Hidroamantes.

La presión y el esfuerzo encendían mi cuerpo a todo motor, siento el calor a pesar de estar nadando en la helada agua de la piscina, muevo los brazos como si mi vida dependiera de ellos, pataleo como un animal en apuros para poder llegar a la meta que quería con tanto anhelo alcanzar. Mi camino está a punto de terminar, estoy a medio camino de alcanzar mi objetivo, ser el primero era todo para mí.

-(Debo llegar, debo hacerlo)-me digo a mi mismo-(debo…)

A mitad de camino, a tan solo unos cuantos metros de mi objetivo, una fuerte punzada de dolor aprieta mi corazón como si fuera a aplastarlo, el dolor es tal que pierdo el control de mi cuerpo, dejo de patalear, dejo de mover los brazos hasta quedar flotando, presiono mi pecho con fuerza en vanamente para aliviar el dolor.

– (No… no, no maldita sea y estando tan cerca…)-maldigo mientras me quedo inerte en el agua-(Maldición, mierda ¿Por qué? ¿Por qué?)

Me quedo flotando hasta que siento que alguien me toma del abdomen, mi cabeza sale a la superficie y las luces del estadio son tan brillantes que me impiden ver a mi alrededor, la persona que vino a socorrerme usa su cuerpo para sostenerme mientras me saca fuera de la piscina.

-Resiste por favor, estarás bien-conozco esa voz, la conozco mejor que nadie-. Resiste, aquí estoy- oírlo me molesta, es la voz de la persona contra quien competía.

Dejo de sentir la frescura del agua de la piscina y siento la dureza del piso de concreto, con los ojos entreabiertos miro varias siluetas a mi alrededor, sabía que estaba siendo rodeado por personas. Una figura se acerca a mí y susurra, pese a que no puedo oírlo con claridad sé que es esa misma persona quien me salvó, cierro los ojos cayendo en un sueño.

Despierto con dificultad, abro los ojos finalmente mirando un techo desconocido para mí, un techo de un blanco muy claro, miro a mi alrededor y veo que una espesa cortina me rodea, caigo en la cuenta de que estaba en la enfermería. Me froto los ojos con una mano mientras que la otra recorre la cama hasta tocar algo que me da un pequeño sobresalto, me quedo perplejo al ver a la persona recostada a orillas de mi cama, más aún cuando es esa misma persona que me salvó.

-(Ay no)-digo en mi cabeza-(Porque…)-aquel dolor vuelve a resurgir haciéndome lanzar un ligero alarido.

Mi lamento despierta a mi acompañante, rápidamente me callo mientras entreabre los ojos.

-…Eh-se frota los ojos y yo simplemente me lo quedo viendo-. Eh, ya despertaste, que alivio-me dice una vez que recobra el sentido.

Siempre me abrumaba la amabilidad con la que se comportaba conmigo, más que ser alguien que conozco desde hace tiempo, lo suficiente como para que un lazo afectivo se formara entre nosotros, es también el contrincante de mi ambición, además de un amigo también un rival, un rival ante el cual siempre he perdido y he perdido hoy, me mordí el labio tan solo de pensar en eso.

– ¿Estas bien? -me dice posando su mano en mi hombro-. Dime, ¿estás bien?

-Em… si…-respondo secamente-. No te preocupes.

– ¿Qué dices tonto? -me pregunta dándome un ligero zape en la cabeza-. Alan, por el amor de Dios, te desmayaste en plena carrera, si no hubiera llegado te habrías ahogado y me dices que no me preocupe.

– (Me hubieras dejado a mi suerte)-pienso-. Si… supongo tienes razón, gra… gracias.

Siento la manera en cómo me mira, odio cuando pone esa cara conmigo porque solo hace que me sienta peor de lo que ya estoy, trago saliva y trato de incorporarme, pero rápidamente él me toma del brazo y me vuelve a sentar.

– ¿Dónde crees que vas?

-Oh… lo siento Alex, pero…

-No te puedes ir así, dime que te pasa.

– (deja de interrumpirme) -pensé con un poco de rabia-. Alex debo… irme…

-No te puedes ir así, necesitas descansar-dice mientras me retiene en la cama.

-Alex en serio yo…

-Dime Alan ¿qué te pasa?

– ¡MIERDA ALEX! ¿QUIERES DEJAMER EN PAZ? NO ME AYUDAS EN NADA, DEJAME TRANQUILO.

Salgo de la cama, tomo mis cosas y rápidamente salgo de la enfermería, ni siquiera me molesto en mirar atrás.

– ¡Alan! ¡espera! ¡Alaaaan!

La noche era silenciosa, el viento que zarandeaba las hojas de los arboles era fresco, ya habían pasado varias horas desde que salí de la enfermería del instituto, ahora me encuentro sentado en la banca de un parque casi desierto de gente, mirando un cielo estrellado. Me siento a esperar lo que sea que vaya a pasar, ya no me importaba nada, en lo absoluto.

– (¿Porque? ¿Porque?)-me aprieto el pecho con una mano- (¿Tanto esfuerzo, tanta práctica, tanto… y todo para qué? Ni siquiera…)-por un momento pensé en Alex- (Ni siquiera… pude estar a su nivel)-me aprieto el pecho con más fuerza.

Cierro los ojos y aprieto mis dientes con fuerza, siento tanta rabia por lo que pasó, pero tengo tanta rabia hacia mí mismo, me odio por ser tan débil, me odio por ser tan inútil. Por la cabeza me llega esos recuerdos que solamente hacen que empeoren las cosas.

…….

Ese día en el hospital:

-Créame que me es difícil decirle esto señor Chandler, pero debido a los resultados obtenidos desde sus últimos estudios… lamento decirle que su corazón no se encuentra en condiciones adecuadas.

– ¿Qué quiere decir doctor?

-La energía con la que exige a su cuerpo en los esfuerzos físicos genera complicaciones en su corazón, excediéndose de más ocasiona que su corazón sufra una hiperventilación, si se exige más de la cuenta los efectos pueden llegar a empeorar, como su médico le recomiendo que se abstenga de esforzarse.

-Pero… se supone que soy un nadador, entreno para las competencias desde muy joven lo hago y además… pronto habrá una competencia…

-Señor Chandler, entiendo cómo se siente, pero le digo que es peligroso que se arriesgue de esa manera, su cuerpo ni su corazón podrá soportarlo, en pocas palabras, si no quiere morir no nade.

-No, no, no, usted no entiende, me he preparado para esto, no puedo dar marcha atrás después de haber llegado tan lejos además…-pienso en Alex-. Además… le prometí a alguien que estaría ahí.

………

El viento zarandea mi cabello, aflojo la mano que aprieta mi pecho, recordar ese momento fue bastante abrumador y las palabras de aquel doctor aún resuenan en mi cabeza “si no quiere morir no nade”. Saco mi teléfono de mi bolsillo y lo miro con el fin de saber la hora, veo una gran cantidad de mensajes de textos y llamadas perdidas y todas ellas eran de Alex.

-Alex…-todavía me azora la manera como lo traté- ¿Por qué te pones así?

Me azora la manera como le traté, discutimos con mucha frecuencia, pero normalmente nos llevamos bien, yo diría mucho hasta el punto de ser amigos y rivales al mismo tiempo, haberle gritado de esa manera cuando él solo estaba preocupado por mí me carcome, no sé qué es peor ¿perder mi carrera como nadador o perder su amistad? Me pongo a leer sus mensajes, cada uno me preguntaba dónde estaba, o si estaba bien y otras cosas, uno decía que quería hablar conmigo y me esperaba en el instituto.

– (¿Después de cómo me comporté… todavía quieres hablar conmigo?)-suspiro largamente, el silencio del parque es algo reconfortante, pero si quiero arreglar las cosas con él, entonces no tengo opción, no puedo negarle el derecho de saber lo que me pasa.

Todavía recuerdo con claridad aquel día, ese recuerdo perdura hasta hoy, la primera vez que nos conocimos:

…………

Era un día caluroso de verano, y me encontraba en las practicas matutinas del club de natación, estaba sentado a orillas de la piscina descansando un poco luego de unas prácticas de nado.

-*suspiro*qué esfuerzo, pero veo que he mejorado bastante.

-En eso no cabe duda-dijo una voz detrás de mí.

-Entrenador-dije al voltearme- ¿Qué ocurre?

-Nada Alan, solo vine a felicitarte por el gran progreso que has demostrado estas ultimas semanas, tu resistencia y tu velocidad ahora son mas prometedoras.

-Gracias, pero se lo debo a usted.

-Nah, no hice mucho, ojalá todos fueran así de dedicados como tú-me dio una palmada en el hombro y yo le sonreí agradecido-. Oh, antes de que se me olvide, hoy tendremos a un nuevo miembro en el equipo.

– ¿En serio?

-sí, he visto su historial y déjame decirte que es bastante bueno.

-Wow.

-Pronto lo conocerás y espero que se lleven muy bien.

Tras decir eso se alejó dejándome con la duda de quién podría ser aquel nuevo integrante, caminé hacia una banca donde estaba mi toalla, la tomé y me sequé la cara, mientras hacía eso, como un dejabu otra voz proveniente de mis espaldas captó mi atención, una voz un tanto cortante para mi gusto.

– ¿Así que tú eres el nadador estrella del que tanto hablan? -levanté mi cabeza y frente de mi estaba de pie, mirándome con ojos de picardía.

– ¿eh…?

– ¿Tu eres Alan verdad? Yo soy Alex y soy el nuevo miembro del club.

-Ah, cierto, hola-me paré y le tendí la mano, traté de opacar el sentimiento de incertidumbre que generaba en mí, me sentía algo oprimido por su forma de mirarme.

-Hola, he oído hablar mucho de ti, tengo sabido que gracias a ti el club ha ganado varias competiciones, además te he visto en algunas ocasiones y sí que eres talentoso.

-Bueno… eso… la verdad…

-Yo quisiera comprobarlo-me interrumpió-. Quiero una carrera contigo, aquí y ahora, quiero probar que tan rápido eres.

-Pero… la verdad.

-Vamos, será de una vuelta al estilo libre, quien llegue primero será el vencedor.

-Pero es que ya estoy algo cansado…

– ¿Te da miedo? -me preguntó.

-¿miedo?-esa pregunta me había dejado algo indignado, no soy de los que se dejan llevar por cualquier insulto, pero algo había en él que me hacía querer comprobarle lo contrario.

-Que lastima, yo esperaba enfrentarme con un talentoso nadador, pero parece que solo eres uno de segunda.

Eso fue lo suficiente como para hacerme enojar, como para hacerme aceptar cualquier apuesta, la gota que derramó el vaso.

-Espera-con un tono cortante lo confronté-. De acuerdo, una carrera, estilo libre, tu y yo.

Me observó por un rato hasta dibujar en su rostro una sonrisa confiada y triunfante, como si se sintiera satisfecho de hacerme ceder, Alex era molesto y se necesitaría un gorro para nadar mucho más grande que se ego. La piscina se despejó para que pudiéramos realizar nuestra pequeña carrera, él y yo nos paramos en las líneas de salida, me coloqué mis gafas y mi gorro, aspire y realicé las rutinas de estiramiento, desvié la mirada para observarlo, nuestras miradas se cruzaron y me sonrió con aquella fastidiosa sonrisa, era como si ya hubiera ganado la carrera.

Uno de los miembros comenzó a dar las señales, fijé mi vista en el campo, me coloqué en posición mientras me decía a mí mismo que me concentrara, que ignore las palabras de Alex, que me relajara.

-(Ignora las palabras de ese engreído, no puedes perder contra alguien como él)

En el momento en que se dio la señal de salida, me lancé con todas mis fuerzas y nadé como si mi vida dependiera de ello, en algún momento pude ver como Alex se me aceraba, era bastante rápido debía reconocerlo, pero no podía dejarme ganar, moví mis brazos rápidamente y pataleé para ganar más impulso, pero Alex lograba acercarse centímetro a centímetro. Faltaba poco para llegar, pero en esos momentos Alex ya me estaba rebasando, exigí mi cuerpo tanto como pude, no podía concebir que ese tipo me ganara, braseé con todas mis fuerzas, pero Alex era inalcanzable y no importaba cuanto lo intentara, no podía alcanzarlo. Alex llegó primero y tan rápido como llegó salió de la piscina, cuando llegué me saqué las gafas y el gorro, estaba exhausto, decepcionado y enojado conmigo mismo, me sostuve por la orilla de la piscina para tomar algo de aire.

– (Maldición, por más que lo intentara, no podía alcanzarlo, este tipo es demasiado rápido)-pensé.

Apreté los puños y los dientes con fuerza, estaba tan nervioso y esperaba alguna fanfarronería de él, pero en vez de eso vi una mano extendida ante mí.

-Fue una carrera genial, me divertí como nunca-decía inclinado hacia mi extendiéndome la mano-. Es cierto lo que decían, eres bastante talentoso, será un placer nadar contigo alguna otra vez.

No tenía idea de cómo reaccionar ante ese gesto, primeramente, se presentó con una actitud engreída y arrogante, pero después muestra una actitud noble y amable, quizá tuvo que actuar de esa manera para hacerme ceder ante sus exigencias, tenia deseos de probar lo bueno que era y pese a que fui derrotado por él, ahora está tendiéndome la mano, reconociendo mi potencial.

-¿Vas a quedarte ahí? Vamos.

Su voz me trajo a la realidad, lo miré con respeto, era un nadador potencial y todo con aquel talento merecía ser reconocido.

-Has nadado bien-le estreché la mano-. Es un placer tenerte en el equipo, sin rencores y me gustaría volver a competir contigo.

-Cuando quieras.

-Y la siguiente…-un cosquilleo en mi nuca era prueba de la emoción que sentía en ese momento-. Ganaré.

Tal vez tenía una lengua filosa, un ego algo grande, pero más que todo eso también podía mirarlo como el motivo para esforzarme más, una razón para seguir intentándolo, como una inspiración, en pocas palabras, como mi rival.

Desde ese entonces, siempre nos concentramos en mejorar nuestras técnicas, entrenando juntos para mejorar porque cada uno tenía una meta, la cual era probar quien era el mejor. Alex era la razón del porque seguía entrenando, del porque me exigía, del porque me levantaba cada día con ganas de mejorar, era la persona que quería vencer, la persona cuyo respeto quería, la persona con quien disfrutaba nadar.

…………………..

El recuerdo se difumina en mi cabeza, trayéndome devuelta la presente, al año actual, sentado en la banca del parque.

-Alex era mi razón de seguir-digo finalmente.

Vuelvo a ver los mensajes de Alex, me espera en el gimnasio, todavía quiere hablar conmigo. Me levanto de la banca y me dirijo hasta allá, Alex es a la vez un compañero y a la vez un rival, y debido a eso no puedo negarle el beneficio de saber lo que me ocurría, somos muy apasionados con nuestros talentos y con nuestras metas, él merece saberlo, porque quizá…

-Ya no pueda volver a nadar con él.

El gimnasio de natacion está vacío, lo que es lógico debido a que la competencia había terminado, camino y me dirijo cerca de las gradas, esperaba ver a Alex sentado ahí, pero, los ruidos que provienen de la piscina me llaman la atención, camino en frente para ver y lo que veo es bastante impresionante, al menos para mí. Alex está nadando y el verlo me doy cuenta de lo mucho que ha mejorado, es casi perfecto, se mueve tan rápido y con tanto ahínco, como si solo le importara nadar, era como ver a un delfín, que surcaba libremente el océano, yendo lejos sin que nada ni nadie pudiera detenerlo, Alex mejoró tanto que hasta puedo decir que, si nos hubiéramos enfrentado en esa competencia, el resultado sería más que obvio, terminaría con la derrota. Me llevo la mano en mi pecho y lo apretujo con fuerza, la vergüenza, la desazón, la tristeza y la pena me caen encima, porque ya no podría nadar con él, ya no podría enfrentarlo en una carrera, ya no podría demostrarle mis avances, yo… yo… ya lo he perdido todo.

– (Alex, mejoraste bastante, eres el mejor y nunca podré vencerte, pero…)-reprimo los impulsos de llorar-(Pero, por alguna razón, eso no me molesta, ambos perseguimos una meta y por lo menos, uno de los dos lo ha conseguido y me alegro que lo hayas hecho)

Me doy la vuelta para marcharme, no quiero que me vea de esta manera tan penosa, estoy a punto de retirarme, pero de repente…

– ¡Alan!

Muerdo mi labio inferior y aprieto los ojos con fuerza, no quería que se diera cuenta de mi presencia porque no tengo cara para hablar con él, no quiero que me vea así. Aspiro suavemente sin voltear, intento calmarme para parecer normal porque tengo que decirle la verdad, tiene que saberlo, pero no sé por dónde empezar.

-Alan… habla conmigo, por favor- dice mientras se me acerca, pese a que no volteo para verlo escucho sus húmedas pisadas-. Alan mírame, por favor.

Trago saliva, tengo que hacerlo, tiene que saberlo. Me volteo para ponerme de cara ante él, su esbelto y fornido cuerpo estaba empapado por completo, el agua todavía escurre por sus bíceps y por su abdomen, de su cabello mojado gotean algunas gotas que caen al charco formado en sus pies. Me mira detenidamente por un largo periodo, o al menos eso me parece, siento como si el tiempo no pasara, siento como si el tiempo se hubiera congelado para nosotros, la expresión de su rostro ya no expresaba enojo como antes, ahora era un rostro de preocupación y desasosiego, me siento culpable porque se sienta así.

-Alan, deja de quedarte callado-me dice en un tono cortante y brioso-. Por favor, siempre nos contamos todo, nunca nos ocultamos nada, dime que te ocurre sino me preocuparas más de lo que ya estoy.

– (T e preocuparas más de todos modos)-abro la boca para decir algo-. Alex… yo…

Se me acerco más, su mirada me mata ya que nunca antes lo había visto así.

-Alex, yo… no voy a poder… nadar más contigo.

Su rostro denotaba mucha curiosidad y nerviosismo, como si estuviera a punto de saber algo que era mejor no hacerlo.

-Po… por qué? -sus ojos se abren más y puedo notar lo ansioso que esta-. Dime, ¿Qué te ocurre?

Hago una mueca al ver lo preocupado que esta, no tengo idea de cómo lo tomará, pero sé que ya no puedo hacer nada, no tiene caso que lo oculte, después de todo, mi mundo ya se ha venido abajo. Llevo mi mano hasta mi pecho y lo apretujo, me duele más tener que contarle esto, aprieto los ojos unos segundos y vuelvo a mirarlo. Empiezo a contarle todo desde el principio, de mis idas al cardiólogo, del estado de mi corazón y como lo había empeorado al no haber seguido las indicaciones del doctor, mi alma cae al ver su expresión de susto, a pesar de que esperaba eso no quería verlo.

-Alan, yo no tenía idea de que… ¿Por qué no me lo dijiste?

-Alex, no quería hacerlo, no era algo de lo que quería que supieras.

-Pero por el amor de Dios Alan-se me acerca indignado y me toma de los hombros-. ¿Todo este tiempo has estado esforzándote demasiado a sabiendas del estado de tu corazón? ¿Por qué Alan? ¿si sabias lo mal que te hacia porque aun decidiste seguir? Eres un tonto.

-Basta Alex… te lo suplico.

-No lo entiendo, eres imposible y muy imprudente, si en todo este tiempo has estado enfermo quiere decir que en cualquier momento hubieras empeorado, yo… yo… mierda Alan, porque no me lo dijiste… eres un tonto.

-Alex, ya te estas…

-Si algo te hubiera pasado, si llegaras a sufrir algo que te de deje al borde de la muerte, como hoy… maldición Alan.

Mi enojo está subiendo gradualmente, se estaba pasando y no parece que se estuviera dando cuenta, no debo de alterarme, pero, ¿Cómo se supone que le dé a este tipo una explicación si se da el afán de interrumpirme siempre?

-Alex-digo firmemente, me mira con aire de indignación, pero no me importa, por tanto, que aprecie a este sujeto, por tanto afecto que le tengo a veces me hace enojar.

-Alan, háblame.

– ¡Lo haré si dejas de interrumpirme!

Podría decirse que finalmente estoy liberando lo que estuve acallando por mucho, me acerco a él y lo confronto, ver su expresión de sorpresa es un tanto satisfactoria.

– ¿¡Quieres saber porque nunca te dije nada!? ¿! porque lo estuve callando todo este tiempo!? ¿! porque empeoré mi situación!?

No soy dueño de mi persona, otro yo más vivo está hablando por mí.

– ¡Lo hice por ti Alex! -estoy tratando de contener las lágrimas, pero inevitablemente salen a cascadas-. Lo hice por ti porque eres el motivo del porque sigo compitiendo, del porque sigo entrenando para poder alcanzarte, del porque empeoré mi enfermedad, la sencilla razón… eres tú.

No me fijo en él, pero sé que me mira, no defino su expresión, pero no estaba pensando en eso, solo quería desligarme de todo.

-Desde que te conocí… me impresionó la manera en cómo te desempeñabas, la forma como nadabas era… jeje sonaría tonto, pero… te envidiaba, cada que competíamos se me hacía difícil poder alcanzarte, nadas tan rápido que… parecía como si nada te parara-bajo la mirada, tan débil, pero luego veo sus pies acercándose, pero inconscientemente continuo-. Eres tan talentoso que es por eso que comencé a exigirme más, porque todo lo que quería era poder alcanzarte, ser tan rápido como tú, nadar contigo era todo lo que quería y hubiera sido maravilloso… nadar a tu lado, voltear momentáneamente la mirada sabiendo que estas a mi lado.

Siento sus dedos en mi barbilla, sé que está de pie muy cerca de mí, lentamente levanta mi rostro para poder verme, cuando lo veo me siento verdaderamente impotente.

-He querido mostrarte… lo mucho que mejoré, pero desgraciadamente-me siento tan acongojado que me dificulta seguir-. Soy tan débil, doy demasiada pena.

Siento que me rodea con sus fornidos brazos y pega su frente con el mío.

-Alan… no tenía idea, lo siento, lo siento.

– ¿Por qué te disculpas? yo…-lo abrase sin titubear-. Cuando sufrí el accidente, lo que más temía era que quizá ya no volvería a verte.

-¿Crees que no pensé en eso también? Por Dios Alan, si te fueras, yo… no lo soportaría, no sería capaz de aguantarlo-se despega un poco para verme-. Yo te quiero conmigo, quiero seguir contigo.

En ese momento, el tiempo no pasa y sin dudarlo me besa, sus labios se sienten cálidos y dicha calidez hace que cierre los ojos, el silencio era el único testigo.

…….

Es de madrugada, lo sé por la hora que marca el reloj de mesa, me encuentro en el departamento de Alex, pasé la noche con él y jamás llegué a pensar que estaría compartiendo la misma cama con él, pero en esos momentos ninguno quería pasar la noche solo, quería estar con él y él conmigo.

Miro fijamente al techo, después de un leve infarto el insomnio lo colma todo, pero en esos momentos varias ideas estaban asaltando mi cabeza, sobre mi problema, sobre Alex y sobre nosotros, volteo la mirada para verlo durmiendo plácidamente, ojalá yo pudiera lucir así de despreocupado, pero… la cosa es distinta. Me incorporo para sentarme a orillas de la cama, pego la mirada al suelo como si pudiera darme una respuesta.

– (La competición de ayer, en la que tuve ese accidente)-recuerdo con claridad y escalofrió aquel momento, se me hace un nudo en la garganta tan solo de pensar en ese dolor- (Me desmayé y desperté en el hospital y Alex fue quien me salvó, pero…)

Muerdo mis labios inferiores, aprieto los ojos y los puños a la vez.

– (Alex es un gran nadador, esta competencia pudo haber sido algo bueno para él, algo que haría brillar su carrera, pero…)-me agarro el pecho-(Fui yo quien impidió eso, fui yo quien hizo que postergara su futuro, en pocas palabras… he sido una carga, un obstáculo)

Deseo tanto que la tierra me tragara, Alex me importa mucho y demasiado como para perjudicarle en algo, él tiene un futuro prometedor, algo por el que luchar, ha sido nuestro deseo desde antes, tiene una meta por la que luchar, en cambio yo…

Me levanto, me pongo frente a la cama y lo miro.

– (Yo ya no tengo nada)-hago una mueca para callar un alarido-. Tú tienes potencial y tienes una meta al que llegar y yo no quiero… no te quiero estorbar, lo siento-digo finalmente en silencio.

Tomo mi ropa y me la vuelvo a poner, recojo mis cosas y procuro no hacer el menor ruido para salir del apartamento.

El aire frio de la madrugada me envuelve, estoy fuera del edificio de Alex y no muevo ningún musculo mientras me quedo mirando la ventana de su habitación, una parte de mi quiere que vuelva, que vuelva con él, pero la otra parte me dice que me vaya.

-A… Adiós, Alex.

Tras decir eso me retiro, un millón de ideas y cuestionamientos estallan en mi cabeza, quizá sea la decisión correcta porque amo tanto a Alex, demasiado como para interferir en su carrera y aunque no lo parezca, cada paso que me aleja de él es un tormento, pero así ha sido siempre porque Alex es inalcanzable y es imposible para mi alcanzarlo, ya me es imposible nadar junto a él.

El viento sopla muy fuerte y el dolor que estoy sintiendo es mucho peor, no es solo en mi corazón, es en todo, prácticamente estoy deshecho. 

Continuara….

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