Obra en construcción.

Un gran talento.

Sebastian Gomajoa Achicanoy.

Conocí a mi maestro un día que entre a la catedral de mi cuidad guiado por un concierto de música clásica, el instrumento que entonaba dicha canción no lo conocía y menos si solo me limitaba a escuchar la música, así que seguí el camino que me dirigía hasta la catedral y pensaba en qué clase de instrumento era, sonaba como un concierto de flautas, trompetas y voces y pensé que quizá fuera una banda de instrumentos de viento acompañada de un coro, pero al entrar en la catedral y dirigirme a la parte del templo, me voltee y mirando hacia la salida por encima de la puerta principal había algo grande y del cual provenía la música, parecía un armario gigantesco pero en la parte frontal había una caja más pequeña que no se alcanzaba a distinguir que era, en la parte superior de este gran armario habían tubos y me preguntaba para que servían todos esos tubos.

Me empeñe en aprender sobre ese instrumento que por su sonido y tamaño me hicieron encender mis sentimientos como a un niño se le regala un dulce. Mis padres a la primera no me apoyaron, pero gradualmente fueron cediendo aunque la condición que ellos me daban era que debía trabajar para pagar la mitad de la matrícula de la academia de música a la que ellos me iban a inscribir; una noche que me encontraba acostado en mi cama mi madre se me acerco y me conto que mi abuelo también había trabajado en esa catedral como músico de capilla y me dijo el nombre del instrumento se llamaba órgano, después mi madre salió de mi cuarto y yo encendí el computador y busque música para órgano, me salieron muchos autores y músicos clásicos que habían compuesto música para órgano. Entre los que conocía estaban Mozart, Beethoven y Bach, me emocione mucho el saber que iba a tocar en ese instrumento llamado órgano y que quizás podría conocer al organista, pero esto último se adelantó porque una vez ingresado en la U, no termine ni el primer semestre al enterarme que no había música para órgano en la academia, me desilusione un poco, pero tenía tantas ganas de aprender que un día salí de mi casa y me dirigí a la catedral, era domingo y las parroquias están abiertas todo el día al público, esa mañana conté con suerte porque estaba el músico parado fuera del templo, era un sujeto alto canoso de más o menos unos cincuenta años, lo reconocí porque en su brazo izquierdo llevaba unos libros que decían en su título Organ Works, inmediatamente me presente, me dijo que se llamaba Luis. Después de una larga charla le pedí que me enseñara música para órgano, primero rechazo mi oferta, me dijo que me dedicara a algo mejor, yo le respondí adecuadamente que eso era lo que me gustaba, que yo lo oí tocar ese instrumento grande y que me lleno el alma con una sola melodía que entonaba, al parecer esto le causo mucha gracia, saco una agenda arranco un pedazo de papel escribió algo en él, me lo paso y en este estaban escritos su dirección y su número de teléfono después de esto no me dijo nada se despido de mí y me dijo que me esperaría.

Tarde dos días en ir a verlo principalmente porque mis padres no encontraban dinero para pagar las enseñanzas que el organista me iba a dar, finalmente fui hasta su casa que esta ubicada en el centro de la ciudad, en frente de un centro comercial. Su casa era agradable por fuera, las ventanas adornadas con marcos de madera, la puerta principal recién estaba lacada y la pintura le daba un aire de clasicismo a la fachada, golpe dos veces e inmediatamente me abrió la puerta una muchacha de ojos oscuros, cabello marrón y de cara simpática, llevaba lentes, me presente, ella sonrió y me llevo hasta la sala, por dentro todo el piso de madera estaba sucio y polvoriento, en la sala había una gran cantidad de libros que estaban por todos lados, estaba desordenada y encontré al organista moviéndose de un lado a otro, alzando partituras polvorientas, libros antiguos, misales, periódicos de hace años, fotografías, y todo en completo desorden. Al verme se detuvo agacho la cabeza y bajo sus lentes para verme por encima de ellos y me dijo “no pensé que fueras a venir” y siguió buscando en su desorden.

La muchacha que me recibió era su hija se llama Paula tiene más o menos mi edad, es una chica atenta, responsable, cuidadosa, y siempre se muestra muy preocupada por su padre, ella me conto que él tenía una enfermedad que afectaba directamente al corazón y si se olvidaba tomarse su pastilla rosada, podría sufrir un paro cardiaco casi al instante.

Después de esperar parado en la sala Luis se dirigió a mi diciéndome si ya había tenido clases de música de alguna academia y cual había sido, a lo que respondí que solo sabía lo esencial enseguida saco un libro de todo el desorden que se acumulaba en una mesa que estaba cerca de él y me dijo que ojeara la primera página del libro, era un ejercicio fácil de movimientos y adoctrinamiento de las manos para tener independencia con las manos, después fuimos hasta su estudio donde saco una maleta la cual había sido un armonio de fuelles, los fuelles se los acciona como pedales los cuales chupan el aire y así hacen sonar las lengüetas que producen sonidos, me paso una silla y me explico más o menos como tenía que hacer el ejercicio, me pareció tan fácil que pensé que cualquiera lo podía hacer, así que puse mis manos sobre el teclado, como me había indicado un profesor de piano en la universidad, empecé a mover mis pies de arriba hacia abajo y oprimí las teclas que me indicaba el ejercicio, al primer intento sentí que lo fácil se convertía en difícil, me había equivocado subestimando los ejercicios, mi maestro se encontraba al lado derecho de mi sentado en su silla de madera acariciando su gato gris y leyendo el periódico local, no me miraba pero hacía gestos a cada error que cometía, al cabo de una media hora me pidió que descansara, se levantó y se fue a la cocina me trajo un poco de jugo y se sentó de nuevo a leer el periódico, al rato llego Paula con un vaso con agua en su mano derecha y en su mano izquierda iba la pastilla sobre la palma de su mano.

Repase la primer lección casi dos semanas y solo hasta el último día pude interpretar bien ese ejercicio, las semanas siguientes avanzaba más rápido que la primera vez, hasta lograr que en un par de minutos poder tocar una pieza de música bien interpretada. Luego los ejercicios se volvieron más difíciles para interpretar, aunque mi maestro nunca me decía que si había cometido un error y tampoco me regañaba, simplemente se quedaba sentado en su sillón leyendo el periódico del día y mientras yo permanecía en silencio ensayando música para órgano, al final de cada clase siempre me tomaba la lección, esta me parecía que era la parte más dura de todo el día ya que no debía cometer ningún error al interpretar una obra y siempre que me confundía hacia un gesto con la cara. Después de un año de tanto ensayar y de repetir diariamente la misma rutina él me dijo que estaba preparado para ir a ver el gran órgano tubular de la catedral. Era sábado y la catedral se hallaba cerrada pero el tenia llaves para entrar por la parte del cementerio, fuimos a la parte del coro que se ubica encima de donde se sienta el público, a lo que logramos subir y mire el órgano me di cuenta que era mucho más grande de lo que recordaba, la caja pequeña de enfrente era la consola de acción según me decía él es de donde se activan diferentes palancas que abren los canales que permiten que pase el aire de los fuelles hacia los tubos. Me hizo sentar en la consola de sonido tenía dos teclados y uno para los pes el activo una serie de registros que se encontraban encima del teclado y me pidió que interpretar el último ejercicio, las clases siguientes eran los sábado me enseñaba como debía mover los pies para el acompañamiento de bajos a la obra y como graduar el pedal de volumen para generar un sonio más amigable, también me enseñó cómo funcionaban los registros y como debía utilizarlos, al poco tiempo aprendí todos eso mucho más, un día que íbamos saliendo de la catedral nos encontramos con un sujeto alto barbudo y con sombrero que se nos acercó a nosotros saludo a mi maestro y tuvieron una charla un poco larga, miraba en las expresiones de mi maestro enojo y su rostro se sonrojo de la rabia, al rato se apartó del sujeto y me pidió que nos fueranos, no fue hasta la clase siguiente que me entere que ellos tenían una rivalidad por quedarse con el puesto de maestro de capilla de la catedral. El me conto que el otro sujeto era una persona que jugaba sucio para salirse con la suya y obtener lo que quiere, me conto que quería verme tocar el domingo de la semana siguiente y mi maestro me dijo “confió en que tus habilidades no me vayan a defraudar el domingo” era una carga muy dura para mi aceptar semejante reto ya que solo habían pasado tres meses desde que empecé a tomar clases de música para órgano, esa noche no comí y no dormí pensando en que obra me tocaría interpretar el próximo domingo.

Al día siguiente mi maestro me llamo a horas de la tarde para repasar de nuevo en su casa, fui puntualmente, al llegar fui recibido por el mismo, ahora ya no salió paula como lo hacía siempre ella estaba en la sala dando vueltas de aquí para allá buscando algo en el desorden, me llevo hasta el estudio y me dijo que esperara, al poco rato entro paula con una sonrisa en su rostro, esto no me inspiro confianza y pregunte que estaba pasando a lo que me respondió que Luis y ella estaban buscando un libro que contenía una de las obras maestras de Bach me dijo que yo iba a interpretar el pasacalle y fuga en do menor pero no iba a interpretar solo la parte de la fuga que es tan conocida sino que yo iba a interpretar todo el concierto de más o menos una hora, a ese acuerdo había llegado mi maestro con ese sujeto del otro día. Paula me conto que de eso dependía la reputación de Luis y la mía como músico que sigue el legado de otro. Me ofrecí para ayudar a buscar dicho libro buscamos por todo lado en la biblioteca polvorienta, en el escritorio atiborrado de partituras a mas no poder pero no encontramos nada. Esa noche llegue a mi casa pensando en lo sucedido fui hasta el sótano a buscar la colección de libros, de mi abuelo del cual sabía muy poco por que murió antes de que lo conociera, abrí el baúl gigantesco que estaba detrás de una vieja mesa de billar también perteneciente a mi abuelo y lo saque a la luz, me senté en un viejo sofá y lo abrí, ¡SORPRESA!, a primera vista había dos libros de colección que tenían los trabajos completos de Bach y en el segundo libro estaba escrito en italiano Passacaglia y Fuga en Do menor, era la obra que tanto estaba buscando en la casa de mi maestro, inmediatamente cogí el segundo tomo y salí de mi casa, saque mi vieja bicicleta que hace poco había reparado y me fui a toda prisa llevando en mi mochila el libro, al llegar a la casa de Luis todavía estaban las luces prendidas y se miraba las sombras de él y su hija moviéndose por toda la sala, golpee la puerta y me recibió Paula algo sorprendido diciéndome “¿Qué haces aquí?” y yo sin decir palabra saque el libro de mi mochila y ella con ojos brillantes grito “¡papá!, ven a ver el libro que estabas buscando, lo ha encontrado”, inmediatamente salió Luis y al verme a mí con el libro se le noto el alivio en su rostro me hizo pasar a la sala que ahora se encontraba más desordenada y me sentó, cogió el libro en sus manos y echándole un vistazo dijo: “¿Cómo lo has encontrado?”, y yo le dije que en la colección de libro de mi abuelo que se llamaba Francisco, después de esto mi maestro me contó que él había sido su profesor de música cuando tenía más o menos unos 19 años, ahora todo tiene sentido al saber que fue en agradecimiento a mi abaleo que quiso enseñarme música para órgano, me dijo que hicieron una promesa que si llegaba a mi interesarme la música para órgano él no se negaría en enseñarme, esa noche nos la pasamos hablando de mi abuelo del porque me había aceptado tan fácil como su aprendiz, de anécdotas que le habían pasado con mi abuelo y también de algo sorprendente me conto que los ejercicio de mi abuelo eran extremadamente duros, me estiro sus manos y me mostro sus dedos, señalando con la boca dijo “mira no tengo huellas dactilares” le mire detenidamente pero no notaba nada principalmente por el sueño que nublaba mi vista y otro por la luz amarilla opaca que alumbraba la habitación, así que acerco una lámpara y me paso una lupa para que pudiera ver y efectivamente él no tenía huellas dactilares, sus dedos lisos ya no conservaban su identidad.

Esa noche me quede a dormir en su casa y al otro día nos levantamos muy temprano para poder empezar con las primeras partes de la música, tenía una semana para poder aprenderme la obra completa, parecía algo imposible de hacer, el lunes comenzamos con la primera lección de cómo debía interpretar lo que había en el libro, me conto que las obras de Bach y más el pasacalle no se debían tocar como venían escritas sino que hay que interpretarlas con el sentimiento musical que requiere el momento, mi dijo que hay que meterse en los zapatos del autor y sentir lo que Bach estaba sintiendo al momento de escribirla, al sentarme a ensayar ya no en el armonio sino en un órgano eléctrico de marca Yamaha, la primera parte era la más difícil ya que iniciaba con un solo de pedales y yo apenas había visto cómo se utilizaban los pedales, aprenderme sus complicadísimos movimientos para pies y llevar el ritmo y el acompañamiento con las manos se me dificulto y me adapte más o menos en tres días iba un poco retrasado ya que apenas podía tocar el inicio de la obra, al cuarto día ya me aprendí a la perfección la parte del solo para pues y ahora era más fácil seguir con la parte de solo para manos, al quinto día ya había terminado el solo y al sextos solo me tocaba seguir con un solo de manos pero esta vez acompañado con el ritmo llevado con los pies hasta llegar al final de la obra esto me tomo casi toda la semana ahora venía la parte más difícil a la que no tuve tiempo de ensayar detenidamente se trata de la parte en la que se hacen dos solos el de pies y el de manos, la independencia de esta parte de la obra es única e inigualable, no sé cómo hizo Bach para componer una obra tan difícil de interpretar, ese domingo me levante temprano, me había estado quedando a dormir en la casa de mi maestro, me pidió que descansara y me dijo que yo estaba preparado para la noche, el otro sujeto se llamaba Rodrigo y había preparado durante toda una semana una publicidad para el concierto que el mismo había organizado, cosa que no supe hasta ese domingo, por que me la había pasado encerrado estudiando una de las obras más difíciles del mundo de la música esa mañana salía dar vueltas alrededor de la catedral, llegada la tarde fui de hasta mi casa e invite a mis padres, mi papa se sorprendió y no me creía que yo iba a dar un concierto en la catedral, me comento que los medios locales estaban patrocinando el concierto y que casi todo el país estaba esperando verme esa noche, no me creí el cuento pero igual mis padres aceptaron ir esa noche. Fui de nuevo hasta la casa de Luis él me recibió de una manera diferente a como lo hacía siempre, creo que empezó a tratarme así desde que fui con el libro de mi abuelo hasta su casa, me do un esmoquin y un par de zapatos, me había comprado todo un conjunto hecho a la medida, me obligo a cambiarme y salimos de la casa temprano robo a la catedral, mis manos temblaban de los nervios y para evitar estresarme cerré los ojos y moviendo mis manos como si las tuviera encima del teclado recordé la obra que tanto trabajo me había costado aprenderme.

Al llegar a la catedral había gente por todos lados, había cámaras que alumbraban la entrada principal, entramos y todo mundo me miraba con cara de asombro y no entendía porque, subí hasta el órgano este estaba totalmente alumbrado al igual que toda la catedral, había unas cámaras súper grandes ubicadas en dirección a la cabina de sonido y otras que estaban detrás de los pedales que enfocaban mis pies. Mi familia junto con mi maestro se sentaron a un lado en una banca que habían dispuesto para ellos, Luis se me acerco y me dijo que tuviera la confianza y que yo lo podría logar, al rato me indicaron que me subiera al órgano para empezar el concierto, me senté en el banco posicioné mis pies y mis manos y tome un largo trago de aire lo solté y oprimí los pedales con mis pies y empezó el concierto, la primera parte que era el solo de pies con el acompañamiento de manos no se me dificulto en lo absoluto, al llegan a la parte de la fuga y del solo de manos cometí dos errores pero seguí sin ponerle importancia casi al final recordé que no había tenido tiempo de estudiar la última parte pero estaba listo para terminar con ello una vez empecé la parte final comencé a la par como lo indicaba la obra con los dos solos tanto de manos como de pies, en esta parte cometí mas errores que en las otras, oprimía dos teclas a la ves o me confundía de pedales, al final de la obra y de haber terminado todo se hizo un silencio en la catedral, pensé que los errores que había cometido se notaron mucho, pero empezaron a sonar los aplausos primero provenientes del lado de mis padres y luego de caso toda la catedral, los camarógrafos se me acercaban a saludarme mientas me bajaba del órgano mi madre me abrazaba con fuerza al igual que mi padre, se me acerco ese tipo llamado Rodrigo y me pazo un sobre sellado en el que decía que lo leyera una vez llegue a casa. Me di cuenta que mi maestro no estaba y pregunte por el mis padres me dijeron que casi a la mitad del concierto no se sentía bien y había salido a tomar aire, baje por las escaleras en los pasillos la gente me aplaudía me daba la mano y con una sonrisa en su cara me felicitaba, no se a cuanta gente salude ese día, salí de la catedral y mire a Paula que se acercaba corriendo hacia mí, cuando la vi cerca note que estaba llorando me dijo que su padre se había olvidado tomar su pastilla y que en esos momentos se encontraba en el hospital fui corriendo hasta donde él estaba, entre sin autorización y pregunte por el en información me dijeron que estaba en la planta superior y que estaba saliendo de reanimación, subí las escaleras y fui hasta su habitación, a lo que llegue no me dejaron pasar y pregunte por el al doctor él se negó a decirme algo porque yo no era un familiar así que me hicieron sentarme en una salita, al rato llegaron mis padres con Paula se sentaron al lado mío mientras que Paula preguntaba al doctor como se encontraba Luis, su rostro me lo contaba todo sabía que era el final de mi maestro de música.

El médico le había dicho a Paula que mi maestro estaba sufriendo de pequeños infartos continuos y que posiblemente no se podría recuperar y que alguno de ellos podría acabar con su vida, ella se desbordo en lágrimas arrimada a mi hombro, me agarraba mi brazo con fuerza, después de un par de horas el medico salió diciendo que Luis necesitaba hablar conmigo, fui inmediatamente me sentaron al lado izquierdo de su camilla y espere a que el dijera algo, al verme hizo un sonrisa que me lleno de alegría, me pregunto si Rodrigo me había pasado un sobre, me dijo que lo abriera y lo leyera, abrí el sobre con cuidado y saque la carta por encima tenía un escudo del conservatorio de música de la academia Santa Cecilia de Roma – Italia, leí detenidamente la carta en la que me elegían a mí para becarme y que pudiera estudiar en su universidad con gastos pagos y aprender sobre la música para órgano en su universidad, le pregunte a mi maestro ¿por qué? se había enojado con Rodrigo esa ves que se vieron fuera de la catedral, me conto que ese día Rodrigo le dijo que había una posibilidad para que yo pudiera entrar a la academia de música de Santa Cecilia pero las condiciones eran que yo pudiera interpretar la Passacaglia y Fuga en Do menor en su mayoría, que lo hiciera en una semana y me presentar en un concierto, las condiciones que me presentaban eran totalmente injustas y esto había enojado a mi maestro, después me dijo que presentaba un raro caso de memoria auditiva y fotográfica musical, estas eran ventajas según el ante el aprendizaje de una nueva obra literaria, me conto mucho sobre mis habilidades musicales y que por eso había sido tan fácil que en una semana aprendiera sobre música y otras cosas, al final me pidió que lo abrasara y me despedí de él. Después entro Paula, estuvieron un buen tiempo hablando hasta que salió cabizbaja y podía ver sus lágrimas resbalando por sus mejillas, me levante de donde estaba sentado y la abrase fuerte.

Al día siguiente se hicieron las honras fúnebres de mi maestro, sufrió su ultimo infarto cerca de las cinco de la mañana, lo velamos durante dos días y una noche y al tercer día lo incineramos por petición de Paula, después de esto se encargó de mi Rodrigo, para que yo pudiera ir hasta Roma y poder graduarme como músico de capilla y organista. Paula quedo a cargo de mis padres, su casa fue cerrada temporalmente por ella y con la herencia que Luis le dejo pudo entrar a estudiar diseño de modas que era lo que tanto la apasionaba.

Ya ha pasado un año desde que me gradué de la academia, y estoy trabajando a tiempo completo como organista de la basílica de San Pablo de Roma, regrese a mi cuidad para encontrarme con mis padres y mostrarles lo que había logrado, fui hasta la casa de mi maestro ahora remodelada, actualmente Paula tiene una tienda de ropa femenina muy reconocida en la cuidad, al verme salió de su tienda y corrió a saludarme, la abrase y ella se hacho a llorar me dijo al oído que nunca pensaría verme de nuevo, ahora somos novios y yo vivo en su casa con ella, ahora soy yo quien se pasea de un lado a otro por la sala buscando viejas partituras de música, recordar a mi maestro es motivador y alentador.

Viajo contantemente desde Roma hasta mi ciudad, pero ahora me han ofrecido un trabajo mucho mejor en mi país que el que me daban en roma, como profesor de música en una universidad que había comprado un órgano tubular últimamente, estoy haciendo todo el papeleo para trasladarme y vivir en mi país y estar con mis padres y Paula.

FIN.

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