Mañana lo haré!

Me encontraba sentada en un banco del parque cuando a mi lado de sentó un señor elegantemente vestido, traje sastre negro, camisa azul, corbata negra, todo un galán, lo mire de lado, no decía nada, que extraño pensé, mire sus pies y estaba de descalzo. Me moví un poco, era extraño, elegante y descalzo, inmediatamente pensé un maniático.

Me miro, sonrió y dijo- no, no lo soy 

perdón- le dije.

No soy un demente ni nada parecido – contesto

Pensé – vaya lee la mente – Si -me dijo de nuevo. En este momento yo estaba lista para salir corriendo, más como curiosa no lo hice.

¿Quién es usted, y porque tan elegante y descalzo?

Soy el Tiempo – ahora sí que me sorprendió – ¿El tiempo? Y donde es la fiesta?

Verdaderamente soy el tiempo – sonrió coqueto -siempre estoy bien vestido, cada día que pasa es una fiesta, algo lindo se hace a cada momento, nace un bebe, se hace un profesional, muere alguien, consiguen nuevo trabajos, muchas cosas ocurren con mi espacio.

Pero ¿por qué descalzo? – pregunte

Claro- me dijo- imagínate con tanto poder, necesito tener los pies sobre la tierra, hay muchas cosas que hacen que uno se engría, soy el más poderoso del mundo, cuando mueres ya no tienes tiempo para nada, es cuando único me detengo, ya no puedo darle nada a ese ser humano.

Eres quien controla todo- le dije

Por supuesto, sin mí, nadie hace nada, lo malo es cuando algunos seres humanos se pasan la vida, solo pensando y no ejecutan lo que quieren, siguen de fiesta permanente y no ponen los pies en la tierra, después que paso, ya no regreso, doy oportunidades pero nunca me detengo.

Tienes razón – dije- mejor aprovechar cada segundo, sea como sea, bueno o malo igual sucederá, de mi dependerá como lo tome

Ósea, lo que paso, pasó – le dije

Desde luego – fue su repuesta- de que sirve pasarte la vida arrepentido por lo que pudiste hacer y no hiciste, sigues perdiendo la oportunidad de tiempo que te doy, me gusta cuando la gente aprende de sus errores y me aprovechan, salen de nuevo a la vida, a luchar y a ganar.

Y Si dejo de hacer cosas – le dije- igual la puedo hacer mañana.

Sí, claro –contesto risueño- y mañana dirás, que al otro día, y haces una cadena de mañanas y yo ya te dije no me detengo, igual si haces algo lindo por tu vida, como si no lo haces.

Tienes razón – dije- mejor aprovechar cada segundo, sea como sea, bueno o malo igual sucederá, de mi dependerá como lo tome.

Correcto- dijo- pero sobrevive cada día, con un propósito, divierte, más haz lo que debas hacer sin perjuicio de otros… El tiempo no para, eso es seguro.

Eres muy sabio – le dije- gracias.

Gracias a la humanidad que me aprovecha – me miro- tú, comienza a usar mi tiempo adecuadamente- dijo- ahora debo seguir mi camino – se paro lentamente y de repente desapareció.

Me dejo una lección, a veces pensamos que el tiempo pasa lento, pero realmente todo marcha muy rápido, el día de ayer ya se fue, el de hoy sigue su camino.

Aprendamos, ad ministremos nuestro tiempo, usándolo efectivamente, que cada día sea una fiesta.

Sin mí, nadie hace nada, lo malo es cuando algunos seres humanos se pasan la vida, solo pensando y no ejecutan lo que quieren