Querido Rodrigo:
Vuelvo a encontrarlo en mis pensamientos revoltosos. Pienso, piensa en mi?…
La vedad tenerlo algo lejos me pone a delirar, a repasar cada momento en que lo tuve cerquita, a tocar lugares conquistados solo por sus manos y lengua.
Aún lo recuerdo; Todo comenzó con un tibio beso sabor a vino, sentados en el suelo bajo la luz de aquella lámpara artesanal, apoyada en cajones de fruta. No bastaba más, no necesitábamos más -Ambiente más cálido no he vuelto a pisar-. Horas más tarde, ay!, Solo la luna me acompañará…
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