Me detengo en el instante que puedo sentir un leve susurro;
despierta poco a poco como si hubiera dormido durante siglos
y anhelado aún más este despertar.
Intento plasmar las miradas en palabras.
Surge, entonces, una extraña calma y logro crear un puente:
Me desnudaste el alma.
Dejo ir el instante…Hoy me acaricia el susurro,
el mismo que jamás volvió a dormir
y me recuerda, que el amor, sólo nos encuentra
Si dejamos de buscar fuera, lo que tenemos dentro.
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