Difuso, perfuso y casi inconcluso. Al borde del abismo para no perder la costumbre, pensando, analizando llevando la cabeza a ras del piso. Dilatante y acosante la ansiedad carcome los sentidos, arrincona y sociega el alma. Pasan los días y me difumino en el camino. Me pierdo y me encuentro dependiendo de cada momento. Alimento la bestia con incertidumbre y la combate con la esperanza de mañana despertar mejor.
Me contagie de miedo hace mucho tiempo, miedo al futuro venidero y al malévolo caminante.
Abrasado entre los placeres del ser, he perdido la cabeza. Encerrado con el silencio del mundo y el hambre en el cuenco. Desesperado me encuentro, buscando el sustento, la pequeña brisa que me de aliento. Al final de todo esto tan solo estoy hambriento y sediento, por la caricia humana.
Al final solo me encuentro.
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