Horacio refunfuña. Se queja entre dientes mientras acomoda su corbata.
Se mira al espejo. Se justifica a sí mismo entre resoplidos. Se da cuenta. Se observa. Se alienta. Toma coraje.
Horacio: ¡¿Sabés qué Martha?!… (mientras se arranca la corbata y se desabotona la camisa) ¡No voy nada a tu reunión! ¡Me canse de ponerme esta corbatita los sábados a la tarde! No me gustan las masitas, no quiero jugar a las cartas. ¡Soy un hombre Martha! (se saca la camisa) ¡Soy un hombre de chomba Martha! (toma la chomba que descansa en la silla) No voy a soportar más esta tiranía hacia mi persona! ¡¿Me oís?! (se pone la chomba) ¡Me destruís la personalidad Martha! ¡No me dejas ser! ¡Me manipulas como a un muñequito para que sea quien vos querés que sea, para que sea lo que vos necesitas que sea!… ¡pero se acabo! ¡Esta relación maternal ya no funciona! ¡En mi interior está el verdadero Horacio que hace fuerza por aflorar y no voy a contenerlo más! ¿¡Me oíste Martha!? ¡No lo voy a contener más! (se saca el pantalón, queda en boxers holgados, medias y zapatos) ¡Y ahora si vas a ver a Horacio en acción! ¡Al verdadero Horacio! ¡Horacio el Hombre! Y te vas a tener que acostumbrar, ¿eh?… ¡¿Me oís?! ¿¡Me oís Martha!?
Pausa. Va hacia el espejo y se alienta entre dientes “Nuevo Horacio, nuevo Horacio”. Reafirma lo que vendrá.
Horacio: Y para que veas que no estoy diciendo una cosa por otra te voy a confesar algo que no te va a gustar, ¡¿Me oís?!… (toma valor) Conocí a alguien Martha… una chica nueva de la oficina. Verónica se llama. Es algunos años menor. Hace tres semanas me invito a almorzar. No se que paso Martha, me deje llevar. Mientras caminábamos devuelta a la oficina me rozaba las manos con las suyas. Pensé que se me iba pasar, que era solo la novedad lo que me atraía… la adrenalina. El intenso cosquilleo de que alguien quiera saber de mí. Qué pienso, qué me gusta, qué tengo para decir… Sin prejuicios ni peros, sin reproches ni celos. ¿Sabés cuánto hace que nadie me preguntaba: “¿Cómo estás vos Horacio?”?… Qué se yo, Martha. Todo esto me llena de culpa, me cuesta horrores. Yo no te quiero hacer mal, Martha. Lo que menos quiero es hacerte doler. Me siento como el traste…. pero, qué se yo, me quiere… Me piensa y yo siento que la quiero y… (pausa) Me voy a mudar, Martha. Me voy a mudar con Verónica. (pausa) Por las cosas no te preocupes, yo me llevo mi ropa, mis libros, alguna cosita mas y listo. Quedate con todo, no te pido nada. (pausa) Martha yo no quise… pero esta poesía cruel de no pensar en mi me está devorando por dentro. Siento que mendigo vida. Me siento un fracasado, Martha. No me quiero entregar sin luchar. Lo vi, Martha… ¿Entendés? ME vi… y yo no quiero esto, ni para mi ni para vos. A vos tampoco te hace bien esto… vamos Martha, seamos francos… Volcás todas tus frustraciones en mi. Me manejas a tu gusto para satisfacer un morbo que tiene como único objetivo hacerte olvidar de todas tus miserias y frustraciones y ponerte en esta situación de poder que solo te genera más odio interno… (pausa) Si. Eso pienso… hace tiempo, Martha. Vos y yo sabemos que este momento iba a llegar. Que por algún lado iba a explotar. Que no iba a ser para siempre. Es la verdad, Martha… y la verdad muchas veces nos duele… mucho… (pausa) Decime algo, Martha… no me dejes así… ¿Martha? (va saliendo) ¿¡Martha!? (extrañado y algo preocupado) ¿Me oís Martha?… (sale) Hey vieja… ¡Martha!… ¡Mamá… Mami!
Apagón.
Sonido de “Rewind”. Suena “Eye of the Tiger” y aparece una señorita en paños menores con un cartel (al estilo separador de round en boxeo) que dice “Final Alternativo”.
Horacio: Si. Eso pienso… hace tiempo, Martha. Vos y yo sabemos que este momento iba a llegar. Que por algún lado iba a explotar. Que no iba a ser para siempre. Es la verdad, Martha… y la verdad muchas veces nos duele… mucho… (pausa) Decime algo, Martha… no me dejes así… ¿Martha? (va saliendo) ¿¡Martha!? (extrañado y algo preocupado) ¿Me oís Martha?…
Entra La Muerte. Horacio detiene su marcha.
La Muerte: Así que Verónica ¿eh?… (pausa) Andá… (señalando la camisa y la corbata) agarra eso y camina para allá… (Horacio obedece) ¿Dónde dejaste el gel?
Horacio: (desde afuera) Ahí en el estantecito…
La Muerte toma el gel y va saliendo
La Muerte: (a público) Verónica…
FIN.
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