Se reconoce el fuego en tu cuerpo
la brasa que enciende el latido
tus manos juntas invocan la piel.
Se reconoce el agua en tu cuerpo
si fluye el llanto, el sudor o besas
si se espesa la sangre, o amamantas a un ser.
Se reconoce el aire en tu cuerpo
tu pecho, tu garganta, cofre de canto y vida
melodía que se abre en grito.
Se reconoce la tierra en tu cuerpo
cuando elevas tu carne y pisas,
soberbia creación hecho del más sublime mineral.
Tú: eres el pacto de la naturaleza
alma mater, intento que intenta y se divide
y crea nuevamente.
Misteriosamente el universo dejó sus huellas
y declaró en el suspiro de tu cuerpo
“ámate aquí, ámate ahora, más que nunca”.
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