Un corazón cansado sufre mucho y vive poco. Si en el camino supiste equivocarte está bien, solo así se puede aprender.

Es inevitable alguna equivocación, en los caminos de la vida, es cambio es es absolutamente evitable el dejarse vencer, dejarse apagar en la soledad y morir lentamente.

El sentir culpa envejece la carne y el alma. Los errores propios han de ser una catapulta para aprender de ellos y no volver a repetirlos, aunque lleve mucho más tiempo de lo que pensamos. Mientras haya vida y ganas de vivirla, nada es inalcanzable. Pero si solo existe frustración y amargura, los días se vivirán como si tomáramos sorbo tras sorbo de un veneno letal para el corazón.

Si las lágrimas piden salir, que salgan.

Respira profundo, conecta tus sentidos allá afuera bajo el sol.

Cuando el nudo en la garganta sea insoportable, grita lo más fuerte que puedas.

Deja salir esas ganas de vivir y olvida, es por buena salud.

Andar de reproche en reproche no es bueno para ti, ni para los que te rodean.

¡Vive y has lo que se te cante, princesa!

¡Solo vive!

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