El lenguaje que el amor inventó

Toda palabra y frase tiene un poder significativo, cuando se arman juntamente, puedes apreciar, sentimientos vivos, hoy he de ser testigo, de esto que afirmo y digo:

Eres el sinónimo de mi vida, escrito de diferentes maneras, poseyendo la misma definición, en sentimiento ninguna variación

Tus antónimos encajan perfectamente, ya que no hay momentos ideales en la igualdad, sino en como encajan las diferencias de todo sentimiento vivido.

Causas adjetivos en mi corazón, dándole la debida calificación, a toda debida emoción, brindándole toda una correcta demostración, pero queda una interrogación, ¿llegarán esos sentimientos a mi corazón? Aún con la debida cuantificación, solo podría definir como mucho a este sentimiento y emoción.

Adverbias mi vida sin importar el tiempo ni el lugar, sin importar las dudas o la negación, solo existe la debida afirmación, de estos sentimientos que rondan por el aire de algún modo, como la sinfonía de tu voz.

Quiero ser el pronombre de tu verbo y promover todas las conjugaciones en todos tus tiempos, usar correctamente el tiempo y encajar el artículo vivido, para que sepas que dos palabras pueden hacer más magia que un poema narrativo.

Y quiero ser el sujeto de tu predicado, para dar significado a cada parte de esta oración, que no quede escrita en el aire, sino en tu corazón, usando correctamente cada adverbio y sustantivo, sabiendo que este pronombre, como todo un hombre, «yo» va expresarte lo más lindo, porque aún cuando seas un verbo infinitivo, verte: amar, vivir y sonreír es la razón por la cual hoy escribo.

Francis Drake