Hoy desperté muy temprano acostumbró a dormir con la persiana a medias pues al acostarme en las noches me deleito viendo el cielo observó desde allí la majestuosidad de la luna o las formas que van tomado las nubes en su vaiven ararrastradas por la brisa; también desde mi ventana llega a mi la fragancia de los árboles y el tintineo de sus hojas chocando unas con otras, gracias a que estos se encuentran ubicados en un parque justo frente a donde resido.

Desde mi ventana veo salir el sol, caer la lluvia o bien la nieve cuando gratamente soy sorprendida por esta.

Mi hermana mayor que vive en un cuartito sin ventana alquilada en Ecuador juntamente con su hijo y su pequeño nieto, todos venezolanos; familia separada, dividida me comentó que se guían por los sonidos de lo que afuera acontece debido al encierro que sufren por esta pesadilla pandémica.

El niño descubrió que por una pequeña abertura entraba un rayito de sol y rebosante de alegría le dijo ¡abuelita! ¡Mira me está tocando el sol!.

Sentí tristeza por estas pruebas que todos hoy estamos enfrentando unos con mayor dificultad que otros a la vez agradecí que a pesar de estás aún conseguimos la sonrisa de un pequeño gracias a su maravillosa inocencia.

Sigo disfrutando los atardeceres ahora se observan avenidas vacías; pero hoy mi alma se regosija esta noche a las 20:00 se dejan oír infinidades de aplausos desde muchas ventanas y balcones imagino la sonrisa de ese pequeño sobrino y hacia él van mis palmadas por el reencuentro de nuestra familia y para todos aquellos héroes que están en primera línea como guerreros muchas veces sin armadura pero dispuestos a luchar por nuestras vidas Para ustedes mi admiración y respeto desde mi ventana…

Umbelina

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