi rutina de cada día.

Se llamaba Diana, una chica ojos perla que alzó su cabeza y observo a su verdadero amor. Atónita me beso, bruscamente pego sus labios a los mios y empezó a moverlos con una seguridad intimidante. Velozmente tome su cuerpo y lo alze, la fuerza no importo en ese momento, donde los dos sentíamos el real y el más puro estado del vivo amor.

Soltando mis labios y cálidamente despegandose de mi, la baje lentamente. Sus ojos, profundos y misteriosos, me invadían con intensidad. Habló diferente, se expreso como si fuese una desconocida entre mis brazos;“Me tengo que ir», dijo ella, al momento que se alejaba de mi.

Rompió mi ser en añicos . Esa oración fue un martillo destruyendo al cristal guardián de mis sentimientos y de mis ilusiones. Solo se liberó por medio de mi, solo fui un desahogo momentáneo para su dolor eterno.

Avizorando su alejar, Diana Torres parecía Diosa, lejana y eterna; única y especial. Escapaba a ser ella, eso que forma su esencia. A volver a interpretar a un amor ojos perla.