Prefacio.
Ambos son víctimas, presos de los sentimientos y esclavos de la sociedad.
Dustin Blander, un chico de 17 años cuyo padrastro golpea a su madre desde que él era un pequeño de 8, y desde entonces vive con el enigma si realmente vale la pena seguir viviendo para ser sometido por los demás.
Zoey Lann, una chica cuya inocencia se desvaneció cuando era una jovencita de 15 años. Actualmente cursa el último año de preparatoria, y yendo de cama en cama de cada uno de los estudiantes de la Hight School Bridgeway. Sin ninguna esperanza de encontrar el amor en alguno de estos chicos.
Un día cualquiera para ellos, pero no para el destino; quién les guarda una sorpresa.
¿Estás enamorado o simplemente estás sanando tu corazón?
|INTRODUCCIÓN|
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«Incluso cuando piensas que no hay solución; siempre existe otra salida «
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En lo alto del puente de Reino Unido se encuentra Dustin, cuyos sentimientos es tan quebrados, y con las esperanzas más abajo que el suelo. Apenas es creíble que alguien de su edad viva con tantas preocupaciones. No es sano estar bajo mucho estrés y presión teniendo tan sólo 17 años, pero tomando en cuenta que es víctima del maltrato de Jhonny, el esposo de su madre, podemos dar por hecho que nada le haría cambiar de opinión con respecto a la idea de que el suicidio es la mejor salida.
Él ha vivido con ellos desde que Dustin era un pequeño de 7 años. Y hubo muchos cambios ese día pero en ese momento eran insignificantes ya que para él, perder a su padre ya había sido un golpe muy duro, y para el chico, ver a su madre de nuevo con la ilusión del amor era algo satisfactorio.
Por un tiempo las cosas fueron yendo de lo mejor, hasta llegar el día en que Jhonny mostró su verdadera cara y ya no había forma de escape y dar vuelta a la página.
Con su hermana Hannah, y junto a su madre están sufriendo maltrato psicológico y físico por parte de Jhonny, Dustin está harto de eso, él no soporta tanto sufrimiento y tanto dolor al ver a su hermana y su mamá sufrir, y llorar todo el tiempo. Dustin trataba de evitar que ellas fuesen golpeadas pero cuando lo hacía recibía una paliza doble.
Por otra parte de Reino Unido. Se encuentra una joven llamada Zoey que también sufre un trauma, pero a diferencia de Dustin, ella fue violada por su padrastro cuando apenas era una adolescente de 15 años, su mamá al enterarse de eso, lo corrió de casa; y lo denunció. Ahora él está pagando una condena de muchos años en prisión. Pero aún así, Zoey no ha podido borrar ese horroroso recuerdo que la atormenta cada día más. Y para cubrir esa fragilidad y carencia de autoestima ante los demás aparenta ser una chica ruda y frívola, cuándo se sabe que realmente lo que siente es miedo; mucho miedo. Miedo a caer en los juegos del amor, miedo a amar al ser que le destrozó la inocencia; y terminar perdonando lo que alguna vez le hizo mucho daño.
El mismo día en que Dustin está a punto de tirarse del puente para matarse y acabar con su vida, Zoey iba a intentar hacer lo mismo. Cuando estaba por llegar a la cima del puente voltea a su lado y ve a lo lejos a Dustin a punto de tirarse al otro lado de la barandilla.
* * *
Sólo paremos a pensar si te ha cruzado por la cabeza cómo una oculta y ecoica voz te grita lo que nadie se atreve a decirte o muchas veces a repetir eso que te hace sentir aún más miserable.
«Eres un cobarde», «nunca fuiste lo suficiente», «sé valiente por primera vez en tu vida, y acaba con ésto ya»…
Para Dustin, sólo había una sola serie de imágenes para recordar una vez más, no son sus preferidas pero su mente insiste en torturarlo. Su madre de rodillas sujetada por el cabello mientras es brutalmente golpeada por Jhonny, él interponiéndose entre ambos y ahora es él quien recibe la paliza en el suelo.
Está harto de eso , harto de sufrir, de ser cobarde, de solo ‘sobrevivir’.
Está dispuesto a soportar un dolor más, y el último.
PRÓLOGO.
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«Cuando sientas que estás a punto de estallar, sólo respira profundamente .»
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Octubre, 2001. Reino Unido.
Dustin es tan sólo un niño de 7 años. Él no comprende qué es lo que está pasando. Sólo observa con recelo la figura de su madre en el suelo, mientras ella jadea de dolor.
—Mami, ¿por qué lloras?—Pregunta el pequeño desde la distancia que los separa, abrazado a una de las barras del pasamanos de las escaleras. Anne levanta la vista, su maquillaje se mira gravemente afectado por las lágrimas, trata de esbozar una sonrisa pero falla en medio del intento y rompe en llanto; otra vez.
—Tu padre nos ha dejado. — Sollozó, Dustin se acerca a ella poco a poco, la mujer lo toma por el brazo y le abraza con delicadeza.
La acaricia por encima de su cabello con sus diminutas manos.
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Llegada la noche, Dustin se encuentra en su habitación, y se mantiene sentado sobre la cama en total silencio analizando; probablemente no sabe si llorar o simplemente resignarse al abandono de su padre ya que no sabe el verdadero motivo de su partida.
— ¿Puedo pasar? —Se escuchó la voz de Anne al otro lado de la puerta.
—Pasa—. Responde e inmediatamente entra en la habitación. Él sólo mueve las pupilas para observarla sentarse a su lado, sin mover ni un milímetro su cabeza.
Se sentó en la orilla de la cama.
— ¿Cómo te sientes, cariño?—Le rodeó con su brazo.
— Mal. Nunca te había visto así, realmente estaba muy asustado—.Se tira a sus brazos y sujeta con fuerza su abdomen y espalda—¿Lo quieres mucho, verdad?
—Completamente—.Contestó.—Pero creo que ese amor ya no era igual de su parte desde hacía tiempo.
—Amor.¿Qué es el amor, mami?
—Algún día lo vas a entender.
—Si es sufrir como papá hizo contigo, no quiero sentir amor; por nada.
«Y esa fue la primer promesa que me hice»
Noviembre, 2001. Reino Unido.
Pasado un mes, Dustin observó que su madre estaba volviendo a recuperar la sonrisa en el rostro. Todos los días hablaba sonriente pegada al teléfono y salía muy bien perfumada, vestida y maquillada. Algo era seguro; mamá había encontrado un nuevo amor.
Despertó por mucho ruido que había allá abajo, y echó a andar escaleras abajo con algo de sueño.
—Mamá, ¿qué es lo que ocurre?—La mira mientras talla su ojo con sueño.
—Mami, ¿qué es lo que pasa? — Bajó por las escaleras y se paró con Dustin.
— ¡Hijos! Él es Jhonny, mi nuevo novio— le dio un beso frente a ellos — a partir de hoy vivirá con nosotros, porque ya somos pareja.
Mostró la brillante y cara joya alrededor de su dedo anular.
¿Qué es esto? ¿Una broma de mal gusto?
Pareciese que este es el mundo en el que los padres van en busca de sustituir casi instantáneamente a cualquiera de las figuras paternas faltante.
Hannah y Dustin intercambian miradas , y su barbilla casi cae al suelo.
Octubre, 2002. Reino Unido.
Ha pasado un año, al parecer las cosas van bien. Pero no es la envoltura la que hay que juzgar.
Llegan de la escuela, al atravesar la puerta los reciben Anne y Jhonny, ella esboza una amplia sonrisa.
— ¿Cómo les fue hoy, mis amores?— Se acercó a ambos y los abrazó a la vez.
— ¡Bien mami! Gracias —.Contestan los dos al mismo tiempo.
La mujer se apartó de los pequeños y se paró junto a Jhonny.
—Bueno chaparros ,ya es hora de que vayan y hagan su tarea — Jhonny juntó las palmas de sus manos varias veces indicando » ya es hora.»
Los infantes corrieron hasta sus respectivas habitaciones con la mochila colgada al hombro pero antes de eso, al cabo de pasar por un costado de Jhonny, él le azotó un golpe sobre la cabeza, su madre lo captó enseguida porque Dustin se quejó con un pequeño pero alarmante « Aush».
— ¿Qué sucede? ¿por qué le pegas al niño? — Se acercó a su hijo, y sobó su melena.
— Ha sido sólo un golpe, un afecto de cariño. —Se excusó pero no lo suficiente para convencerle.
—No quiero que vuelvas a tocar a mi hijo.— Le advirtió.
A Dustin tomaron del brazo, volteó y se encontró con la mirada preocupante de su hermana.
«Vamos» gesticuló con los labios, y le arrastró por las escaleras.
Entra a su habitación, por más que quiera concentrarse en hacer los deberes no podía, tan sólo la idea de que Jhonny le había golpeado intencionalmente, era aterrador.
Al día siguiente se levanta de muy buen humor, se alista con el uniforme correspondiente, termina y sale de su habitación, al cerrar la puerta Hannah se cruza en su camino.
— ¿Hiciste los deberes?—Preguntó mirando fijamente.
—Por supuesto. —Pero por supuesto que mintió, no se había tomado ni un solo segundo para concentrarse en los deberes, se pegó en la frente con la palma de su mano.
— ¿Pasa algo?— Le miró preocupada.
—No, nada.—Le dedica una sonrisa tratando de disimular.
Ambos bajan con la mochila colgada sobre ambos hombros, corriendo hasta subir al auto de mamá; condujo hasta llegar a la escuela, y al bajar del auto corren hasta sus respectivos salones.
Comenzó la clase…
—Dustin ¿podrías decirnos qué has puesto en la segunda pregunta? — Le llamó la atención.
—Me he olvidado de contestar las preguntas.— Pronuncia nervioso mientras todos tenían la vista enfocada en él.
— Escuché mal o ¿mi mejor alumno de la clase no a hecho su tarea?— Se preguntó para sí con sarcasmo.
—Me he olvidado de hacer mis deberes. —Replicó y se encogió de hombros sobre su asiento apenado.
Pasó el tiempo, y al cabo unos meses transcurridos Jhonny se agarraba más confianza.
Es de noche, el pequeño está acostado, sumergido en su suave cama cuando de pronto comienzan a escucharse muchos ruidos y gritos.
—Vete. Ya no quiero verte—. Ese grito proviene de la habitación de Anne. Es la primera pelea que Dustin escucha pero sin embargo no es la primera que se ejecuta en este matrimonio.
—No me iré, y ahora pagarás por levantarme la voz— Escuchó otro grito. Y se abraza a la almohada y hunde el rostro para parar las voces.
No obstante se levanta de un brinco de la cama, y caminó hasta la habitación. Se asoma por la rendija de la puerta y observa, cómo Jhonny se abalanza sobre mamá para golpearle.
—Repite lo qué dijiste, en mi cara.— Le grita en la cara mientras tira de su cabello hacia atrás.
—¡Vete, ya no quiero verte! —Dijo entre dientes.—Déjame en paz.
—Pues tendrás que acostumbrarte. —La tumbó al suelo de un solo golpe.
—¡Ya basta! —Grita entrando, abriendo la puerta de par en par, llamando la atención de ambos.
—Vete hijito, tú no puedes ver ésto, no tú.— solloza mientras las lágrimas le corren como cataratas por todo el rostro, de rodillas en el suelo.
—Déjala, suéltala, ¡por favor!— Sus lágrimas salen a puños, con las mejillas completamente rojas y mojadas.
Julio, 2009. Reino Unido.
Con quince años de edad, y siete desde que su madre tomó ese estúpido trabajo de tiempo completo Zoey aun no se acostumbra, a estar sola y prácticamente crecer a voluntad propia. No soporta la repulsión que le causa quedarse a solas con el depravado de su padrastro.
Pero esta noche, justo esta noche estaba profundamente dormida, cuando de repente escucha el pequeño chillido de la puerta al abrirse detrás de sus espaldas. No quiso saber el motivo, pero se aferró más a la almohada jurando qué sólo había sido un simple ruido. Mirando a través de la ventana las frías gotas de lluvia caer y resbalar por el cristal, es de esperarse, en pleno verano en tiempo de noche es muy congruente que llueva.
Desde qué mamá sale a trabajar doble turno en el hospital, vive con este miedo.
—¿Quién anda allí?—Pronuncia aún envuelta en la colcha, aferrándose más a ella con miedo y terror mientras el corazón está a punto de brincar de su pecho.
—Shh, no temas, pequeña.— Apenas pudo distinguir su sombra entre la oscuridad, sintió que algo malo iba a pasar, comenzó a temblar aun más.
—¡¿Qué hace usted, aquí?! Salga de mi recamara inmediatamente.— Le gritó y sonó como orden y él se acercó más y más, ella estaba al desespere.
—No me iré hasta conseguir lo que quiero, y más vale que cooperes o tendré que hacerlo a la mala.
Se subió a la cama y se acercó a horcajadas, ella quería desaparecer por completo, justo en éste momento.
—Tranquila, no te va a pasar nada.— Comenzó a acariciar su pierna, estaba temblando del miedo, comenzó a subir su mano a otra posición.
Un pequeño sollozo se escapó de sus labios, acompañado de una lágrima que se deslizó por su mejilla.
—¡Auxilio! ¡Ayuda! Hum…—Trató de decir algo pero no pudo, le tapó la boca y ya no pudo gritar. El sonido de sus sollozos fueron ahogados.
Pero que estúpida, aunque pudiera, nadie la escucharía…
Ella pataleaba y forcejeaba lo más que podía. Mordió su mano y él sólo se quejó del dolor, Zoey aprovechó el descuido para correr lo más rápido hasta la puerta de la habitación pero a penas llegó fue cargada por la cintura y tumbada sobre la cama de nuevo. Esta vez la aprisionó sujeta de cada brazo, mientras el cretino besa su cuello ella grita con euforia y desesperación…
¡Maldita sea! Y así es cómo fue violada por el asqueroso de su padrastro.
Y es por eso que el mundo es una porquería, o al menos una parte de ello.
Capítulo 1.
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«Son los demonios que llevo dentro los que aún me permiten seguir contra aquellos que sólo quieren destrozarme.»
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Dustin.
Otro día más de vida, otro día de fingir que nada pasa y a la vez pasa todo.
Me acomodo el cabello mientras miro mi reflejo en el espejo gigante frente a la cama. Una vez ya listo, me relajo y bajo a desayunar, tener que verle la cara al imbécil de Jhonny no es algo que me guste tanto.
Detengo el paso al llegar adonde están mamá, Hannah y ése, y me les uno.
—¿Listo para el regreso a clases, mi amor?—Pregunta mamá con amabilidad. Noto que se ha dejado el flequillo de lado cubriéndole casi medio rostro del lado derecho. Le sonrío en señal de saludo.
—Buenos días—, me acerco y le beso la mejilla, me siento a su lado—. No es algo que me haga feliz, pero me siento preparado para volver.
Tomo una rebanada de pan tostado y le unto crema de maní para después darle un gran mordisco, muero de hambre y no hay mucho tiempo para que la tranquilidad desaparezca y Jhonny comience conque soy un inútil, que debería ingresar para los gastos en la casa, mamá replicando que mejor debo concentrarme en los estudios y él haciéndola callar.
—¿Cuándo será la hora de que busques un trabajo?—Baja el periódico que cubre su rostro y me mira con arrogancia.«Aquí vamos, otra vez» bajo el pan mordisqueado dejándolo caer sobre el plato. Me mantengo en silencio hasta deslizar el bocado, y así decir algo al respecto.
—¿Con qué tiempo?—Contesto rezongando,le miro con fastidio mientras él esboza una media sonrisa llena de sarcasmo—. Apenas termino las clases, me hago un cambio y voy al taller de arte. No puedo—. Me quejo recelo y abandono. No puedo y no quiero estirar más mi rendimiento. Puede que tenga razón y conseguir un trabajo de medio tiempo, analizando bien, no suena tan trivial la idea, de todas formas no lo haré por él.
Me espera un año más de preparatoria dónde se «supone» debo estar feliz. Para mí todo es igual, yo perdí el sentido de vivir desde la llegada de Jhonny a esta familia.
—Eso es para maricas—. Insinúa como si yo fuese de hierro e inmune a lo que dice o haga.
Me pone tan mal ver cómo mamá y Hannah viven llenas de miedo y aterrorizadas, y sentirme inútil para hacer algo al respecto me es más doloroso que las palizas de Jhonny. Ahora no me queda de otra más, que acostumbrarme a la vida que tengo, y no pierdo esperanza de algún día despertar de la pesadilla.
Me pongo en pie y echo a andar hasta mi habitación ignorando cualquier comentario por su parte—. Eso, huye como los cobardes fanfarrones—, grita a mis espaldas.
Detengo las andadas y cierro con fuerza mis parpados recordándome una vez más por qué sigo aquí soportando todo ésto. Sigo el paso hasta llegar a mi habitación. Una vez que termino de cepillar mis dientes, cuelgo la mochila sobre mis hombros, apenas me doy cuenta y ya estoy fuera de casa. Cegado por el coraje y el dolor, le odio tanto, se cree que puede mandarme; pues no. Ya tengo 17, bastantes como para valerme por sí mismo, y defenderme de cualquiera que quisiere dañarme.
Siempre, desde que tengo uso de razón, en mi mente se mantiene firme la idea que si no existiese en este mundo de los vivos la paz al fin llegaría a mí. Pero no me permitiría eso, no sería justo para mamá y Hannah.
Me coloco los auriculares y subo la música, hasta casi reventar mis tímpanos. Lo único que busco es olvidarme de todo. Toca reproducir mi canción favorita, y ahí es donde mi cerebro se apaga. Sólo me dejo guiar por las agudas y punzantes tonadas de la melodía. Esta es una de mis favoritas ya que plasma exactamente cómo me siento y, justamente ahora, de mis ojos amenazan con salir algunas lágrimas, pero pongo resistencia.
Llego al colegio, y me conduzco hacia mi casilla. Mientras acomodo los libros para elegir los respectivos, para las primeras clases. El primero en sacar es bioquímica.
¡Cras!
Mis pestañas chocan dilatadas al escuchar la puerta de mi casilla cerrarse de golpe. Estuve tan distraído mirando el libro como para darme cuenta, alzo la mirada y es él. Cómo tanto lo esperaba. La persona menos querida por mí, y por la mayoría de los chicos que acosa en este colegio, porque puede ser muy querido por las chicas y por todo el club de fútbol americano, el cual lo componen los chicos más populares y patanes del estatus; incluso amado por los profesores. Pero yo, le odio y me odio por no hacer nada para detenerle.
—¿Qué onda, gusano?—. Me sorprende que hasta el momento ésta ha sido una de las formas más amables de las que me ha saludado.
Me concentro en su sonrisa malévola y trago saliva.
—¿Qué quieres, Nester?—Digo refunfuñando, y uno de sus bufones a mis espaldas sujeta mi hombro con bastante fuerza.
—¡Miren no más! Nuestra princesita no ha tenido un buen día.
Cierro de golpe el libro que sujeto con ambas manos—, ¿princesita? Retráctate, inmediatamente —. Nunca sentí los nervios más alterados.
Princesita. ¡Ja!
Tal vez tenga razón. Me comporto como una nena, agachando la cabeza cada que Jhonny levanta la voz, y ahora sumiso a Nester.
Chasquea la boca y estampa los nudillos en la casilla haciéndome parpadear, pero sigo en posición de firmes sosteniendo la mirada y con el mentón en alto.
Bufa con enojo, las venas sobresalen de su brazo, y en un balanceo tira un golpe chocando su puño en mi mejilla. Caigo al suelo y ahí me mantengo durante unos segundos; de espaldas sobre el suelo. Con el cabello cubriendo mi frente, con mi mano derecha limpio el líquido que escurre por mi nariz y veo que también la ha dañado el golpe.
Me pongo de pié y levanto el libro de bioquímica. Me sujeta por el cuello de mi camisa, creo que va a golpearme, pero sólo se acerca a mi oído para susurrar…
—La próxima vez, asegúrate de cuidar lo que dices, porque puedo no tener compasión—. Espero no haya próxima vez. Palmea mi mejilla con poco entusiasmo mientras se aleja. Arrebata el libro de mis manos, se echa ha andar y a un metro de distancia recorrido, lo tira al aire libre a sus espaldas.
Zoey.
Los suaves labios de Drake recorren mi cuello provocando aumentar la excitación de mi cuerpo, acaricia mi cintura por debajo de la tela y lambe el óvulo de mi oreja; y un jadeo escapa de mis labios. Sube su mano de mi cintura hasta uno de mis pechos y mi espalda se arquea.
Es extraño que encuentre felicidad cada que hago este tipo de cosas, es como si un vacío dentro de mí necesitará ser llenado, sin embargo esto no logra ser con sólo sexo. Pese a que mi padre murió hace ya doce años la figura masculina es algo que me ha hecho falta desde entonces, y un lugar que es sustituido una y otra vez. Ojalá las cosas pudiesen ser distintas, que mi infancia hubiera sido feliz y normal, que mi madre no hubiese tenido la necesidad de trabajar todas las noches. Por qué la vida es tan injusta que personas como yo se forman un carácter duro y frío, y a la vez frágil que es fácil de romper en segundos.
El chico para de besarme, me toma del rostro con ambas manos y acaricia mis mejillas con los pulgares. Y se queda sólo observando de cerca, mirando, fijamente a mis ojos.
—Quítate la blusa—, jadea el rubio.
— Yo soy quién manda en las reglas del juego. Ya deberías saberlo con tanto tiempo que llevamos juntos—. Susurro en su oído mientras mis manos se aferran a su cuello.
—Qué son para ti tres semanas.
—Es más del tiempo que he salido con un chico, y más de lo que soporto a alguien—. La idea de estar yendo más en serio atraviesa los aposentos de Drake y sus grandes ojos zafiro brillan al mirarme.
—Entonces, ¿andamos de novios?
—No te confundas, amor. Lo sentimental no va conmigo— . Alboroto su cabello y con un tono áspero digo:—tú decides, podemos seguir como hasta ahora o acabar con todo de una vez. La mano de Drake bailó por mi cabello y jaló con fuerza hacia atrás. Pasa sus labios por mi cuello, pero la forma en que lo hace no es placentera sino asquerosa. Para por un momento, y suelta la primer bofetada.
[…]
El pasillo que recorro para llegar a la cafetería es cada vez más largo, lo curioso no es eso sino las irritantes miradas que arden en mi espalda. No podré tener un super oído pero el molesto siseo de todos a mi alrededor hacen doler mi cabeza y zumbar mis oídos. Sé lo que estarán diciendo de mí, aunque será mejor decir lo que no estarán ni se dirá de mí; jamás.
A penas atravieso el umbral echo a andar al comedor donde están mis dos estúpidas amigas.
—Hola, zorras—. Saludo y sólo obtengo una sonrisa de su parte. Mientras estoy en el móvil Daila aprovecha para platicar de su último amorio, quién me importa nada, alzo la mirada de la pantalla del móvil y suelto con enfado:—Daila, ¿tengo que repetir que no me interesa saber con quién echas un polvo?
—Lo siento. Es sólo que ese chico de verdad me fascina, si sólo te contara…
—Shh, para. No me importa en lo mínimo.
—No creo que opines lo mismo después de saber que se trata de… Drake Campbell—, a penas escucho su nombre me atraganto con el jugo que bebo.
¡Coff, Coff!
—¿Drake? Pero si es un idiota, él es…—, los recuerdos de anoche invaden mi mente y me he quedado sin palabras.
—Es, ¿qué?—. Me saca de mis cavilaciones y caigo en la realidad que mi amiga y yo estamos saliendo con el mismo chico.
—¿Desde cuándo…— balbuceo—. ¿Desde cuándo están saliendo?
—Hace un par de días. Él es adorable, noble, y es muy bueno…
—Y sobre todo en la cama—, cuchicheo.
— ¿Qué dijiste?
—Sobre todo que sea bueno con una dama como tú—, replico.
—Tengo cosas que hacer, nos vemos luego—: digo y me retiro a grandes zancadas. Refunfuñando, y mal diciendo un sin fin de veces al idiota de Drake, quién no saldrá librado.
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Espero por un largo rato a que Drake termine su practica de baloncesto, le observo desde las gradas, y al notarlo él me hace un guiño y antes que sonreír como respuesta me preocupo por que nadie lo haya notado.
Al terminar el entrenamiento, bajo y le hago una seña para que se acerque. Me mira de brazos cruzados y sólo sonríe cretínamente.
—¿No crees que ya me enteré, verdad idiota?—Escupo las palabras de la manera más ruin que me es posible.
—Ah, entonces a eso vienes, avisarme que…—, y lo detengo antes de terminar.
—Te vengo a advertir—. Le replico—. Tú estás a punto de cruzar una línea muy delgada que se llama «pudor». Estás completamente deschavetado si crees que permitiré que juegues con los sentimientos de mi mejor amiga—golpeo mi dedo con fuerza contra su hombro.
—Te equivocas—. Sus palabras me sacan de sí, y me hacen pensar y cuestionarme cuáles son sus intenciones.
—Yo no quiero jugar con tu amiga. Aquí quien sale sobrando eres tú amor, aunque podríamos seguir pasando el rato si quieres—, trató de acariciar mi rostro pero apenas tocó mi barbilla, lo aparté con brusquedad.
—Cómo te atreves a decirme eso.
—No me culpes, fuiste tú quién dijo que las formalidades no eran lo tuyo. ¿O no fue eso lo que dijiste anoche mientras teníamos sexo en tu habitación?—A penas subió de tono su voz, lo hice callar con un guantazo que volteo por completo su rostro.
—¡Qué asco me dan!—Al escuchar esa voz no quise imaginar lo peor, pero para qué mentir; esto ya estaba en llamas. Giré la vista y era justo quien imaginaba; Daila, la cual miraba a ambos con los ojos cristalinos y sus manos hechas puños—. Tú—, me apuntó— eres una vil zorra. Sabiendo que él me gustaba desde meses atrás… eso no te detuvo. Y tú—, volteo a ver a Drake que estaba perplejo—, ya eres una de las personas que más odio, ¡te atreviste a invitarme a salir aún cuando te acostabas con Zoe! ¿Estabas consciente de que eramos mejores amigas?—Y dejándolo con la palabra en la boca, prosiguió—, no. No quiero que me contestes. Ya no quiero saber más de ustedes, al menos por un largo tiempo.
Refunfuñando, se dio media vuelta y se echó a andar; y puedo asegurar que las lágrimas no tardaron en derramarse.
Nunca me sentí tan basura, y el dolor en mi pecho jamás había sido tan insoportable. Le rompí el corazón a mi amiga, tirando a la borda su ilusión con el chico que había adorado desde el noveno grado aunque ella dijo algo distinto.
Lo único que hice antes de salir de ahí fue agachar la cabeza para negar con decepción.
Narrador Omnisciente.
Terminaron las clases, y lo único en lo que Zoey había ocupando su pensamiento era en la basura de persona que se sentía en esos momentos y en lo estúpida que había sido la idea de ir a buscar a Drake para «intentar» poner las cosas en su lugar.
Con tanta abundancia de pena en su corazón, y tan poco interés de volver a casa, el destino la llevó a un lugar desconocido. Un lugar completamente nuevo para ella.
A penas se percató ya estaba andando por el puente de la ciudad. Muchos lo llaman el puente de la Torre, y es conocido por un largo historial de chicos que vienen a él para atentar contra su vida, y a desgracia hay dos muertos por mes, es por eso que había sido clausurado por un tiempo pero tuvo que ser reinaugurado por ser la única forma para que los peatones.
Zoey es una chica meramente inteligente, normalmente despreocupada de problemas insignificantes como éste. Sólo que éste problema insignificante concierne a su mejor amiga, quien probablemente cuando le vuelva a ver no se tentará el corazón para romper su rostro. Por otro lado, por fin consiguió deshacerse del imbécil de Drake.
Dando grandes y lentas zancadas la chica mantiene la vista en el suelo. Sólo cuando escucha un agudo lamento entre el insistente sonido de los carros cruzando el puente, alza la mirada y es ahí cuando cae en la cuenta que ese chico trata de buscar la salida más cobarde; justo lo que ella estaba por hacer. Corre lo más rápido que le es posible, al llegar hasta él le toma por el brazo arrastrandole, por culpa de las leyes de la física , al suelo. Al caer sobre el pecho del chico, se percata que posee unos bellos ojos verdes.
—Hola—. Zoey trata de simpatizar.
—¿Quién eres tú?—Contesta de la forma más grosera y ruda con la cual a hablado.
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