La Idea de un Loco

Venía caminando a paso firme la idea de un loco. Entre tantas cosas que sirven para no decir nada, esto me pareció de lo más coherente a pesar del prejuicio de su origen. Ella, trataba de expresar de forma simple y rápida lo que los demás querían decir pero caían en facilismos recurrentes. Hablaba y callaba. Gritaba y se silenciaba como si quisiera tapar el sonido del bullicio pero al mismo tiempo añoraba su atención.

¿Qué era lo que tenía entre sus manos se preguntaban aquellos que miraban y divulgaban palabras de extrañeza atolondrada. Sin más, reían.

Iban pasando los minutos y el loco estaba demasiado lejos de su idea. Él cantaba. Ella pujaba por salir. Él arrastraba sus zapatos blancos de tela que se iban decolorando por las tardes sin fortuna.. Inconscientemente volaba. Su idea no. Era tan firme, sólida y tan concreta que no parecía pertenecer a ese hombre. Sin embargo, la vida tiene estas cosas. Lo que vemos no es sino lo que creemos ver. Imaginamos. ¿Qué? No lo sé. Ahí es cuando nuestras propias ideas se fugan de nuestro ser. Vuelan y nosotros, entre ignorancia y libertad, y los grises que las distancian, las dejamos ir sin cuestionar. Acaso tenemos miedo de verlas a la cara y que nos despierten de verdad. Simplemente se van, las que realmente son distintas, se van. Y así era la idea de este loco. Muy ajenos el uno del otro, conviviendo sin querer.

¿ Cual era esa idea? No lo sé, yo no estoy loco. Ese es mi error