SOÑADOR


Te veo, hombre. Te veo desnudo, desnudo entre la muerte y a lo que llamas vida, desnudo entre mierda bendita y glorioso excremento.

Veo a tus dioses, las mentiras divinas que crees a diario y tu incredulidad al recordar quien los ha hecho deidad, veo tus miembros, tu lujuria y tu fantástico libido, veo tus senos y tus nalgas, veo tu falo y tu matriz, veo esa masa gigante de carne, sangre y secreción a la que llamas cuerpo, ese cúmulo de bagazo humano que te aprisiona y persigue de día y de noche, esa piel que no te deja respirar, esos ojos que sólo ven siete colores, esa boca que sólo pronuncia palabras absurdas, veo tus hediondos perfumes, tus estruendosas sinfonías, veo tus sabores vomitivos y tus burdos gestos, veo cada fibra de tu ser, cada hilo del telar que es tu existencia, telares que cubren y entrelazan todo cuanto existe y existirá, rayos de estambre abismal que rellenan la nada y vacían al ser.

Veo tus pensamientos impuros, tus miserables conceptos, tus ideas estúpidas e impulsivas, tus proyectos inconclusos, tus sueños jamás cumplidos, veo tus esperanzas de alas rotas, tus mentiras, tus asquerosas mentiras ¿Cómo vivir entre tal engaño? ¿Cómo soportar la sola idea de una falacia por aquello a lo que llamas vida? ¿Qué acaso no logras ver lo que frente a ti yace? Abre los ojos, hombre, que en tu vida no serás ciego por siempre, observa todo cuanto he dicho, observa el mundo, observa el cielo y el infierno, siéntete diminuto, insignificante, siente la incertidumbre de no saber si existes entre la maravilla de todo cuanto existe y todo cuanto no, imagina lo aberrante de las posibilidades cuyo número aún no inventas, experimenta cada aguja de telar existencial que atraviesa tu cuerpo al darte cuenta de que no verás ni un destace de esencia universo aun cuando abras los ojos, siente el negro de la nada y compadécete por no ser nadie, deplora tu pasado, tu presente y tu futuro, percibe como de a poco el sentido se te escapa, el propósito que nunca has tenido ni tendrás se va a cada instante, cada vez menos humano, cada vez más viejo, cada vez más muerto.

Y si aquello a lo que llamas vida es un insulto a la hermosura de la cual nunca serás presagio ni consecuencia, acepta la miseria que te regalo hoy y revuélcate en ella como lo has estado haciendo hasta este punto en tu consciencia pero deja ya de escupirle a la muerte.

Muerte, ¡Ay de ti insigne sosiego! ¡Ay de ti descanso beato!

Y pensar que tú manchas con tu arrastre servil lo etéreo del gran todo que acoge, seduce y destruye, esa esencia profunda que en todos recae, ese infinito de discerción ilustre ajeno a todo lo imaginable e imaginado, una densura tan pura, primorosa y colosal que rasgarle significa dejar de ser, dejar de ser el intento de mente pensante que hasta ahora has blasfemado y blasfemarás en lo que quede de tu no-morir, comprende ya que tu existencia nada importa, que eres nadie en la nada y que nunca serás más que un punto negro entre los grises que al universo tiñen, penetra en en tus ideas y despedaza tus entrañas, prende fuego a tu interior y haz de las cenizas una pasta dulce, tibia y fantaseosa que será dada a las fauces de tu ya acabada supresión.

Renace y deja ya de ser hombre, resurge y deja ya de ser, crea y deja que la esencia de universo te atraviese como el prisma dilucidante por el que toda alma cruza, convierte tus pensares, converge tu utopía, descifra la entropía, haz del caos tu madre y padre, compadece al gusano humano que antes fuiste y fúndete con los hilos de éter cuántico que anudan universos y realidades, entremezcla los efluvios irreales de tu fantasía, siente el todo en tu ser, siente la nada en tu ser, siénteme a mí en tu ser, aprecia cómo recorre y empapa cada filamento que ahora te compone, cada filamento con infinitos decantantes esperando explotar en una tormenta de ilusorias realidades que pierden fulgor en cada vida, muerte e individuo que lo atañe.

Mírate, hombre, mírame, hombre. Yo he sido, soy y seré. Tú no eres. Ambos somos. No existimos. Yo soy la sublevación de un sinsaber, tú eres la erudición de lo mundano. Yo tu padre y madre, tú mi primogénito malsano. Yo tu vida y tú mi muerte. Creador y creación. Yo soy el todo, la nada y el ser, tú eres el alma, la mente y el ser.

-¿Existimos?

-Sólo en este sueño de muerte lenta y larga vida. Muerte que vive, vida que mata. Sueño que sueña. Hombre soñando…

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