Si alguna vez tienen la oportunidad de viajar a Uruguay, realmente deberían planear ir a visitar Young en el departamento de Río Negro.

Este fin de semana fui de visita a este lugar con motivo de un cumpleaños al cual me invitaron. Saque los pasajes junto a tres personas más y nos embarcamos en esta aventura.

Después de cuatro horas de viaje, cerca de las diez y media de la mañana pisamos la ciudad de Young. La gente que me recibió de manera cordial, me abrazaba y besaba como si me conocieran de toda la vida.

Mientras más transcurrían las horas, más a gusto me sentía con ellos. Gente completamente desconocida para mí.

Paso el día, comimos, bebimos, bailamos, caminamos al sol, jugamos con los animales que estaban en la vuelta. Se hicieron muchos rituales en el día, y a medida que se apagaban las luces en el atardecer, se me hacia inminente la partida.

Las personas de este lugar sonreían por el mero hecho de sonreír, se interesaban en las charlas y los temas de conversación eran diferentes a los redundantes de siempre.

Yo sentada cerca del fuego, observaba hasta el mínimo detalle de mi aventura y me cuestionaba porque en donde estoy, los rituales ya no se viven de la misma manera.

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