Aún dormida,
con neuronas pegoteadas,
aturdida,
concurrí a una juntada.
Cuando la boca quiere articular palabras
pero el resto no responde,
se producen esos estados diletantes,
poco vinculantes,
menos profundos,
tal vez un poco inquietantes,
pero a la luz de una vela.. despanzurrantes.
Esa opaca lumbre de velamen
va despertando aletargados sentires.
Va descubriendo
otros rostros dispares,
otros haceres de pares,
otros decires distantes.
Aparecen luces, soles y tornasoles:
la agudeza de una,
la practicidad de otra,
la ondulación,
la fijeza que resuelve,
el intelecto que ayuda,
la chispa, la tierra y el vuelo
diverso múltiple que hilvana la singular esencia
y nos crece en la una y en la otra,
cual pájaros bailantes danzamos esos hilos invisibles.
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