A TRES MIL PIES

Cuento cada día con cada una de tus imperfecciones

no hacen más que desatarme y sumergirme en un completo desastre.

Me falta la respiración. El impedimento existente.

Tú, 

incapaz de proporcionar lo necesario para poder sentirme vivo.

Intentas comprender mi alma, y yo lo único que deseo, es que entiendas que sólo necesitas 

deshacerte de la venda que te nubla de la realidad.

Que si consigues despertar y abrir los ojos podrás descubrir mi mundo, invisible para tu testarudez,

y así finalmente

tu más profundo ser,

todo de ti y todo de mí

podrán conectar a un nivel superior

a los tres mil pies del nivel del mar.

Pero por el momento,

todo de mí

sigue ahogándose en ti.

-A.

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