La cultura del ¡Ash!

La cultura del ¡Ash!

Brenda Morales

15/07/2017

A menudo es típico encontrar a personas desde adolescentes hasta adultos que se quejan por todo, si hace calor, si hace frío, si llueve o si no llueve. Si hablamos del ambiente laboral es más frecuente tener cerca a alguien así o sin previo aviso ser uno de estos.

Está claro que en la mayoría de casos se debe a la falta de satisfacción personal o profesional; por ejemplo, piense en la última vez que se quejó, ¿fue importante?, ¿le ayudo quejarse?, ¿supero el percance?, ¿sigue quejándose? Usted podrá notar sin que nadie se lo explique si le es beneficioso o, al contrario. Ahora bien, de donde viene esa insatisfacción provocando ese ¡ash!, ¡no soporto!, ¡qué terrible!, o particularmente su forma que quejarse. Pongamos sobre la mesa ese punto que nos daña o del cual nos quejamos más, acaso es ¿su sobrepeso, su cabello o su trabajo? Tomaremos el trabajo, al momento de tomar la decisión de activar la alarma o despertador es tedioso, llegar a un lunes se vuelve tragedia, se ha puesto a pensar ¿por qué? A lo cual quiero seguir preguntando, ¿le gusta su trabajo?, ¿valoran su labor?, ¿considera importante lo que hace?

Quiérase o no el recibir un buen comentario referente a lo que hacemos eleva nuestro ego profesional, mantiene saludable nuestra autoestima e incluso motiva a seguir haciendo las cosas bien o a mejorar eso que nos han alagado. Es obvio que, si nos esforzamos, hacemos todo lo que está a nuestro alcance y más, y no recibimos ni un solo gracias o bien hecho, o por lo menos un “la hiciste” como popularmente se dice cuando afirmas algo bueno, es decepcionante cuando algo que le costó tanto, que hasta le complico la vida; pero, lo logro resolver y nadie se da por enterado, más bien hacen caso omiso y dan por sentado que así tiene que ser.

Una de las grandes enseñanzas en la familia es aquella que hasta canción hicieron, decir por favor y gracias, las “palabras mágicas”, inculcamos a los niños a usarlas; sin embargo, los adultos las usamos no tan frecuentemente, ¿por qué? Simple, no se nos da la gana. De modo que nos convertimos en personas mal agradecidas, aprovechadas, insolentes u otro calificativo para personas que no tienen buenos modales para pedir apoyo.

Supongamos que el gerente de una empresa recibe a uno de sus mejores clientes y llega con el hijo pequeño y enfermo, el pequeño vomita en la recepción e inmediatamente el encargado de la limpieza deja como si nada paso, ¡Qué bien! Todo está en orden. Pero, se ha puesto a pensar en las náuseas que tuvo que soportar al limpiar el desastre y nadie lo toma en consideración, y que tal si usted lo hubiese hecho; dirá usted, ¿Y? ese es su trabajo… si, mas pudo irse y dejarlo con el piso decorado con fragmentos del desayuno de ese niño.

Ofrecer un feedback positivo es más que decir lo bueno que hacen o lo agradecido que estamos, es alimentar la satisfacción de trabajar con nosotros en cosas que quizás jamás haremos y menos quisiéramos hacer como el caso de limpiar vómitos, que respeto mucho a las personas que tienen que hacer eso.

Ahora puede comprender porque su empleado le muestra su cara de inconforme o el “mal encarado”; ese empleado que trabaja solo porque no tiene otra salida y debe recibir un sueldo, si no tendría de parte de esa persona una segura ultrajada por su mala actitud.

La cultura del ¡Ash! o de la queja constante está presente en las empresas y depende de cómo queremos el ambiente laboral haremos lo posible de compartir la visión y retroalimentar positivamente a nuestros colaboradores, para lograr eficiencia y eficacia en los resultados que buscamos, no solo colaboradores motivados, sino que también clientes satisfechos y fidelizados.

Quiere empleados fieles, leales y eficientes, entonces use el feedback positivo y reciba su recompensa personal y económica principalmente. Valore a sus empleados, esa es la base de una gran persona que aprecia el trabajo de los demás y es una forma sin ser religioso de cumplir el segundo mandamiento que ya sea católico o evangélico lo conoce.

Cambie el tengo que ir a trabajar por el quiero ir a trabajar, y sin darse cuenta logrará cambios hasta en las familias de sus empleados. Y si es ese empleado el que no recibe un feedback positivo, sea optimista ya que usted solventa los problemas de su jefe y por eso le paga, superemos la inconformidad sin necesidad de que alguien nos lo agradezca, disfrute lo que Dios le ha dado y no lo desperdicie, ser feliz es gratis y es su decisión.

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