¿Es normal odiar los silencios?

Los silencios que se crean justo en el medio de dos semejantes.

Los silencios que se alimentan de conjeturas.

Aquellos silencios que terminan por rebosar en ambas miradas.

Los silencios que por rutina, nos llenan de una apatía trascendente.

Y más que odiar los silencios, detestamos descifrarlos. 

Por temor a lo que juzgues callo, Por esquivar el conflicto huyo, mientras colmo de intranquilidad mi tiempo, pensando a gritos cómo matar los silencios.

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