I. La bruma ataca
«la inspiración existe, pero te tiene que encontrar trabajando»
La incesante bruma ataca al ser humano, nubla, intrépida sus vistas, sus levantadas narices ahondan en un gas que parece la muerte misma; el estrépito olor a muerte llena el aire sucio. ¿por qué estar bien si estar mal es mejor?
Es lo que se pregunta, el ser escuálido sentado en el borde de la cama esperando la pronta salida del sol. La bruma persiste. El ente de carnes laxas se echa a llorar incontrolablemente, la mañana sigue en ausencia de luz persignada. Nuevamente la bruma gana la batalla contra la inevitable ausencia de calor matinal.
El ente aplica su dosis diaria de cianuro y navajas.
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