Capítulo 1: Los prófugos
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Caía la tarde y dos figuras aparecían sobre la Ciudad Progreso mientras caminaban entre los montones de personas y alienígenas de la ciudad.
Así es, aquella ciudad no era normal o al menos no lo era para mí, ya que era toda una cuidad sacada de una película de ciencia ficción, había autos voladores, edificios modernos y como lo mencioné, alienígenas y humanos caminaban al mismo tiempo.
– ¿Segura qué es esta ciudad? – Le pregunté a Mitshima.
– Sí, los avistamientos del tal Thiecan provienen de este sitio Ringhert…al menos en estos últimos días. – Dijo la muchacha. – Es un tipo que se mueve rápido.
– Ya veo.- Saqué un aparato muy similar a un celular. – De cabello quebrado oscuro y ojos negros. – Leí mientras veía la fotografía del sujeto en una fotografía.
– Debe ser alguien muy importante si están buscado.
– Así es Tom.- Dijo la chica.- Desertor del ejército, nos darían mucho por su cabeza.
– Lo sé pero no es eso a lo que hemos venido.
– Sí, sí, sí. – Repitió Mitshima varias veces. – Venimos por tu contacto » Light».
– Exacto, afirmó a ver a Thiecan Wildnic visto un par de veces.
-Aún no puedo entender porque es que le crees tanto a ese insecto.- Dijo molesta.
– Porque ese insecto dijo verlo hace un día por última vez y creyó saber dónde se esconde ese sujeto. – Dije mientras leía el mensaje de tal receptor. – Cree que no está solo.
– ¿Y qué tal la descripción de ese tal Light?
– No me la dijo.- Respondí sintiéndome un tonto. – Sólo mencionó que estaría junto al templo de la ciudad.
– Bueno yo vengo preparada.- Dijo mientras chocaba sus puños.
– Vamos, puede que no sea necesario. – Dije un tanto nervioso. – No hay porque alarmarse.
– Sí tú lo dices.- Dijo la joven.
«No me busques, yo te encontraré » dijo Light en el mensaje y pensé si acaso Mitshima podría tener razón.
No sé si fui estúpido o desesperado, tal vez ambas.
Avanzamos entre las multitudes de desconocidos mientras íbamos abriendo paso, a la vez, yo buscaba el templo que mi contacto me había mencionado.
En la lejanía pude ver un grupo de policías o al menos su uniforme daba esa impresión, lo aterrador fue ver que cada uno portaba una metralleta entre las manos.
– ¿Será por el tal Thiecan que los guardias están aquí? – Le pregunté.
– No lo creo.- Dijo mi compañera.- Se ve que aún hay cosas que no sabes de este planeta.
– ¿Estos alrededores siempre están así?
– No que yo sepa.- Dijo Mitshima.- Sólo he venido por aquí un par de veces y fue hace mucho tiempo.
– Sólo me parece extraña esta movilización.
– Como puede ser por Thiecan puede ser por los supuestos ataques de los Realistas.- Dijo mi compañera. – Se dice que buscan simpatizantes del príncipe Erundur.
– Ya veo.- Sentí una sensación fría en el pecho ¿acaso era miedo?
Seguimos avanzando y finalmente fuimos acercándonos al templo de «las fuentes bailarinas» como mencionó Light.
Había gente yendo y viniendo por el sitio al mismo tiempo que las palomas bajaban una y otra vez.
Eso me recordó aquella vez de mi infancia cuando con mis padres y mi hermano Dick había ido a una Iglesia de la ciudad en la misa de fin de año en aquel lejano y agonizante 2008.
Era un templo muy similar a aquel y la fuente era también terriblemente parecida, eso me hizo también preguntarme si volvería a verlos o si estaba destinado a estar varado en aquel planeta, esa era mi gran cuestión.
Nos sentamos en unas bancas mientras esperábamos.
En ese momento, mientras andábamos un sujeto alto, de cabello rubio y ojos claros se acercó a nosotros, por un momento percibí un sudor frío en la frente.
– Tom… ¿Warlock? – Preguntó.
– L… ¿Light? – También pregunté al sujeto. – Tú debes ser Light ¿cierto?
– Así es.- Dijo este.- Soy el contacto y tengo la información que necesitan. -Resultó ser un muchacho de 18 años aproximadamente, de cabello rubio y ojos oscuros, más o menos de nuestra edad.
– Estupendo y ¿cuánto dinero vas a querer? – Preguntó Mitshima con un gesto de molestia.
– Ahora no deseo que hablemos de eso precisamente.
– Bien, entonces hablemos de…
– No lo hagamos aquí ¿de acuerdo? – Dijo Light.- Vayamos lejos de aquí.
– ¿Es por…la ocupación de los Vigilantes?
– Sólo digamos que llegaron en mal momento a la ciudad. – Dijo el joven a la vez que íbamos alejándonos de aquel sitio.- Son los estragos de la guerra civil.
Finalmente nos hallamos en una plaza alejada del grupo de patrulleros la cual estaba un tanto concurrida.
Nos sentamos en una banca y sin dejar de observar a su alrededor exclamó:
– Bien chicos ¿en qué estábamos?
– Ibas a darme información sobre Thiecan Wildnic, Light.- Le dije.
– Claro. – Dijo el chico.- Aunque antes quisiera saber tus motivos señor Warlock.
Apreté la boca, noté que Mitshima estaba cruzada de brazos son siquiera mirar a Light totalmente desinteresado y me pregunté si en verdad podría confiar en el sujeto.
«- ¿Puedo confiar en este sujeto? ¿De veras puedo?»
Había tenido malas experiencias confiando rápidamente en las personas.
– Escuché que este tal Thiecan es el clásico y común caza recompensas.- Dije mirándolo con cierto temor.
– Es una forma de ganarse la vida más sencilla por aquí supongo.- Respondió.- Yo me dediqué a lo mismo.
– Y también escuché que anda merodeando por todo el planeta.- Añadí.
– Y según leí yo, tú estás interesado en atraparlo, entregarlo y hacerte millonario ¿no?
– No quiero encontrarlo y nos enseñé a ser el mejor caza recompensas.- Dije motivado. – Oí rumores de que tú también estás tras él.
– Así es.- Dijo este. – Yo también quiero hallarlo, ese hombre es una leyenda.
– Bien, porque también es de mi interés…como te habrás dado cuenta.- Dijo Light.
– Bien, ahora ve al grano.- Intervino Mitshima.- ¿Qué sabes de ese tipo? ¿Está por aquí?
– Sí, pero está en movimiento constante como deben imaginar.- Dijo Light. – Además se dice que su nave y su posible tripulación están también en algún lugar fuera la ciudad.
– Entonces llévanos hacia allá. – Dije reconociendo desesperación en mí.
– Como digan, sólo espero mi recompensa a cambio.
– Sí, la tendrás en cuanto veamos a ese hombre de frente.
– Entonces…síganme.
Avanzamos entre los millones de andantes y entre unos edificios hallamos una pequeña nave, Light subió por una escalinata y con un gesto nos indicó que subiésemos.
Hallamos en los controles a una niña que tenía un par de audífonos en los oídos. Era de cabello castaño, un poco largo, de cara pícara y de unos trece o quince años de edad.
– Bonita nave.- Dije mientras observaba.
– ¿Takuma quien son estos sujetos?
– Son los tipos que me contactaron.- Respondió este a su lado.- Ven Mirai, saldremos un rato.
– Hola ¿cómo estás? – Dije de inmediato.
– Tienes cara de que nunca golpearías a alguien…aunque de eso dependiera tu vida.- Dijo la chiquilla después de observarme durante varios instantes.
– Ya veo…- Dije sin saber que responder. – Soy Tom Warlock y ella es Mitshima ¿cuál es tu nombre?
– Mirai, así me llamó y él es mi hermano Takuma.
– ¿Takuma?- Preguntó Mitshima una vez que tal nombre volvió a repetirse.
– No esperaban que usará mi nombre real en un portal por Internet.- Dijo este apenado.- Ustedes díganme Light por favor.
– Sólo yo puedo decirte Takuma ¿cierto?- Le preguntó la niña.
– Por supuesto Mirai.- Añadió. – Aunque Light suena mejor.
– Genial, con lo mucho que me gusta este tipo de gente.- Dijo Mitshima cruzándose de brazos.
– ¿Y ambos saben dónde está el escondite de Thiecan?
– Está algo cerca de aquí, en las afueras de la ciudad. – Movió un par de palancas.- Entonces salgamos y andemos.
– Sólo espero que no tengamos problemas con los Vigilantes.- Dijo Mirai.
– Ellos son la policía… ¿cierto?- Pregunté.
– Sí, claro que sí Tom Warlock, vaya pregunta.- Exclamó la chiquilla.
No había sido un buen momento, había gastado todo el capital que había reunido tan sólo para hallar a Thiecan en bastantes fallos y farsantes más de dos veces y sólo esperaba que ese par de hermanos no fuera un caso similar, ya que además le debía bastante dinero a Mitshima.
No podía fallar de nuevo.
Avanzamos bajo el cielo junto al fuerte sol que golpeaba al sitio, buena parte continuamos caminando el área pero aún continuaba preguntándome donde se hallaría la mencionada guarida.
– ¿Cuáles dicen que son sus nombres? – Preguntó Light.
– Yo me llamo Tom Warlock y ella es mi compañera Mitshima.
– ¿Sólo Mitshima? – Preguntó.- ¿Y tu apellido?
La chica no respondió, continuaba aún bastante seria y callada caminado con las manos en las bolsas.
– ¿Cuál es su relación? ¿Amigos, hermanos o novios?
– Nada de eso en realidad.- Contesté entristecido. – Mí familia….está…muy lejos de aquí y Mitshima y yo somos compañeros.
– ¿Qué clase de interrogatorio es este?- Dijo Mitshima.- ¿Ese sitio aún está muy lejos?
– Sí; mantén la calma por favor.
– Hermano ¿era necesario traer a estos dos extraños?- Intervino Mirai.
– No hay problema alguno Mirai.- Le dijo.- Es sólo que quería saber más acerca de ellos.
– ¿Y ustedes que hacen deambulando en una nave y dando información de esa naturaleza? – Pregunté.
– Como te dije hace unos momentos, uno tiene que hallar una manera de mantenerse con vida.- Dijo el muchacho.
Finalmente fuimos llegando en un área muy cercana a un bosque, pero no había como tal una guarida como mencionó Light, más bien era una especie de taberna vieja también llena de gente.
– ¿Este es el gran escondite del que hablaste?- Le preguntó Mitshima.
– Bueno no es un escondite pero… – Dijo Light.
– Thiecan suele venir con una especie de secuencia a este lugar. – Respondió Mirai.- Lo hemos estado observando de alguna manera.
– ¿Una especie de secuencia? – Pregunté.
– Así es, cinco veces a la semana, diferentes horas, mismo individuo. – Dijo ella.- Hoy debió venir a las ocho y media y se irá en una hora aproximadamente.
– Vaya que sí han estado investigándolo.- Dije un tanto sorprendido.
– Por supuesto. – Dijo el otro muchacho. – Sólo que viene acompañado, no siempre está solo.
– ¿Cuál es la descripción de ese hombre?
– Alto, de cabello oscuro, siempre porta un chaleco rojo con negro y unos enormes zapatos cafés.- Dijo Light.
– Y juega constantemente con un encendedor…creo que padece ansiedad. – Añadió Mirai.
– Entonces andando.- Dijo Mitshima.
Salimos de la nave, bajamos y nos encontramos caminando frente a la taberna que no tenía letrero alguno.
Entramos y había varios sujetos bebiendo, otros estaban se reían en fuertes y burlonas carcajadas mientras que otros permanecían totalmente dormidos.
– ¿Dejan que Mirai entre a este sitio? – Pregunté al ver tal situación.
– He entrado antes y mientras les paguemos aunque sea un centavo no tienen problema. – Contestó la chiquilla.
– Ya veo.
Observé por todos lados, buscando tal descripción en cada uno de los clientes del establecimiento pero por más que buscaba no hallaba nada en lo absoluto hasta que finalmente hallé a tal sujeto.
Estaba acompañado por una mujer que vestía de azul, de cabello largo oscuro ondulado y Thiecan vestía como había sido descrito y noté que efecto tenía un encendedor en las manos el cual no dejaba de manipular.
Me acerqué lentamente hacia su mesa y sabía que tenía que pensar rápido, así que sin más exclame una vez que estuve frente a ellos.
– Sentémonos aquí. – Dije de la manera más discreta. – Veo que no hay más sitios disponibles, la taberna está a reventar.
– Tienes razón, uno no puede estar cómodo en este agujero así.- Exclamó Light.
– Yo invito, pidan lo que sea.- Dije mientras nos sentábamos, tanto nuestro objetivo como su acompañante nos observaron con extrañeza.
– Le invitarán también un trago a sus compañeros de mesa ¿cierto? – Preguntó el hombre para nuestra sorpresa.
Yo me quedé helado.
– Claro que sí. – Exclamé nervioso.- ¿Qué van a querer?
– Lo que sea de su preferencia. – Dijo la mujer.- ¿Qué nos recomiendan? Nunca hemos venido por aquí.
– ¿Qué tal un cigarrillo? – Dijo Mirai bromeando secretamente.- ¿Fuman ustedes?
– Dejé el cigarro…hace bastante tiempo niña.- Exclamó este con calma.
– ¿Qué quieren por aquí muchachos? – Preguntó la mujer.
– Sólo queremos desayunar y…- Contesté.
– Saben de qué estamos hablando.- Dijo Thiecan.- Denme una buena razón para no dispararles a cada uno.
Nos quedamos aterrados, boquiabiertos y demás, de manera que no supimos que responder.
– Vamos, estoy esperando.- Dijo la mujer.
– No hay necesidad de armar un escándalo. – Dijo Light murmurando.
– Entonces hablen.- Dijo el sujeto.- No son los primeros que se acercan de esa manera y créanme que todo terminó fatalmente para ellos.
– Sabemos que eres Thiecan, el caza recompensas.- Dije con voz temblorosa. – Y queremos…
– ¿Entregarnos y ganar dinero?- Dijo Thiecan.- No seas ridículo muchacho, ni siquiera te imaginó haciéndolo.
– He oído que has estado escondiendo de los Realistas.
– ¿Y qué? ¿Quieren ayudar a que me entregue pacíficamente?
– Supongo. – Dije con nerviosismo.- Queremos que nos digan su secreto, queremos que nos enseñen lo que saben.
La mesa se quedó en silencio y sólo se oía el ruido que rodeaba a la taberna.
-¿Nuestro secreto?- Soltó una risa ahogada.- Por favor muchacho, no digas estupideces.
– No lo son señor Thiecan.- Señalé.- El mismo rey Dior Hiqin ordenó su captura, así como la de su compañera Melisa Hill.- Queremos viajar por todo el mundo, siendo su tripulación.
– Por favor, además les vamos a pagar.- Dijo Mirai.- No nos importa si son prófugos, ni nada de eso.
– Tal vez, pero eso no nos interesa ni en lo más mínimo.
– Ese no es asunto tuyo chico.- Dijo la mujer.- Son cuestiones que alguien de tu edad no entendería.
– Yo sé han estado huyendo un tiempo constantemente.- Añadí.- Ganaríamos bastante dinero y ustedes no permanecerían en prisión.
– Sí, hace mucho tiempo pero lo único que sucedió fue que perdí una gran cantidad de dinero en ello.- Dijo este.- ¿Por qué gastaría más amigo?
– Porque tal vez en esta ocasión pueda hallar algo mejor, una segunda vez no estaría mal.
– Van tres veces, ¡tres!- Dijo molesto.- Y lo que menos quiero un cuarto fracaso.
– Siempre está la posibilidad de seguir intentando.
– ¿Y también si se trata de dinero? El dinero no cae de los árboles muchacho.- Dijo este.- Sólo iría si la cantidad de dinero es la que yo deseo.
– Además ¿tú porque lo querrías?- Intervino su compañera.
– Es…algo muy personal.
– Bueno Thiecan, sabemos que eres como toda esta gente.- Dijo Mitshima.- Sabemos que por voluntad propia no irás pero otro lado, también sé porque sí irías.
– Muy bien chica lista y ¿cuál es ese motivo según tú?
– ¿Por cuántas monedas estarías dispuesto a ayudarnos?- Añadió.- No vamos a entregarlos pero será mejor que nos digan sus secretos de caza recompensas.
– Bueno, eso ya es algo distinto jovencita.- Añadió con una sonrisa.
– ¿Entonces?
Se quedó pensativo.
– Que sean…4,500 más lo adicional por accidentes y demás necesidades.
– ¡Pero sí eso vaya que es mucho dinero!- Exclamé boquiabierto.
– Entonces consigan a alguien que en verdad esté interesado en ello.- Contestó la mujer.
– Así es Melissa.
– En…ese caso…como digan sus Majestades. – Dijo Mitshima.
Thiecan y Melisa se miraron durante varios segundos, quizás debían analizar si no se trataba de una especie de trampa o estafa.
– Entonces tenemos que salir de aquí, hagámoslo de inmediato.- Dijo Melisa.
– ¿Ahora?- Preguntó Mirai.- ¿Ahora mismo?
– Sí, ahora, a menos que tengan algo mejor que hacer ustedes cuatro. – Dijo Thiecan.- Y espero que tengan una nave puesto que sólo seremos sus guías y nada más.
– ¿Y entonces para que quieren los 4,500 urones?- Pregunté molesto.
– Nadie dice que todo vaya a salir de acuerdo al plan establecido por ustedes, muchacho.- Dijo Melisa.
– Siempre hay que prepararse para el futuro.- Añadió Thiecan.- Nadie sabe que pueda pasar.
– Genial, que gran justificación. – Dijo Mitshima.
Comenzamos a caminar, sentía una terrible sudoración en las manos, recordé al grupo de soldados y noté que Thiecan y su compañera se pusieron una gorra y una boina respectivamente.
«- Dios, eso definitivamente no es una buena señal.»- Dije en mente.
Yo parecía ser el único asustado, el resto tenía el mismo semblante, ni siquiera el par de acompañantes de la taberna parecían estar nerviosos aunque era posible que los buscarán a ambos; tampoco Mirai que era la más pequeña.
Yo sabía pelear, sabía artes marciales y quizás podría defenderme pero ¿me podría servir de algo ante un arma o ante alguien que sabía más de golpes que yo?
De repente Thiecan se volvió con agresividad así a mí y vi de inmediato que cerró su puño repentinamente, sin duda lo estrellaría contra mí.
– ¡No!- Cerré los ojos.
Pero al abrirlos vi que golpeó con un derechazo a un Vigilante que se hallaba tras de nosotros; este calló al piso luego de que le dio un fuerte gancho al hígado.
– ¿Qué rayos fue eso?- Exclamó Light.
Apenas terminó la frase y se dejó oír una detonación.
– Más bien ¿qué fue ese sonido?- Dije yo, estaba aterrado.
– Eso fue un disparo sin duda alguna.- Dijo Melissa sacando una pistola de plasma.
En ese momento, se escuchó un disparo más y luego se escucharon muchos más.
– ¡Váyanse de aquí, vamos!- Dijo Thiecan también con un arma similar.- Los alcanzaremos y más vale que no huyan.
– Oigan pero tenemos un trato.- Dijo Mitshima.
– Lo sé, no han pagado aun así que lárguense ya, ¡ya mismo!- Dijo Melisa por su parte.
– Vengan conmigo. – Dijo Mitshima.- Los llevaré a un escondite.
Estaba aterrado, pues lo que tanto temía al fin había sucediendo.
De un momento a otro la ciudad se había convertido en un caos, había gente corriendo de un lado a otro y Vigilantes atacando civiles y no veía soldado alguno para defenderlos.
Los tres corrimos tras mi compañera y llegamos hasta la parte más alta de una torre cerca de la taberna.
– Quédense aquí, yo ayudaré a Thiecan y a Melisa.- Dijo la joven tomando su daga.
– Voy contigo.- Dije poniéndome de pie, noté que estaba tembloroso.
– No sería lo más sensato.
– Quiero ayudar eso es todo.
– Como digas entonces. – Dijo ella y luego se dirigió a los hermanos. – Ustedes, será mejor que se queden aquí.
Corrí junto con ella en medio de aquel desastre, había millones y millones de personas corriendo en estampida hacia a todas las direcciones, noté que los Vigilantes no solo estaban atacando personas sino también saqueando casas y sitios de comercio; era todo un espectáculo horroroso.
Seguí a Mitshima y vi cómo se enfrentó a un par de sujetos que se dirigían a atacar a una mujer y a su hija, les dio un veloz puñetazo a casa uno llena de furia y siguió caminando entre los sitios en los que el caso estaba reinando.
Llegaron más vigilantes y amenazantes se dirigieron hacia a nosotros y yo esquivando una y otra vez los disparos de estos me fui dirigiendo a ellos sintiendo aquella sudoración en mis manos y ese frío en mi pecho.
Les di un fuerte golpe a cada uno, primeramente el abdomen a ambos y luego una patada a ambos, había luchado contra más de uno antes, no era fácil pero yo tenía que ganar.
Seguí avanzando, sin importar haber perdido a mi compañera y continúe el ataque, derribando vigilantes con mis propios puños, por momentos eso me hacía sentir grandioso.
Pero repentinamente recibí un golpe en el rostro y caí al suelo fuertemente, más adelante sentí que una lluvia de puños cayó sobre mí.
¿Qué podía hacer? Intenté meter las manos como último recurso pero el sujeto no se detenía hasta que me arrojó al suelo arenoso.
Abrí los ojos y vi que efecto era un Vigilante y se acercó hacia a mí con un cuchillo en las manos.
Tenía que hacer tiempo.
– ¿Por qué hacen esto?- Le dije al tipo uniformado.
– No hay una razón, sólo tenemos que hacerlo.
– ¡Son unos idiotas!- Dije sintiendo mi cuerpo adolorido.
– ¿Qué fue lo dijiste imbécil? – Preguntó el soldado.
– Ojalá se pudran porque son unos malditos.
– Entonces prepárate a morir hijo de…
No terminó la frase, un disparo lo arrojó al suelo varios metros lejos de mí.
Levanté mi vista, y hallé a Mitshima con su pistola en la mano mientras la iba bajando lentamente.
– Tuviste suerte de que fui yo quien apareció y no un Vigilante. – Dijo mientras me daba la mano para levantarme.
– Lo sé, sabía que llegarías tarde o temprano.- Me puse de pie.- Tenía que hablar más con ese insecto.
– Sí de nada Tom.- Tomó el arma del soldado caído. – Está tiene más potencia, deberías usar la tuya también.
– No ahora.
– Como sea, busquemos a Thiecan y a Melissa.- Exclamó Mitshima.
A nuestro paso Mitshima continuó disparando contra los atacantes que parecían no detenerse, parecía cada vez aumentaban.
Yo ya no ataque a los Vigilantes, ya era cosa de cruzar de la manera más segura a la vez no podia evitar pensar Mitshima se veía muy relajada ante tal caos.
Finalmente hallamos a ambos pero vimos algo un tanto impresionante; Thiecan tenía un guante en la mano izquierda que forma en ella, una especie de espada láser con la estaba esquivando disparos a la vez que vapuleaba una y otra vez a los enemigos.
– ¡Thiecan, Melisa!- Los llamamos a la vez que nos acercábamos.
– ¿Ustedes dos?- Dijo Thiecan.- Les dije que…
– Oye esas espadas sólo le pertenecen a la Orden Galáctica. – Dijo Mitshima.- ¿Cómo la obtuviste?
– ¿Eso qué importa? ¡Vámonos ya de aquí!- Exclamó este quitándose el guante rápidamente a la vez que la espada se desvanecía.
– Oigan pero este sitio…los Vigilantes…
– No hay nada que hacer muchacho.- Dijo Melissa.- No es posible cuatro contra más de cien hombres.
Salimos corriendo en medio de aquel desastre, preferí no voltear, la batalla no había terminado, aún había todo en campo de batalla en aquellas calles.
Thiecan repentinamente se quedó de pie, se volvió hasta una figura que no hablaba ni reía, sólo lo observa sin expresión alguna.
-Thiecan ¿sucede algo?- Le dijo Melissa.
– No es nada, creí haber visto a un hombre
– Muévete entonces.
– Aún tenemos que buscar a Light y a su hermana, ellos son los de la nave.
En cuestión de minutos, los seis ya se hallaban en la nave dejando atrás aquella ciudad que había quedado en medio del caos en donde los terribles Vigilantes atacaban de manera desmedida.
Los cuatro muchachos se hallaban ahora en compañía de aquellas figuras misteriosas cuyos nombres eran Thiecan y Melisa, con un pasado tan oscuro como la situación de la Región 213.
Nadie podía saber que les deparaba juntos a aquel grupo.
Fuertes vientos
Quizás de ti se rían los vientos huracanados y
te sientas atrapado en un tornado.
Tal vez las corrientes irán en contra tuya,
pero quizás quieras algo más que sólo observar.
Te he visto mirando el cielo con indecisión,
has estado así desde hace muchos días.
Has pensando en vivir debajo de las sombras
de las piedras,
pensando sólo en un autobús que lleve lejos de aquí.
Tus angustiados ojos sólo piden un poco de luz de Sol,
tus piernas quieren moverse en un suelo que no han
tenido permitido pisar desde hace mucho tiempo.
«Puede que primero caiga en un profundo socavón»,
«es probable que me moje en el momento menos pensado»,
yo sólo te digo que debes querer algo más
que sólo quejarte.
He notado que sólo miras el vacío cuando hay frente a ti
todo un paisaje.
Sé bien que quieres ocultar tu rostro en lo más
profundo de la tierra húmeda.
¿No has pensado que tu niño interior
está desesperado por
esas promesas que se han
desvanecido en la niebla
sin dejar rastro?
Puede que se rían de ti los fuertes vientos y todo
el tiempo te sientas observado,
pero, ¿Qué importa?
La vida es así,
Pero no tendrá sentido
alguno si no te
arriesgas a disfrutarla al máximo.
Tu futuro aún tiene remedio por más
que no quieras creerlo.
Deja esa sensación de asfixia,
arroja ese miedo a existir,
yo sé que no está de más que quieras
hacer algo de tu vida.
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