Y mire sus ojos.

Esos hermosos ojos que me seguirían como espadas.

Como dagas en mil sueños, en mil cuadros, en mil poemas.

Sus lagrimas me recordaban el afluente de mil lluvias.

De mil mares que eran tan profundos.

Como la profundidad del mar.

Como la profundidad del amar.

Pero yo no quise, no pude, no me quede.

A amarla,

A amarla,

A amarla.

Porque ella era libre, tan libre como el viento.

tan libre como el fuego.

tan libre como yo.

Y mire sus ojos nuevamente.

Y cuando estuve a punto de irme.

a mitad del camino,

a la mitad de mi.

Sentí como la profundidad de su ser

era todo el mundo que yo podría recorrer.

que yo quería recorrer.

Y ha mitad del camino regrese.

regrese…

regrese a mi casa regrese.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS