Esos tiempos esperando la acción de calidez,
cuando no es grato llegar a la adultez,
pues el orgullo se perdió en la personalidad,
fue algo innato que salió sin regresar.
Las noches con morado pintado en paredes,
y sé perfectamente que no son redes,
mas aún siento el aire del sol que ya está oculto,
pues perpetuamente al ver el techado lo consulto.
En oscuras se concilia el descanso al cuerpo,
pero el inconsciente está despabilado como cuervo,
en sueños revelando lo que ha de aparecer,
aquello enterrado y no clamado, lo que ha de carecer.
La personalidad trata de hacerse personaje,
también trata de cubrirse con un linaje.
¿Qué pudo hacer después de esa desconexión?
¿Acaso tendrá una sanción?
Las melodías propias han de ser adjetivadas,
ciertas que por el instinto han sido derivadas.
Las ideas han de ser analizadas,
pues desde el inconsciente han sido descongeladas.
Que se llora y el agua del iris resbala contradictoria,
porque es erudita que no ha conseguido la victoria,
pues ha sentenciado que no se vive con ingratitud,
esto es como una analogía de esclavitud.
El secreto ha de renegarse a un complejo,
pero imposible es, pues lo considera su espejo.
El alma si debe desfogarse,
antes que se enrede y planee fugarse.
Lo cautivo de barruntar ese hechizo,
aunque incognito es quien lo hizo,
ha de ser encubierto pues pasmado será,
mas un trozo del vivir así se encontrará.
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